Cruces

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[En el autobús, Paysandú]

—Yo creo que no te entiendo... —empezaba Mirna, mirando a una distraída Elizabeth—. Digo, a ninguna de las dos... pero a ti menos.

Elizabeth despegó sus ojos del camino que recorría el camión y se enfocó en la chica. —¿Por el amor que le tengo a Vladimir?

—No, eso lo entiendo, pasaste tanto tiempo con él; es obvio que lo extrañes...

La pequeña castaña miró a la morena con mucha sorpresa. Estaba hablando bien, tranquila, sin veneno en sus palabras. —¿Entonces?

—Digo, Karla estuvo obsesionada con la idea de quererlo tanto tiempo que al final, cuando ya no lo tuvo, consiguió quererlo. Pero tú...—miró fijamente a la chica más pequeña— lo tuviste tanto tiempo. ¿Nunca se te ocurrió solo lanzarte sobre él? Digo dormían juntos, che.

—Argh, créeme que ganas no me faltaron... pero no lo conoces.

—Claro que lo conozco, más de lo que piensas –sonrió Mirna y luego volvió a enseriarse—era y sigue siendo un chico raro. No le gustan las mismas cosas que a los chicos normales de su edad, y es muy sentimental. Yo intenté seducirlo cuando era bajista...—dijo un tanto orgullosa y volvió a insistir— pero era muy raro.

—¿Ah sí? –dijo Elizabeth sin saber qué decir ante eso. No podía imaginarse a Mirna y ella yendo tras el mismo chico... O quizás sí podía.

—Fue la etapa en que parecía un vagabundo jaja, uñas negras, cabello largo que le tapaba la cara. Amaba su puto bajo más que a nadie en el mundo. Vestía de gris, con camisas de roquero. Quizás por la banda en la que estaba.

—Sí, su etapa de ermitaño –rememoró Elizabeth.

—Ah ¿conoces la historia?

—Algo así...

—Bueno, eso ayuda mucho. Durante su tiempo en esa banda nosotras lo conocimos. Fue la primera vez que vi a Karla realmente rogarle a un chico –la mente de Mirna divagó un poco, interesando cada vez más a Elizabeth—. Él no era para nada atractivo, pero era guapo, bajo toda esa oscuridad... creo que eso le agradó a la blanquita.

—¿La imposibilidad?

—La oportunidad de reformarlo y hacerlo una persona de bien, jaja. El tipo no estaba interesado en ella... Ever un tanto.

—¿Qué? –interrumpió ante la mención del rubio.

—Ellos... al final de cuenta somos blancos, ellos más tiempo que yo. Mi padre perdió mucho dinero cuando era muy pequeña. Estoy segura que si Ever hubiese seguido los pasos de su padre... tendría a Karla a sus pies como ahora Cristian la tiene. Y a muchas otras más.

—El soltero más codiciado entre los blancos.

—Así es... Pero Vladimir –retomó el tema principal— no tenía nada, y aun así la conquistó. A su estrafalario modo.

—Luego ella no quiso nada y le rompió el corazón –inquirió Elizabeth, sabiendo como terminaba esa historia.

Mirna sonrió y luego negó con su cabeza. —No quiso por razones diferentes a las que piensas... Ella no podía. Su familia le exigía tener un romance que salvara su status...El de toda su familia. Se obligó a no querer a Maldonado.

Elizabeth se quedó callada, no podía creer esto.

—y bueno, en un mundo movido por el dinero, el amor no tiene presencia. Debo admitir que yo también pensé que Ve era un donnadie queriendo aprovecharse de ella, pero bueno, Karla nunca pudo sacarse a Maldonado de su corazón pero ella... tenía otras cosas en que pensar.

Zenit II: Promesas/decepciones.Where stories live. Discover now