[Mañana siguiente]
El sol en el horizonte empezaba su gran alzamiento hacia el zenit, mientras dos chicos remaban fuertemente contra la corriente del río. Ever sonreía ante el esfuerzo de su acompañante. Elizabeth nunca fue tan fuerte como aparentaba, pero su debilidad a veces era una enorme farsa.
—Me gustas...
—Tú –jadeó—también... me gustas.
—No –Ever se pegó a la chica, forzándola a dejar de remar—, realmente me gustas.
—Sí, ya entendí –declaró cansada, pero con una linda sonrisa. El pequeño bote era arrastrado por la corriente.
—Hoy habrá una reunión de blancos, he hablado con mi padre... te quiero conmigo, te haré intocable.
—¿Qué carajos significa eso?
Ever sonrió ante la impaciencia de su compañera. Miró a la orilla donde la familia completa se encontraba asoleándose junto con Bruno y Alejandra.
—Significa lo que significa. Nadie, de nosotros, puede tocarte. Tu nombre estará en la lista, serás nuestra protegida... no te van a hacer daño jamás.
—¿Hablas del pozo?
—Exacto, ya no aparecerás en ningún pozo.
—Creí que me habían borrado.
—Ellos te borraron cuando saliste conmigo, pero no eras intocable...
—¿Qué debo hacer?
—Besarme... y dejar que los blancos trabajen.
Elizabeth empezó a reírse. Se acercó al chico y le asestó un tierno beso. —¿Tienes que ir a la reunión entonces?
El rubio asintió mientras golpeaba con sus labios la mejilla de su compañera de bote. Elizabeth sonrió al sentir los cálidos besos de su novio. Ever volvió a tomar los remos y con una mirada ordenó a la chica empezar a remar de nuevo.
Por un momento, remando hacia la orilla, sus pensamientos se dirigieron a Vladimir. Podía ver a su familia y amigos más cercanos y Vladimir era el único que faltaba en esta bella ecuación. Y ahora siempre iba a faltar.
—Tengo miedo de no volver a verlo... —dijo en un susurro, tomándose la cara para evitar que sus lágrimas se notaran.
Ever paró de remar y abrazó a la castaña. —Yo también me iré.
—Eso no me anima, torpe –le golpeó el hombro, pero aceptó de nuevo su abrazo.
—Jaja, lo siento.
[En el centro de Bella Unión, por la tarde]
—¿Es más grande que el centro de Pay?
—Uhm, no sé, tiene un toque raro...
Max y Joao caminaban por un parque en el centro de Bella Unión, sin nada más que un par de tenis, una bermuda y una camisa ligera. Ambos traían un helado en sus manos, como turistas en una nueva ciudad.
Se notaba la diferencia de estatura y volumen muscular de ambos. Mientras uno era un clásico extremo, delgado, con músculos alargados y pequeños, el otro poseía unos brazos fuertes, y un par de piernas igual de gruesas. Un 9 de poder.
—¿Y?
—¿Qué?
—No dirás nada de mi nivel... --dijo orgulloso Joao.
—Está bien—respondió con una leve mueca Max, lamiendo su helado.
—Oye, ustedes me querían banquear... --reclamó el chico de tez morena.
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Zenit II: Promesas/decepciones.
Teen FictionElizabeth es una pequeña chica campirana viviendo en una ciudad que ella detesta. Su único apoyo desde que está en esta situación es un joven futbolista de 16 años conocido como 'Ve', un amado e idolatrado chico de la ciudad. Pero todo eso cambiará...