Hola, mi nombre es Jacob Rellix. Tengo quince años. Estudio en un instituto concertado. Mi familia tiene fábricas de dulces por todo el mundo, lo que nos hace increíblemente ricos. Mi vida es genial. Al ser hijo único, estoy consentido. Nunca me han dicho que no a nada, excepto a salir de fiesta.
Acabo de llegar a mi casa del colegio. Mañana es mi cumpleaños, y hoy a la hora de comer mis padres me darán una sorpresa.
Entré en el salón. La mesa estaba puesta. Dejé la mochila en el suelo y me senté en un lado de nuestra pequeña mesa familiar.
Tardaron cinco minutos en aparecer. Los saludé con una sonrisa. Ambos parecían contentos. Se sentaron y comenzaron el almuerzo.
-¿Qué tal en el instituto cielo?
-Genial. Me han dado el examen de mates, tengo un ocho.
-Eso es fantástico. -Me dijo papá.
-Hijo, tenemos que darte una noticia. Sobre tu regalo de cumpleaños... te va a encantar.
-¿Qué va a ser? -Pregunté emocionado.
-Desde los ocho años llevas queriendo una hermanita. Así que...
-¿¡ESTAS EMBARAZADA!? -La interrumpí.
-¡NOOOO! Vamos a adoptarla.
-Eso tiene más sentido. ¿De dónde va a ser? ¿Cuántos años tiene? ¿Iremos al mismo insti? Dios, no puedo creerlo.
Mis padres se rieron.
-Tiene quince años. Es japonesa. Ya sabes que tu padre siempre ha querido poner una fábrica de chocolate allí.
-¿Cómo se llama?
-Natsuki, que significa luna de verano. -Respondió mi padre.
-Veo que tu japonés ha mejorado papá.
-Debes ser simpático con ella. Sabe hablar nuestro idioma, pero le cuesta. Así que tu padre le hablará en japonés de vez en cuando.
-¿Y cómo es?
-Bueno, cuando fuimos a verla, tenía el pelo lila. -Declaró mi madre. -Parecía tímida pero inteligente. En su colegio iba a ajedrez. Es bastante simpática y educada. Os llevaréis bien.
-Estoy ansioso por conocerla.
-Espera hasta mañana querido.
En cuanto acabamos de comer me vestí y corrí a mis clases de natación.
Al llegar a la piscina, mi mejor amigo Brais me esperaba. Él siempre viene a verme entrenar, y cuando termino, voy a verlo a entrenar a él, que practica fútbol. Somos amigos desde la guardería y siempre hemos ido al mismo colegio. Su padre trabaja en un banco y su madre tiene un programa de cocina.
Después de nuestros entrenamientos, volvimos juntos a casa. Yo vivo a dos casas de la suya. Cada vez que alguno hace una fiesta compartimos la comida.
Iba a contarle lo de mi hermana, pero quiero que sea una sorpresa.
Me costó mucho quedarme dormido. Mañana sábado, tendría que madrugar para ir a recoger a Natsuki. Y estaba de lo más emocionado.
Las seis de la mañana. ¡LAS SEIS! No me levanto tan temprano ni para ir al instituto. Mis padres y yo nos dimos prisa para salir a las siete menos cuarto hacia el aeropuerto.
De camino, me dieron una bolsa y gafas nuevas para la piscina. Se lo agradecí enormemente.
Finalmente, entramos. Quedaba media hora para que ella llegase. Teníamos un cartel con su nombre escrito en japonés y debajo en sueco e inglés.
Veinte minutos. Estaba tan nervioso que tuve que ir al baño a lavarme la cara.
Diez minutos. Fui a por algo de comida porque sentía un vacío enorme y mariposas... no, mamuts en mi estómago.
Por fin. El avión llegó y los pasajeros comenzaron a desenvarcar. Entonces, unos ojos rasgados y un pelo liso lila apareció entre la multitud. Mi padre agitó las manos y gritó su nombre. La chica corrió hacia él y lo abrazó. Después hizo lo mismo con mi madre. Ante mí se inclinó.
-Madre, padre, hermano, es un placer y un honor estar con vosotros.
-No tienes que ser tan formal Natsuki. -Le recordó papá. -Él es tu hermano, Jacob.
-Encantada. -Extendió la mano.
La aparté y la abracé.
-Me alegro mucho de poder abrazar a mi hermana.
Me alejé. Ella estaba sonrojada y boquiabierta. No entendí su reacción, ahora éramos hermanos.
Mi padre fue a por su maleta. Luego nos dirigimos todos al todo terreno de mis padres para volver a casa.
-Natsuki, ¿tienes hambre? -Le preguntó mi madre.
-No, muchas gracias señorita Rellix.
-Querida, llámame mamá.
-De acuerdo, mamá.
Se notaba que le costaba relacionarse de esa forma con nosotros.
En cuanto llegamos a casa le hice un tour por ella, mientra papá dejaba sus cosas en la habitación y mamá comenzaba a hacer la comida.
Llegamos a su habitación. Sus ojos se abrieron.
-No creo que necesite tanto espacio.
-Nos sentiríamos honrados si aceptaras dormir aquí.
-Es que en el orfanato no tenía una habitación tan grande.
-Pues vete acostumbrándote a esto. Ahora tienes un padre, una madre y un hermanito.
Salí de la habitación y entré en la mía, que estaba justo en frente.
Ordené mi habitación e hice los deberes mientras no era hora de comer.
Bajé a las dos. En la mesa estaba mi padre hablando con Natsuki. Me senté al lado de él y mi madre sirvió la comida. A mi hermana se le escapó una expresión en japonés, que luego corrigió. Papá y yo nos reímos y mamá le frotó la espalda.
Tuvimos un genial día en familia. Conocí un poco más a Natsuki y le compramos el material para que empezase el lunes el colegio.
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Mi hermanastra
Teen FictionJacob, el único hijo de una de las familias más prestigiosas de Suecia. Sus padres deciden adoptar a una niña por su cumpleaños. Él no sabrá como reaccionar a una serie de circunstancias que acabarán con su felicidad.