El instituto estaba a cinco minutos de casa caminando rápido. Fui a despertar a Natsuki a las siete, ya que empezábamos las clases a las ocho y media.
Peté en su puerta y la abrí ligeramente.
-Natsuki, despierta. Tenemos que ir a clase.
Vi como se sentaba en la cama y se ponía las zapatillas que le habíamos comprado.
-Voy a vestirme, luego te veo en el desayuno.
Me puse el uniforme. La verdad es que no me gusta nada. Consta de unos pantalones negros, una camisa blanca y una chaqueta roja. El las chicas es igual, la única diferencia es que aparte de unos pantalones, también pueden escoger la opción de falda.
Bajé a desayunar. Me encontré a la sirvienta calentando mi habitual bol de cereales. La saludé como todas las mañanas. Después de mí llegó Natsuki. Su pelo morado estaba suelto y perfectamente alisado. Llevaba unas medias negras con la falda del mismo color, y unos botines rojos. No se había maquillado.
-Buenos días. -Saludó.
-Buenos días Natsuki. Ella es Sara, nos hace el desayuno, la comida y la cena. Mamá y papá se han ido a trabajar y solo vienen a comer y cenar.
-Es un placer conocerla señorita.
-El placer es mio. -Le correspondió mi hermana.
Se tomó un zumo de naranja y tres tortitas. Yo solo leche con cereales.
Subimos a lavarnos los dientes y hacer nuestras camas. Después nos fuimos andando.
Yo intentaba hablar con ella... algo de lo más complicado. Era muy tímida y le costaba hablar. Así que pensé que charlar sobre clase sería más fácil.
-Por cierto, iremos a la misma clase.
-Eso es genial, así me ayudarás a relacionarme. -Contestó.
-Ahora a primera tenemos mates.
-De acuerdo. Necesito que me pases un horario.
-Lo haré cuando volvamos a casa. ¿Has traído la ropa para gimnasia?
-Sí.
-A, otra cosa, como en tu antiguo colegio ibas a ajedrez, papá te ha apuntado también aquí.
-¡Muchas gracias! -Me abrazó.
-Lo tienes los martes y jueves a las tres y media.
Cuando pusimos un pié en el recinto escolar todos nos miraron. Entonces caí en que nadie sabía que ella era mi hermana.
Vi a Brais acercarse corriendo a nosotros.
-Tío, tu novia es guapísima.
-Es mi hermana.
La miró otra vez.
-Cierto, mi padre me dijo que ibais a adoptar una. Pues déjame decirte que está como un tren.
Lo miré mal. Llegamos los tres a clase. La profesora la presentó como mi hermana y la sentó cerca de mí para poder explicarle lo que no entendiese.
Después de las dos primeras horas llegó el recreo.
Bajé con mis amigos y nos pusimos a hablar. Me fijé que Natsuki estaba sola en una esquina, así que me acerqué a ella y le pedí que viniese con mis amigos. Aceptó con una sonrisa. Ellos se presentaron. Unas chicas se nos acercaron y se llevaron a Natsuki emocionadas. Las conocía muy bien. Cuando salimos solemos quedar también con ellas. Seguro que a Natsuki le agradarían.
Volvimos a clase. Después de ésta teníamos educación física, por lo que tan solo duraba cuarenta minutos.
Bajamos al pabellón. Las chicas entraron al vestuario. Todos salimos con el chándal del colegio.
Comenzamos la clase con calma. El profesor no estaba, por lo que el suplente que todos adorábamos nos dejó jugar a lo que quisiéramos. Natsuki se fue con unas chicas para hacer voleibol, mientras que otras entraban en el baño para usar el móvil. Algunos de mis amigos subieron a las gradas para verlas jugar. Yo opté por ir a hablar con él suplente.
El resto del día escolar se pasó volando. Natsuki volvía con el pelo mojado. Seguro que mamá le reñía.
Comí rápido y subí para ponerme un chándal. A las cuatro y media tenía que ir a la piscina, y antes quería hacer los deberes. Dejé la puerta abierta mientras los hacía. Entonces me encontré con física y química. Me ataqué en una cuenta. No era capaz de resolverla.
-¿Te ayudo?
Natsuki había aparecido y me miraba desde el marco de la puerta.
-Por favor. -Le pedí.
Miró la cuenta y me explicó que había hecho algo mal. En cuanto lo vi, supe qué hacer.
-Gracias Nat.
-¿Nat? -Preguntó sin comprender.
-Es un apodo cariñoso. Si no te gusta puedo cambiarlo, o llamarte por tu nombre normal.
-No, no importa. Me gusta Nat. Por cierto, ¿a dónde vas después?
-Tengo entrenamiento de natación. -Le contesté mientras preparaba la mochila.
-¿Puedo ir contigo?
Me giré. Ya no llevaba el uniforme. Ahora lucía unos pantalones largos rojos, los mismos botines y una sudadera azul.
-No te ofendas, pero seguro que te aburrirás.
-Por favor Jacob. Es que ya he terminado los deberes, he recogido la habitación y he guardado la ropa que traje y también la que me regalasteis.
-Todo eso... ¿en media hora?
Asintió. Madre mía, estaba estupefacto. Sin duda tiene que calmarse un poco.
-Vale, puedes venir. También vendrá Brais, es mi mejor amigo.
-Es muy simpático. Un poco atrevido, pero muy simpático.
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Mi hermanastra
Teen FictionJacob, el único hijo de una de las familias más prestigiosas de Suecia. Sus padres deciden adoptar a una niña por su cumpleaños. Él no sabrá como reaccionar a una serie de circunstancias que acabarán con su felicidad.