Llevábamos una semana de vacaciones. Yo me dedicaba a jugar, salir, comer y dormir. No tenía preocupaciones. Las notas habían sido buenas y los deberes estaban hechos.
Todo era de color de rosa... hasta que vi a Natsuki prepararse para salir. Al principio me enfadé, porque pensaba que saldría con Nícolas, pero después pude fijarme en que se ponía ropa de deporte. Unas mallas y una sudadera con capucha negras. Se estaba haciendo una trenza de lado cuando entré en su habitación.
-¿A dónde vas?
-A patrullar el instituto.
-¿Qué?
Yo nunca hice eso. Nadie me había dicho jamás algo semejante.
-Sí. Al parecer, en las vacaciones, los otros institutos se hacen bromas entre ellos. La semana pasada, justo después de que nos diesen las notas, apareció un grafiti y en la pared del patio.
-No sabía que se hacían estas cosas.
-Yo me enteré por Nícolas, que me pidió que patrullase con él.
una pequeña y casi imperceptible luz se encendió dentro de mi cabeza.
-Espera. Entonces vais a estar tú y él, ¿o va alguien más?
-Van otras cinco personas, aunque no sé quién. ¿Te apuntas?
Me vestí a tal velocidad, que Flash a mi lado era un caracol.
Tomamos el camino de siempre para llegar al colegio. Debo admitir que estaba un poco nervioso. Era la primera vez que hacía esto, y tenía que estar con Nícolas. El día iba a ser muy largo. Natsuki, me contó que debíamos estar allí hasta media noche. Mamá y papá ya estaban enterados, y solo accedieron con la condición de que a las doce y cinco estuviésemos en casa, por lo que tendríamos que volver casi corriendo.
Llegamos al lugar acoradado. Allí estaban nueve personas que apenas conocía, ya que eran de 4ºB, y yo estaba en C.
Las priemras horas transcurrieron con tranquilidad. Natsuki y yo vigilábamos el patio, así que podía mantenerla alejada de ese bicho al que llamaba novio. Dentro de un rato, los que dirigían la viglancia, irían a por comida para todos. Estaba un poco aburrido, Nat no se estaba quieta. Caminaba de una punta del patio a otra, siempre alerta. Mientras que yo, me dedicaba a mirar mi móvil, sentado en uno de los bancos.
Mientras miraba mi insta, encontré una foto muy graciosa, por lo que quise enseñársela a Nat. Me giré para llamarla... pero no la vi. Preocupado, la busqué por los alrededores. Me acerqué a los cuatro árboles que hay cerca de la puerta de entrada al centro; entonces vi una mano enorme apoyada en uno de los árboles. Seguí avanzando, y pude presenciar el apa... digo, el asqueroso beso que mi hermana y Nícolas compartían. rápidamente los separé.
-¿Cómo te atreves a besar a mi hermana conmigo aquí? -Pregunté airado.
-Jacob, hace unos segundos, tú no estabas aquí. -Me recordó Natsuki.
-Tiene razón, tío. Además, ella es mi novia.
-Me da igual. ¿No habíamos venido aquí para patrullar?
-Pero si estabas con el móvil. -Comentó Nat.
La miré mal.
-¿Pero tú de qué lado estás? -Le susurré.
Ella me iba a contestar, cuando escuchamos un ruido. No giramos y vemos que hay dos chicos acercándose a la pared. Uno lleva unos botes de pintura y el otro dos mascarillas.
Los tres nos acercamos confiados. Nícolas les saca los botes de pintura y yo los empujo, tirándolos al suelo. Durante el proceso ellos protestan, pero no les hacemos caso.
-Ahora, es cuando os damos la paliza de vuestras vidas. -Les dice Nícolas.
-Di lo hacéis... nosotros llamaremos a los demás.
-Entonces nosotros responderemos igual. -Contesta Natsuki.
Los dos chicos reparan en ella. Se miraron entre ellos y se levantaron. Era difícil adivinar sus intenciones con la cara que ponían.
-Parece que hay un cerebro entre los músculos. -Se dirigió el más delgado de los chicos a Nat.
-Sí, y es toda una belleza. -Informó el otro.
Nícolas y yo, enfadados, nos colocamos más cerca de Nat, medio tapándola.
-Largaos de aquí. -Siseamos los dos.
Los chicos no dijeron nada, tan solo se giraron y se largaron. Miramos a Natsuki. Sonreía maliciosa.
-¿Por qué nos miras así? -Pregunté.
-Por nada, es que me encanta tener a dos perritos guardianes a mi disposición.
Nícolas me leyó la mente, porque cogió a mi hermana en brazos y me gritó que le hiciese cosquillas. Obviamente, yo no le dije que no. Ella empezó a reírse a carcajadas y revolverse entre los brazos de Nícolas.
Pasó un rato y los de C trajeron las pizzas. Repartieron una caja para cuatro personas. Nícolas, Natsuki, otro chico y yo nos fuimos al sitio de antes.
Tengo que admitir, que Nícolas empezaba a caerme mejor, por eso nos incomodaba la presencia de él otro chico. No paraba de hablar con Natsuki.
-Chicos, ¿de qué os conocéis? -Intenté sonar despreocupado, pero creo que mi actuación se quedó corta.
-Él es un compañero de ajedrez. -Respondió Natsuki.
Eso me resultaba familiar. Hace unos años, conocí a una chica en natación. Quedábamos pata ir a nadar juntos, incluso en horas libres. Sin darme cuenta, comencé a enamorarme de ella. El día que iba a pedirle salir, Brais me enseñó una foto de ella besándose con otro chico. Eso me enseñó a entender que "solo amigos" es temporal.
Se hicieron las doce. Otro grupo de estudiantes nos relevó y nosotros nos marchamos a casa. Nícolas nos acompañó, mientras que don compañero de ajedrez, se despidió de Natsuki con abrazo.
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Mi hermanastra
Teen FictionJacob, el único hijo de una de las familias más prestigiosas de Suecia. Sus padres deciden adoptar a una niña por su cumpleaños. Él no sabrá como reaccionar a una serie de circunstancias que acabarán con su felicidad.