Más bueno, menos malo

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Narra Jacob.

Nat volvió a casa. Parecía triste y pude notar que le faltaba algo, aunque no sé el qué.

-Hola Nat.

-Hola. -Fue más un suspiro que un saludo.

Subió corriendo a su habitación. Pensé en ir a preguntarle, pero deduje que no era el momento.

Fui a la cocina. Mamá y papá llegarían en una hora más o menos, así que pensaba ayudar a preparar la cena. Sara se ponía muy contenta cuando la ayudaba, supongo que porque así podía irse antes o porque le gustaba que la mimasen un poco.

Llegaron mamá y papá. Nos sentamos a la mesa y esperamos la llegada de Nat, cosa que no sucedió. Mamá decidió subir a ver qué sucedía.

Narra Natsuki.

Estaba tumbada en la cama escuchando música. No quería hacer nada, solo tranquilizarme e intentar olvidar absolutamente todo el día de hoy.

Vi que mi puerta se habría y que mamá entraba. Encendí la luz y me incorporé. Posé los cascos en la mesilla y mamá se sentó en el borde de la cama.

-Cielo, ¿acaso te encuentras mal? -iba a responder cuando me cortó- Antes de que digas nada, recuerda que sabré si me estás mintiendo.

-Mamá, me siento vacía.

-Tu cambio radical ya me ha avisado de eso. Si quieres mi consejo, deberías pasar más tiempo con tu hermano.

-¿Y por qué iba a ayudarme eso?

-Él te quiere mucho, y le preocupa verte así. Estoy segura de que si pasáis más tiempo juntos, volverás a verlo todo de color lila.

-Espero que tengas razón.

Nos abrazamos y bajé con ella a cenar.

Papá flipó un poco al ver mi peinado.

Narra Jacob.

Papá flipó muchísimo al ver a Nat... y no me extrañaba.

Cenamos con tranquilidad y charlando. Nuestros padres nos contaron que este jueves se marchaban y volvían el sábado por la noche o el domingo por la mañana. Al decirlo, Nat me miró seria. Yo esquivé sus ojos, no con mucho éxito, porque carraspeó.

Al terminar, pasamos un rato en familia viendo la televisión. No sé por qué, pero ella se sentó a mi lado y se acomodó sobre mí. Quise ser cariñoso,  así que le pasé la mano por la cintura y la acurruqué.

Se hicieron las nueve. Todos subimos a ponernos los pijamas. Nat me preguntó si podía quedarse en mi habitación mientras yo me ponía el mío. Le dije que no, pero que cuando acabase la avisaría.

Me preguntaba la razón por la que estaba tan cariñosa conmigo, teniendo en cuenta que esta mañana estaba enfadada con el mundo. Pensé en preguntarle, pero me di cuenta de que si lo hacía, podría volver a estar mal.

Fui a su habitación. Estaba cepillándose el pelo. Me miró, dejó el peine y corrió hacia a mí. Me dio un fuerte abrazo que casi me deja sin respiración. Se lo devolví y la miré preocupado. Ella levantó la cabeza, así que yo disimulé con una sonrisa.

-Quiero pedirte consejo. -Me dijo.

-No se me da muy bien, pero puedo intentarlo.

-Vale. Si a ti te gusta una chica, pero luego aparece otra que te hace sentir cosas, pero hay una tercera que sabes que siempre estará... ¿A cuál elegirías?

Me quedé impactado... a mi hermana le atraían tres chicos... ¡Y YO NO LO SABÍA!

-B-bueno, la verdad es que yo escogería a la que más me gustase.

-Pero de las tres, hay una que no gusta demasiado, pero sientes cosas. Y las otras dos son extrañas.

-En ese caso... las tres.

Me dio una bofetada, de la que me quejé sonoramente.

-¡No seas mujeriego! No puedo salir con tres chicos a la vez... ¡NI TU CON TRES CHICAS!

-De acuerdo, solo bromeaba. Bruta. Si no te decides, prueba a ver cuál es mejor para ti.

-Ninguno de ellos. -Afirmó sin siquiera pensarlo.

-Bueno, entonces el que está más tiempo contigo.

-Más o menos uno.

-Entonces decídete por ese.

-Tiene novia.

-Vale, pues ya tenemos a uno descartado. Yo creo que el segundo que esté más tiempo contigo.

-Es que creo que me odia.

-¡Soy malo dando consejos y tu enamorándote!

-¿¡Y qué quieres que le haga!?

Me quedé pensativo.

-¿Estás segura de que estás enamorada?

Me miró extrañada.

-¿A qué te refieres?

-Quizá sientas seguridad a su lado o amistad. Puede que tan solo estés confundida. Deberías pensarlo.

-De acuerdo. Gracias hermanito. -Me abrazó por el  cuello y me posó sus labios en los míos.

Cuando se apartó la miré perplejo.

-¿Po-por qué has hecho eso?

-Era mi forma de darte las gracias. Además, somos hermanos, ¿qué más da?

-Supongo que tienes razón.

Me marché a mi habitación sintiéndome raro. No podía evitar pensar lo bien que sabían sus labios, y eso me hacía sentir mal, ya que Laura era mi novia y su mejor amiga. Supo go que yo también estoy un poco confundido.

Mi hermanastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora