El domingo por fin llegó. Me desperté y fui a ver a Natsuki, que se había quedado a dormir. Tenía la habitación de invitados más grande, a pesar de que ella me había jurado que el suelo y una manta eran suficientes.
Se hicieron las doce cuando sonó el timbre con la salvación. El repartidor traía la bicicleta, solo tenía que firmar y listo. La metí dentro de casa para después correr a despertar a la chica. Por la emoción olvidé petar, así que abrí de golpe.
-¡NAT LA BICI A ESTÁ... aquí.
Estaba destapada, con solo la ropa interior de abajo. Se frotó los ojos y me miró. Ambos nos sonrojamos. Se tapó rápidamente con las sábanas; yo salí del cuarto. Unos minutos después, ella estaba a mi lado, observando la bicicleta, sin hablar ni mirarme. Al final, decidí decir algo.
-¿Qué te parece?
-No notará la diferencia.
Era muy seca.
-Oye, lo siento. No volveré a entrar sin petar. No he sido educado. Por favor, perdóname.
-No pasa nada. La próxima vez intentaré dormir más... abrigada.
Decidimos subir a cambiarnos. Yo preparé el desayuno para los dos, algo que enfadó a Nat. Como ya era bastante tarde, llamó a casa para avisar de que se quedaría. Estuvimos toda la tarde hablando, riendo e incluso hubo un momento en el que salimos a corretear por el jardín.
Se hicieron las cinco, así que decidió volver a casa. No quiso que la acompañase y después de lo de ayer... digamos que sabía que no era necesario.
Pasé el resto del día solo, dándole vueltas a qué pasaría con Nícolas. La verdad es que estaba un poco preocupado por su venganza. Salí a dar una vuelta para aclararme e intentar olvidar todo eso.
Mientras caminaba por las calles recibí un mensaje. El número era de Nícolas, lo que me sorprendió.
Hola Andrew
Cómo conseguiste
mi número?Digamos que el
móvil de Nat no tiene
contraseñaQué necesitas tío?
Ven a la piscina a
las sietePor qué?
Ya lo verás
Llamé a Natsuki y le conté todo lo que había hablado con su hermano. Ella me dijo que estaría vigilando la situación. Es vergonzoso decir que eso me hacía sentir seguro.
Entré en el sitio a buscar a Jacob. Estaba en el bar, en la entrada para ser exacto. Me acerqué a él. Ambos caminamos sin decir una palabra hasta la entrada del edificio. Caminamos un poco más hasta que me di cuenta de que no había nadie cerca.
-Sé que Natsuki salió a la fiesta contigo. También que te ayudó con Nícolas la noche que la policía fue tu casa y que te dejó mi bicicleta.
-Oye si esto es por la bicicleta lo siento pero fue Nícolas.
-Te iba a decir que gracias por limpiarla -mi suerte mejora por momentos-. Aunque la verdad es que tu sabes más cosas que yo sobre mí hermana y querría que ayudaras a entenderla.
-Eso es algo bastante complicado. Natsuki no es como las demás chicas.
-Por eso mismo quiero que me ayudes a entenderla.
-Eso tienes que aprender tu solo. Habla con ella, haced cosas de hermanos y todo eso. No sé, transmítele confianza.
-Es difícil.
-Pues esfuérzate en conseguirlo.
Me di la vuelta y me largué. Al girar la esquina alguien me abrazó por la espalda.
-Gracias.
Me giré, luego comencé a acariciarle la cabeza. Adoraba a Natsuki, casi tanto como a mi madre.
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Capítulo corto pero muy importante para entender cómo se desarrollará el resto de la historia.
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Mi hermanastra
Teen FictionJacob, el único hijo de una de las familias más prestigiosas de Suecia. Sus padres deciden adoptar a una niña por su cumpleaños. Él no sabrá como reaccionar a una serie de circunstancias que acabarán con su felicidad.