Seguí probando todo lo que mis padres tenían. Cuando me di cuenta de que eran las dos y de que ya no podía mantenerme en pie, caminé hasta la escalera.
En el momento que pisé el primer peldaño me caí. Percibí como una luz borrosa se encendía y alguien bajaba corriendo.
-O dios mío, Jacob.
Puso uno de mis brazos sobre sus hombros. Me ayudó a subir y me metió en mi baño. Allí vomité mientras ella mojaba una toalla y me sujetaba la cabeza con ella.
Pronto me sentí mejor. Me lavé las manos, los dientes y la cara. Natsuki estaba sentada en mi cama. Al verme aparecer, corrió hacia mí. Me sujetó y me llevó hasta la cama.
Me tumbé y ella me tapó.
-Me llevó tu móvil para despertarme con la alarma. Mañana ya me encargaré yo de despertarte.
Antes de marcharse me dio un beso en la frente.
Una luz me despertó. La persiana estaba subida y Natsuki a mi lado. Me obligó a levantarme. Bajé al salón. Ella ya estaba allí. Sara me había hecho un zumo de naranja y Natsuki escondió unas pastillas debajo de mi servilleta. Era evidente que lo tenía todo pensado.
Caminamos a clase. El día se me hizo larguísimo. Sentía sueño, náuseas y una extraña sensación de calor. Le conté todo a Brais, que me dio un cachete por beber sin él. Los profesores, dos para ser exactos, me preguntaron qué me sucedía (les dije que no había dormido bien y que el desayuno me sentó mal) y una chica me guiñó un ojo. Puede que esto no tuviera nada que ver con la resaca, pero disfruté mucho cuando se lo restregué a Brais por la cara.
¡Al fin acabó este suplicio! Volvimos a casa con calma. Le dije a Sara que no iba a comer y subí a dormir a mi habitación.
Al despertar, Nat estaba en su habitación. Parecía que estudiaba.
-Nat. -La llamé.
Vino rápido hacia mí.
-¿Te encuentras mejor?
-Me duele la cabeza.
-Es normal.
-Por cierto. ¿Qué tal tu primera clase de ajedrez?
-Fantástica.
-Otra cosa, Brais me ha dicho que sus padres le han dado permiso para venir a dormir hoy. Así que te agradecería que me ayudase a preparar la habitación de invitados.
Por alguna extraña razón, Nat abrió mucho los ojos. No entendí por qué.
Mientras Sara preparaba la cena para los tres, nosotros limpiamos nuestras habitaciones y la de invitados le hicimos la cama.
Brais llegó justo cuando Sara salía por la puerta. Teníamos una deliciosa pizza casera, que no tardamos en devorar.
Mientras Natsuki iba a prepararse a su habitación, Brais y yo entramos en mi habitación y cerramos con llave. Éste sacó una botella de vodka y otra de licor de su mochila.
-¿Estás recuperado de ayer? -Me preguntó.
-Para esto, me recupero en medio segundo.
Comenzamos con la botella de licor. No la pudimos terminar porque Natsuki petó y le tuve que abrir. Al ver las botellas... nos dio una bofetada, a cada uno. Luego cogió las botellas y desapareció por la puerta.
Brais y yo la seguimos. No estábamos del todo borrachos, solo un pelín. Nos metimos en su habitación y Brais cerró la puerta con llave, aunque no sé por qué.
Nat se dio la vuelta asustada.
-Sois idiotas. Tu ayer apenas te mantenías en pié, y la mejor solución es repetir hoy. ¡Quiero que salgáis de aquí!
Brais la empujó contra la pared y a ella se le cayeron las botellas al suelo, que astillaron, pero no rompieron. Le agarró la manos y la besó. Yo no supe cómo reaccionar. Me acerqué a ellos y vi como Brais le hacía un chupón. Yo me puse del otro lado le metí la mano por la camiseta. Nat gritó y nos empujó a los dos.
-Dejazme en paz.
Corrió hacia la puerta, pero Brais tenía la llave. Algo me hizo sonreír, aunque no sé el qué.
-Vamos Nat -No sé lo que decía -, déjanos acercarnos.
Natsuki se cayó al suelo y empezó a llorar. Se abrazaba el cuerpo. Brais fue sonriente. Yo no supe que hacer, y me senté en su cama. Brais se dio la vuelta y me miró.
-Tío, Natsuki nos está pidiendo a gritos que...
-Vámonos. -Le dije a Brais.
-¿Qué? Pero...
-Larguémonos.
Le saqué la llave, aparté a mi hermana y Brais y yo salimos de la habitación. Brais se fue a dormir a su habitación y yo a la mía.
Me di cuenta de que la alarma no había sonado. Bajé a la cocina y vi que eran las diez. Fui a mirar a las otras habitaciones y vi que Natsuki no estaba y que Brais seguía durmiendo tranquilamente.
Al ver a Sara en el jardín extendiendo la ropa casi lloro.
-¡Sara! ¿¡POR QUÉ NO ME HAS DESPERTADO!?
-Tu hermana me dijo que os dejase dormir porque tú y Brais estabais malos.
Vi la oportunidad resplandecer en las palabras.
-Cierto, pero es que me encontraba mejor y no recordaba eso.
-No te preocupes. Llamé al colegio para decir que no podríais ir. También puse al corriente a los padres de Brais.
-Sara, eres la mejor. Me voy a por una pastilla.
Vi a Brais ya en la cocina con unas aspirinas en la mano. Yo le copié. Subimos a mi habitación y hablamos de lo de ayer. Quedamos en pedirle perdón a Nat en cuanto llegase.
Limpiamos las habitaciones y recogimos las cosas.
Pronto se hicieron las dos y media. Natsuki entró por la puerta, cabizbaja. Su pelo estaba suelto y llevaba una bufanda.
Brais y yo la miramos e intentamos hablar con ella... no lo conseguimos. Cada vez que nos acercábamos se alejaba. Iba a ser difícil disculparse.
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Mi hermanastra
Teen FictionJacob, el único hijo de una de las familias más prestigiosas de Suecia. Sus padres deciden adoptar a una niña por su cumpleaños. Él no sabrá como reaccionar a una serie de circunstancias que acabarán con su felicidad.