Subí corriendo al cuarto de Nat. Ella estaba sentada en la cama, mirándome.
Me acerqué a gritarle. Ahora lo único que quería era eso. ¿Cómo se atrevía a llegar tan tarde y con ese? Me repugnava.
-Jacob, antes de que digas nad...
-Cállate -le ordené-. No deberías estar con ese idiota. ¿Sabes cuántas cosas ha hecho? Y no me digas que sí, porque no tienes ni idea -empecé a dar vueltas por la habitación, frotando mis manos-. Simplemente no puedo creerlo. Parece que lo único que queréis todos es lastimarme. Me siento un idiota.
La miré. Sus ojos estaban acuosos y sus labios temblaban. Aparté la vista, porque si seguía así iría a abrazarla. Entonces, siento como unos brazos rodean mi cintura.
-¡Lo siento! Tu no sabes lo que ha pasado hoy. Pero te aseguro que si él estaba conmigo era porque quería protegerme. No me odies, no le odies. No ha pasado nada, tan solo perdónanos por favor.
Aparté sus manos de mi y la miré a los ojos.
-Júralo.
Así lo hizo. Yo salí más calmado de su habitación, con la intención de ir a ducharme. Seguía algo enfadado.
Entré en el baño con el corazón a mil. Literalmente necesitaba o tomar una ducha refrescante o un cigarro. Mientras me duchaba, escuché como alguien entró en el baño. Asomé la cabeza por fuera de la cortina y vi a Nat. Me metí rápido dentro.
-¿Qué quieres?
-¿Me puedo duchar contigo?
-No.
-Porfiiiis.
-No.
-Si me dejas ducharme contigo te dejo en paz.
Me lo planteé por un segundo.
-No, gracias, pero voy a tener que negarme.
Escuché como mi puerta se habría y cerraba de golpe. Aliviado, continué. Al salir ya estaban todos abajo. Mamá y papá hablaban entre ellos, mientras que Nat se dedicaba a mirar a su plato cabizbaja. Me senté en mi sitio.
-Jacob, hemos hablado con tu hermana. Ahora que sabemos lo del secuestro, creemos conveniente actuar con discreción. Por lo tanto, a partir de ahora iréis en coche al colegio hasta que se ponga la denuncia contra el padre de Make.
-De acuerdo.
La verdad es que estaba muy impactado. No había entendido lo que significaba que mi hermana había sido secuestrada. Cenamos y pasamos un rato en el salón, entonces se me ocurrió una idea.
-Nat, acompáñame arriba.
Subimos a su cuarto. Yo fui al mío a por un bañador de la piscina.-No había entendido lo que te había pasado, así que creo que te debo una disculpa. ¡Vamos a ducharnos!
Ella se sonrojó y entró en el baño. Yo me puse el bañador, después pasé a dentro. Ella estaba ya dentro de la bañera.
-¿Vas a ducharte con eso?
-Me siento mejor haciéndolo así.
Ella estaba desnuda, pero a mi no me causaba vergüenza verla así, mas me daba pavor que ella sí. Abrí el agua y le pasé la ducha por todo el cuerpo.
-Eres muy hermosa.
-Estás muy cariñoso, ¿ha pasado algo?
Recordé el sueño.
-En absoluto.
Mientras ella se pasaba la ducha yo le masajeaba la espalda.
-Tengo que hacer que te enfades más veces conmigo, esto es fantástico.
-Tampoco te pases.
Al cerrar el agua Nat se dio la vuelta y me miró a los ojos. Yo me vi obligado a hacer lo mismo, pero era muy difícil.
-Muchas gracias por esto Jacob. Te quiero hermanito.
Se puso de puntillas y me abrazó por el cuello. Yo me tensé en seguida. La abracé por la cintura.-No ha sido nada.
Se separó y salió de la ducha, poniéndose una toalla. Yo hice lo mismo.
Fui a mi habitación a ponerme el pijama, entonces veo a una Nat entrar y darme un fugaz beso en los labios.
-Buenas noches hermanito.
La agarré del brazo y la abracé contra mi cuerpo.
-Te doy un masaje relajante en la duche y tienes el descaro de venir a darme un beso -le dije sonando indignado, pero era obvio mi tono de broma-, ¿qué más quieres?
Ella sacó los brazos por encima de los míos y me sujetó la cara.
-Te quiero a ti, pequeño caballo desbocado.
En ese momento comprendí.
-Tengo la terrible sospecha de que me estás poniendo a prueba para ver si me estás poniendo a prueba para ver si me pongo erecto.
Ella sonrió.
-¿Es tan obvio?
-Sip.
-Entonces ya paro.
Le di un pico.
-Yo no te he pedido eso.
Iba a divertirme. La besé con cuidado, sin meterle la lengua. Cuando ambos nos quedamos sin respiración, la separé. Me di la vuelta y me senté en la cama.
-Buenas noches hermanita.
Me metí dentro y apagué la luz. ¿Quién estaba poniendo a quién a prueba ahora?
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Mi hermanastra
Teen FictionJacob, el único hijo de una de las familias más prestigiosas de Suecia. Sus padres deciden adoptar a una niña por su cumpleaños. Él no sabrá como reaccionar a una serie de circunstancias que acabarán con su felicidad.