Las tres y cuarto, mis abuelos dormidos (las habitaciones están insonorizadas), todos en la misma habitación con sacos de dormir, dos chicas en ropa interior y una con solo las bragas, tres chicos con solo los pantalones y uno desnudo. Para vuestro consuelo, yo formaba parte de los de solo pantalones. Lo que era sorprende, es que Natsuki aún estuviese completamente vestida.
-Ya sabéis que toca ahora. -Dijo Daniel.
-¿El qué? -Preguntó Vanesa (no prima).
-Cuando os marchabais todos, hacíamos una muerte súbita, con retos tan fuertes, que al final acabábamos todos desnudos. -Le explicó Óscar.
-De hecho, esa era la finalidad. -Complementó Ángel.
Sí que era cierto que hacíamos estas cosas, para nosotros es divertido.
Los retos consistían en que si no los cumplías, y ya estabas sin ropa, debías dejar de taparte, una norma que puso Daniel. Ahora mismo, a la única que le quedaba una prenda, era Natsuki. Tendríais que haberla visto, afrontaba cada reto con decisión y rapidez... pero los retos de los gemelos acabaron con ella.
-Última prueba y ya estará listo. -Anunció Ángel.
-¿Qué podemos decirle que haga? -Ayudó Laura (prima).
-¡Ya sé! -Exclamó Sofía (prima). -Nat, tienes que dejarle a Leo que jugueté con tus pechos.
De esta no se libraba... o eso pensaba yo. Mi hermana se levantó, se puso frente a Leo, apartó las manos dejando ver sus pechos, y quedó callada. Leo alargó las manos y tocó todo lo que pudo. Tengo que decir que había bebido un poco, así que se le tiró encima a Nat. Nosotros no podíamos hacer nada, ya que iría contra las normas. Empezó a besar a mi hermana y meter la mano donde nadie le había dicho. Si ella decía algo perdería, y si nosotros lo decíamos la perdonaríamos, convirtiéndola en la primera ganadora de la muerte súbita.
Parecía que María no soportaba más el panorama, por lo que se acercó y apartó a Leo de encima de Nat.
-Creo que es más que evidente que ella ha ganado. -Anunció.
Las cuatro. Todos llevábamos puestos los pijamas. Los gemelos, Ángel y Óscar habían propuesto una orgía, a la que el resto nos negamos.
Cuatro y media. Seguíamos despiertos porque a Laura, se le ocurrió la grandiosa idea de buscar porno en el móvil. Los únicos que se negaron a verlo fueron Nat, María, Natalia y Alexander. Debo afirmar que yo sí lo vi. No es que me guste, pero como nunca lo había hecho, tenía curiosidad.
Cinco. Todos dormidos en sus sacos menos Leo y yo. Sacó un paquete de tabaco y me dijo que se iba fuera a fumar.
Narra Leo.
Salí al balcón de la casa en pijama. Me sentía genial, esta había sido una de las mejores noches de mi vida.
Estaba tan tranquilo, cuando de repente escuché un ruido. Me apoyé en la pared del balcón, escondiéndome. Una figura apareció. Me lancé sobre ella, pensando que sería un ladrón, ya que todos estaban todormidos. Vi debajo de mí a una chica pelimorada. Con el cigarro aún en la boca, le cayeron unas cenizas en la frente.
-¿Nat? ¿Qué haces despierta a estas horas?
-Venía a tomar el aire.
Me levanté y la ayudé. Los dos nos apoyamos en el balcón. Me miró estrañada.
-Fumar mata.
-Solo fumo uno al año.
-¿Por qué?
ESTÁS LEYENDO
Mi hermanastra
Teen FictionJacob, el único hijo de una de las familias más prestigiosas de Suecia. Sus padres deciden adoptar a una niña por su cumpleaños. Él no sabrá como reaccionar a una serie de circunstancias que acabarán con su felicidad.