- ¿Qué tal estos días? -Quiso saber Mara, al tiempo que comenzaba a sentirse más nerviosa si cabe bajo la atenta mirada de Axel, demasiado intensa para su gusto en esos momentos.
- Bien. No me puedo quejar -Dijo con simpleza. Se golpeó mentalmente por ser tan escueto, pues eso no era dar conversación y odiaba sentirse tan perdido frente a otra persona. Se obligó a dar una respuesta más extensa, dando pie a seguir conversando-. He estado ocupado con papeleos por lo de la mudanza y el traslado del trabajo.
- ¿Te has trasladado? En el trabajo, quiero decir -Aclaró, al tiempo que terminaba de pegar las tiras adhesivas del pañal. Él asintió-. ¿Dónde trabajas?
- En Carrefour, desde el lunes lo haré en el de aquí. El fin de semana y hoy lo tengo libre por los días que me han dado por el cambio de residencia.
- ¡Qué bien! Entonces, ¿estás por mudarte? -Preguntó mientras ponía calcetines en los menudos pies de Marcos.
- No. Ya lo he hecho.
- ¿Ya? ¿Todo hoy?
- Ajá.
- ¡Qué velocidad! -Rio la mujer.
- Sí -Rio él-. Como la tuya vistiendo al pequeñín, no veas qué rapidez te gastas -Bromeó.
- Cierto, cierto. Cosa de práctica ya -Respondió entre risillas nerviosas-. Bueno, cuenta sobre la mudanza.
- He dedicado todo el tiempo libre estos últimos días a empaquetar, y la tarde de hoy a deshacer las cajas. No hay mucho más que contar, en realidad -Contestó mientras levantaba y bajaba los hombros quitándole hierro al asunto.
Sus ojos seguían fijos en ella, en su cabello concretamente, que se empeñaba en liberarse del coletero y le daba un aire desenfadado. Siguió hablando, pues ya se sentía más relajado aunque también, debía ser sincero consigo mismo, más atraído por Mara, incluso algo excitado aunque no fuese aún visible. Se mantuvo educado, cuidándose muy mucho de no decir nada de eso en voz alta y limitándose a explicarle a la mujer que lo tenía cautivado cómo se había organizado y mostró su alegría por haberse mudado ya.
- Oye, quería pedirte algo -Le dijo cuando ella se giró ya con el niño completamente vestido en brazos.
- Dime.
Comenzaron a caminar nuevamente por el corredor hasta llegar al salón, donde ella introdujo a Marcos en la cuna de viaje que hacía las veces de parque. Tras eso, colocó la bolsa de viaje, de color rojo y con diversos bolsillos, sobre la mesa. Axel se animó a seguir hablando, sin retirar la mirada de las manos de Mara, que removían el contenido de la mochila asegurándose de que nada faltase.
- El lunes empiezo a trabajar y aún no sé ni dónde queda el supermercado -Comenzó a decir mientras veía cómo colocaba nuevos objetos en la mochila-. ¿Y esa bolsa?
- Va a venir mi ex a por él -señaló al niño-, para pasar el fin de semana juntos.
- Ah, bien; eso es bueno. Entonces, ¿estarás sola? -Se atrevió a curiosear.
- No, tengo a Javier. Su padre no va a venir. Otra vez... -Respondió Mara, a la cual le cambió la expresión.
- Mmmm, por eso estás tan apagada, ¿no?
- ¿Yo? No, estoy bien -Contestó tratando de parecer natural-. Ahora vengo.
- Ok -Ella marchó a la cocina a por un tupper y regresó-. Así que bien.
- ¡Sí! -Dijo, una vez más, con una sonrisa que no le llegaba a los ojos, cosa de la que Axel se dio perfecta cuenta a pesar de conocerse de muy poco.
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✔️¡Ya era hora, Mara!
ChickLitMara, con dos hijos y una difícil situación sobre sus espaldas, se siente completamente sola. Siente que no ha vivido correctamente su vida, que ya es tarde y que jamás encontrará quien la quiera. ¡Menos a ella y sus dos hijos! Nuestra protagonista...