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Los luminosos ojos de Axel se posaron nuevamente sobre la mujer a su lado, buscando su mirada con cierta insistencia. Ella, cohibida y todavía desconcertada, trató de evitar que lograse ese objetivo. Él, ciertamente entristecido por aquello que era no más que un rechazo, suspiró derrotado antes de hablar nuevamente.

— Mara, puedo esperar si es que no estás preparada para tener una relación. Lo que quiero es que nos conozcamos, que seamos amigos, charlemos, nos reunamos alguna vez para dar una vuelta, comer o lo que sea que te apetezca. Empecemos por ahí, forjando una amistad. Que seamos amigos, Mara, con eso tengo suficiente —<<Por ahora>>, calló.

— Amigos sí, pero... no puedo darte nada más, Axel —Dijo ella presa de una timidez que a él, a pesar de todo, le pareció adorable.

— Lo sé —Reconoció, fastidiado—. Lo he sabido cuando ha estado aquí tu ex, él me ha asesinado con la mirada, por cierto —Ella frunció el ceño débilmente, a causa de la sorpresa de ese hecho—. No sé por qué lo dejasteis, pero aún hay algo, ¿verdad? —Ella no le respondió, se sentía demasiado atolondrada en ese momento—. Me gustaría que pudieses confiar en mí y que... te desahogases cuando lo necesites. En eso consiste, en parte, la amistad —Lo que no le dijo, es que necesitaba saber realmente a qué se enfrentaba, si a un fantasma en una relación o a un sentimiento aún prendido.

— Lo sé, Axel. Pero no es fácil para mí. No estoy acostumbrada a tener amigos, siempre me ha traicionado todo aquél en quien he confiado y no soy capaz de contar mis cosas a otras personas. Es demasiado para mí —Suspiró con cansancio—. Y... respecto a lo de ser algo más... realmente es imposible para mí —Axel sintió que algo se rompía en su interior, pero trató de mantener la expresión extrañamente serena que venía luciendo.

— ¿Por qué? —Indagó.

— No es porque aún siento algo por Raúl, eso es secundario —Aquello no le dio la respuesta que buscaba, era demasiado vaga—. Es porque me han herido demasiado y me juré no dejar que el amor entre en mi vida otra vez —Confesó.

— ¿Por qué? —Insistió.

— Axel, no quiero sufrir más de lo que ya lo he hecho —Se abrió a él repentinamente, cambiando incluso su expresión por una atormentada—. Más de lo que lo hago. Y permitirme sentir algo por un hombre nuevamente implica exponerme y padecer de nuevo. ¡Y no quiero, no puedo!

— Mara... Yo no quiero hacerte daño. No lo haría, no es mi intención —Trató de justificarse.

— Ya, Axel. Pero no puedo. Nunca han venido avisándome de que me dañarían, y lo han hecho. Esas cosas, por desgracia para mí, no se confiesan ni se anuncian.

— Bueno —dijo él tras un breve silencio—. No voy a presionarte ni mucho menos. Yo quería que supieras que desde el primer instante en que te vi, me sentí atraído por ti. No sé por qué, no sé qué lo causó, pero así fue. Te clavaste en mí y no he podido dejar de pensar en ti ni un momento. Me cautivaste, simplemente, Mara. De un modo tan intenso que no recuerdo haber sido cautivado jamás —Ella mantenía juntas las manos temblorosas y, casi por obligación, mantuvo la vista sobre los hermosos ojos del varón ante ella—. Siempre tengo opción de conquistarte más adelante, nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no? —Bromeó.

— Cierto —Rio ella con las mejillas sonrosadas, antojándosele a Axel aún más bella.

— ¿Podemos ser amigos? —Viendo que ella no se sentía muy convencida, se apresuró a añadir—: Prometo que no volveré a decirte todo esto. No te avergonzaré, no te acosaré ni mucho menos. Solamente amigos, Mara. Aunque en parte no renuncie a lograr mi objetivo en un futuro que, quizá y con extremada suerte, decida favorecerme.

✔️¡Ya era hora, Mara!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora