Aquí os traigo una nueva historia, registrada como todas mis obras, así que no copiéis, bla bla bla...
Es una historia de superación, a la par que romántica, pues no va a faltar la historia de amor que, realmente, será el eje de la historia, porque ¿qué será de Mara sin encontrar al hombre que el destino puso en algún lugar para ella?
Así que, si queréis vivir junto a ella el cambio que tanto necesita así como su historieta "rosa", no dudéis en acompañarla leyendo esto.
Espero que os guste y os animéis a comentar qué os parece, siempre con sinceridad, ¿eh?
Besos!!
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Para Mara, la felicidad era cómo una fiesta a la que no estaba invitada, sabía que estaba ahí pero no podía acceder a ella.
Con treinta y un años, podía decir que jamás había sido feliz; en realidad lo había sido aunque durante horas contadas, repartidas en los nacimientos de sus dos hijos. Aparte de esas ocasiones, nunca. Era consciente de ello como de su propio nombre, e intentaba asumirlo aunque a veces les costaba. Tenía temporadas bajas, temporadas peores aún y algunas temporadas imperceptibles casi en que la normalidad regentaba su día a día. De vez en cuando imaginaba que tenía de las buenas, de esas en que todo sale bien y las cosas van rodadas, pero despertaba al poco de dejar volar su imaginación. Aun así lo sobrellevaba, más mal que bien, pero hacia adelante como podía.
Los últimos tiempos eran extremadamente duros para ella, más de lo que quisiera y pudiera nadie creer así de primeras, ya que Mara no aguantaba ser el centro de cuchicheos vecinales. Sonreía cada vez que salía por la puerta, contenía las lágrimas si es que no estaba sola en la intimidad de su casa y cuando se le preguntaba siempre respondía <<Oh, ¡estoy muy bien!>> al tiempo que una amplia sonrisa se dibujaba en su rostro hasta el punto de convertir sus ojos en finas líneas. Era buena actriz, parecía sincera y no aparentaba para nada tener problema alguno. A pocos no engañaba, a sus familiares y escasos conocidos desde la infancia que sabían cuál era su realidad y que la procesión iba por dentro, como se suele decir. De todos modos, éstos eran conocedores de lo difícil que podía ser su vida, pero ignoraban a qué nivel.
Mara, madura, responsable, respetuosa y, a veces, extraña, había llegado a tal punto de tristeza en su vida que la depresión que la había acompañado desde su niñez, la cual creía extinta, había regresado a ella y, según parecía, lo había hecho para quedarse. Lo sentía, lo presentía. Por eso, al verse nuevamente llorando por los rincones, devastada y sin esperanzas, decidió recurrir a un psicólogo. De pequeña iba a sesiones con una psicóloga dos veces por semana, incluso tuvo una especie de beca escolar y asistía al especialista de la escuela una hora semanal. Los problemas de aquél entonces lograron ser apartados, con inmenso esfuerzo por parte de los terapeutas y de la propia Mara, pero lo que contaba era que pudo salir adelante mejor de lo esperado.
Justamente por eso tenía fe en la terapia, más que en nada, porque le había funcionado con anterioridad. Confiaba en que en esta ocasión también lograse el objetivo, pues ya pensaba incluso en suicidarse llevada por los desvaríos que le provocaba su propio sufrimiento. Necesitaba que funcionase.
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✔️¡Ya era hora, Mara!
ChickLitMara, con dos hijos y una difícil situación sobre sus espaldas, se siente completamente sola. Siente que no ha vivido correctamente su vida, que ya es tarde y que jamás encontrará quien la quiera. ¡Menos a ella y sus dos hijos! Nuestra protagonista...