Escuchó pasos en el interior, y su dulce voz avisando de que ya iba ante la insistencia del visitante. Al abrir la puerta, sin asomar un ojo a la mirilla, se topó con un Axel que respiraba pesadamente. Su pecho subía y bajaba, su mirada destilaba enojo y la intimidada.
— A-axel —Alcanzó a decir—. Mmmm ¿estás bien?
Se veía jodidamente sexy ante los ojos del hombre, quien observó su camisón arrugado, las mejillas completamente sonrojadas y algunas suaves marcas de dientes en un hombro. Ella, visiblemente acalorada, con la respiración agitada por el placer, esperó respuesta sin apartar su excitada mirada de su amante, erguido ante ella.
— Tú... —Musitó el varón.
— Pasa —Invitó haciéndose a un lado.
Él dudó, sorprendido. Gruñó y apretó los puños.
— Si paso, lo mato —Anunció sin pensar antes de pronunciar.
— ¿Qué? —Cuestionó desconcertada— ¿A quién?
El gruñó nuevamente. Se preguntó si se estaba haciendo la loca.
— A ése —Soltó con desprecio—. El que está dentro.
— Estoy sola, Axel. Pasa, anda.
Volvió a hacer el gesto de invitación y, esta vez, él obedeció. Mara no entendía nada, cosa que le hizo saber una vez que cerró la puerta. Él no le creía.
— Sé que estás con alguien, Mara. Te escuché hace un momento.
— Sigo sin entender ni medio carajo de lo que me estás diciendo —Informó ella, llevándose una mano a la frente—. Llevo sola toda la tarde, desde que te fuiste a trabajar.
— ¿Me estás diciendo que hace un momento no estabas follando en tu habitación? —Inquirió con rabia al pensarlo.
Ella, avergonzada, se llevó una mano a la boca y abrió los ojos de par en par. No podía creer que la hubiese escuchado gemir, seguro que debido a eso creía que estaba con alguien.
Para él, la reacción de la mujer confirmó sus sospechas. Chascó la lengua muy irritado.
— Así que es así... —Dijo apretando los dientes.
— No, Axel. Estoy sola.
— Mara...
— No te estoy mintiendo, ve y compruébalo tú mismo —Propuso señalando el pasillo.
Él se quedó paralizado.
— Si hubiese alguien aquí —siguió hablando ella—, conmigo, íntimamente —fue recalcando poco a poco—, no te hubiese invitado a entrar. Ni tan solo hubiese atendido la puerta por mucho que golpeases. Sólo por eso, debes creerme. Me has escuchado gemir, sí, mientras me estaba aliviando pues estaba sobreexcitada.
— ¿Qué?
— No podía parar de recordar tus labios... Tus manos...
Su rostro, ruborizado, mostraba nuevamente la excitación que la embargaba. Su mirada, brillante, transmitía deseo. Axel, anonadado ante aquella imagen, quedó desarmado. Se aproximó a ella, con la tensión y el disgusto ya evaporado, y la sujetó raudo antes de unir sus labios. Ambos cerraron los párpados y se dejaron llevar por aquel ósculo.
— Perdóname —pidió él al separarse levemente—. Estaba completamente celoso.
— Celoso... ¿Por qué? No hay motivo ninguno.
— Te juro que creí que había otro hombre haciéndote suya, Mara. Casi me vuelvo loco —Volvió a besarla.
— No hay otro hombre —Sentenció ella en sus labios.
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✔️¡Ya era hora, Mara!
ChickLitMara, con dos hijos y una difícil situación sobre sus espaldas, se siente completamente sola. Siente que no ha vivido correctamente su vida, que ya es tarde y que jamás encontrará quien la quiera. ¡Menos a ella y sus dos hijos! Nuestra protagonista...