~Cap. 39

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Ya llevaba tal vez quince minutos sentada en las escaleras, mis brazos abrazados a mis piernas, mientras apoyaba mi barbilla. Tenia la mirada fija en la pared. Mi respiración aun era acelerada, y aquellas aterradoras imágenes se seguían reproduciendo.

Cada muerte que había visto, la muerte que cause, habían vuelto a existir esta noche.

Mire a la ventana. La suave luz de la luna se filtraba por la cortina, iliminando levemente todo. Los demás, se encontraban dormidos en los colchones, todos juntos. Un ruido provenía de la cocina. Fruncí el ceño y saque la pequeña navaja que había guardado a escondidas. La navaja era las única arma que me quedaba, y de alguna manera me sentía insegura. Caminaba de forma silenciosa, con la navaja en mano hacia la cocina. Por lo que habis visto, todos estaban dormidos.

Entre sigilosamente, y al instante una sombra de un humano aparecio en mi campo de visión. Tenia una taza en las manos, mientras se sentaba y dejaba su taza apoyada en la isla. Miraba distraido la taza, hasta que posiblemente sintió mi vista, y se fijo en mi, asustado.

—¿Qué demonios Allison? ¿me quieres matar? Ya baja eso. —Noah señaló la navaja, aún con sus ojos un poco más abiertos.

—Me asustaste. —susurré volviendo a guardas la navaja, y dejarla en mi puño.

—¿Yo te asuste? —su tono era de sárcasmo, ocupandolo en mi mismo volumen de tono. Sonreí rodando los ojos y sentandome a su lado. Tomo la taza entre sus manos y me la ofrecio, la cual recibí y di un sorbo. —¿No puedes dormir?

Negue lentamente, mientras daba otro sorbo a la taza, aún caliente. El sabor a yerbas mezcladas era tan agradable, y podría apostar que no la tomaba en meses.  —¿Y tú?

—Tampoco. ¿Sabes? Esto es demasiado raro. Volver a estar en una casa, de alguna manera seguros, tomando una taza de este extraño té en la noche, con ropa limpia, comida, y agua caliente. Sin armas, sin caminantes. Al despertar... por un momento creí que estabamos en el mundo de antes, donde lo que ahora nos está pasando, era normal. —Noah hablaba en un tono bajo, mientras jugaba con sus dedos y me miraba, con una sonrisa de confusión. Hablaba con tanta claridez, demostrando todo lo que sentía. Y al instante, me sentí comprendida.

—Lo sé, Noah. Pero siento... que este lugar no es tan bueno como creemos. Digo, nos va a debilitar, ya no estaremos acostumbrados a estar afuera, y no digo que no quiero estar acá, lo necesitamos. Pero como toda cosa buena, siempre trae las cosas malas tomada de la mano. Y sabemos que nada es para siempre. En algún momento esto se acabara, saldremos afuera, y no sabremos defendernos. Tengo miedo de que hemos luchado tanto para nada.

Noah sonrió a medias y acerco su silla, para abrazarme. —No lo sé... tiene sentido lo que dices, pero, tengo fé en este lugar. Se que va a salir adelante. Será más grande, nuevos edificios,muros más resistentes, sé que todo ira bien. Se que tendremos dificultades, pero al final de todo, de todas las cosas malas que pueden pasar, este lugar va a salir adelante, con nosotros.

Una sonrisa apareció en mi rostro al ver la esperanza en sus ojos, aquella emoción, que por ese momento, me hizo creer lo mismo. —Ojalá sea así Noah, intentaré creer eso.

Sonrió satisfecho, y señalo mi navaja.—¿Cómo hiciste para quedartela?  

—Solo... estaba escondida en mi zapato. Lamentablemente, no podía esconder mi arco. —gruñí sintiendo un pequeño vacío en mi pecho. Ese arco, era simplemente mi arma favorita. Sería exagerado decirlo, pero era mi todo. Me había servido de tanto, salvandome de tantas posibles muertes, que sin ese arco me sentía demasiado mal y despreocupada. Un poco ilogico al ser un arma. Pero en este mundo, ya no se puede pedir mucho.

The Glenn's SisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora