Suelto un largo jadeo mientras intento acomodar mi blusa y jeans. Carl se termina de abotonar tu camisa y luego procede a abrochar su cinturón.
—¿Estas bien? —asiento a su pregunta, antes de colocar mi mano en su mejilla, y atraerlo débilmente para dejar un corto beso en sus labios.
Hace una semana volví a Alexandria a visitar a todo nuestro grupo. Sin embargo, debía volver a la cumbre a ayudar a Maggie a controlar todo. Y Carl como siempre, me venía a dejar. Pasaba una semana aquí, y volvía a Alexandria.
El hecho de ya no vivir juntos como antes, de vernos todos los días, nos había afectado. Pero con el tiempo, lo habíamos ido controlando y manejando.
Aunque claro, al principio no fue así. Decidimos terminar por la distancia. Y nuestra terminación no duró más de un mes.
Y una pareja en un auto, absolutamente solos, aprovecha el tiempo. Como nosotros hace solo un par de minutos.
El resto del viaje es bastante tranquilo. Carl conduce mientras yo tomo su mano y trazo círculos con la yema de mi dedo.
Cuando los grandes portones de Hitlop se abren dejándonos pasar, siento aquella emoción.
—¡Alli! —aquel grito chillón solo me saca una sonrisa más grande, y no puedo evitar bajarme del auto con rapidez. Él pequeño pelinegro acorta los últimos centímetros que nos separan, tirándose a mis brazos con fuerza. Suelto una pequeña carcajada antes de envolver al pequeño en mis brazos con fuerza.
—¡Carl! —chilla en mi oido, mientras estira sus brazos detrás mio. Suelto una baja risa antes de entregárselo a Carl, él cual lo estrecha en un abrazo con fuerza.
Si Judith era la niña de Carl, él pequeño Hershel era el niño de Carl.
—¿Dónde está Maggie, cariño? —pregunto, mientras caminamos hacia la entrada del edificio principal.
—Con gente nueva. Llegaron dos hombres sucios y apestosos —responde, mientras levanta dos dedos. Carl y yo soltamos una pequeña risa, ya que es imposible no reír con él.
—Iré a verla a su estudio, le avisaré que llegamos.
Carl asiente mientras deja un corto beso en mis labios antes de ser arrastrado por el pequeño ojiverde a su habitación.
Suelto una baja risa antes de dirigirme al estudio de la ojiverde. Toco la puerta débilmente con mis nudillos antes de entrar.
La mujer está detrás de su escritorio, y cuando alza la mirada una gran sonrisa se dibuja en sus labios antes de levantarse. Nos abrazamos con fuerza, y luego ella vuelve a tomar asiento en su silla. Yo me quedo parada frente a su escritorio.
—¿Qué tal el viaje? ¿Carl vino?
Asiento. —Está arriba con Hershel. Y en realidad, fue un viaje increible.
Una sonrisa se dibuja en sus labios, pero la mía es mucho más grande.
—Hershel dijo que había gente nueva. ¿Es cierto? —vuelvo a hablar, mientras saco mi cinturón con armas y lo dejo sobre su escritorio.
Abre su boca, pero la cierra al instante con una pequeña sonrisa.
—No dejes las armas sobre la mesa, Allison.
Mi ceño se frunce, y quedo de piedra.
Mis músculos se tenzan, mi respiración se corta y creo que voy a vomitar. Porque aquella frase y esa voz, solo le pertenecen a una persona. Persona que debería estar muerta.
Doy una vuelta sobre mis talones lentamente, casi con temor que todo sea una ilusa ilusión, y aquello sea una mala broma de mi mente.
Pero demonios, no. Se ven demasiado reales para ser falsos.
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The Glenn's Sister
FanficUna epidemia invadía el mundo, acabando con más de la mitad de la población. Una epidemia que acabó con familias, vidas, sentimientos. La felicidad ya no era permitida para el mundo de ahora. Las risas y sonrisas eran prohibidas. Solo necesita...