Permitiéndose

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POV Regina

Después de que le negué el beso, Emma se quedó visiblemente desconcertada. Tuve que contener la risa que amenazaba con escaparse de mi boca. Verla con los ojos abiertos de par en par, probablemente preguntándose los motivos de mi gesto, era, como mínimo, estimulante. He sacado mis cartas en este juego, y no me arrepiento ni un poco, pues la partida estaba ganada. Aquella rubia pagaría muy caro haberme dejado sola a merced de mis instintos, ardiendo de deseo por ella. «Ay, ¡cómo quisiera arrancarte ese vestido y follarte aquí mismo, Swan!», pensé. Tenía que controlarme, tenía que continuar manteniendo el control de la situación, o mis planos se irán por el desagüe.

«Regina...yo...»

«¡No debería haber hecho eso, Swan!» dije levantándome del sofá y caminando hacia donde estaba mi bolso.

«Espere. ¿A dónde va?»

Ella agarró mi brazo impidiéndome que me moviera. Tras fijar mi mirada en su mano, alcé mi rostro y clavé mi mirada en sus orbes verdes. Era un esfuerzo sobrenatural estar cerca de una mujer tan bella y no poder abalanzarme sobre su cuerpo caliente y voluptuoso. «Regina, concéntrate» Aquella frase resonaba como un mantra en mi cabeza para convencerme de que no podía flaquear.

«Me marcho» alcé mi tono de voz de forma extraña, lo que la desarmó e hizo que se apartara de mí unos centímetros

«Pero, ¿por qué? No hemos acabado de desayunar»

«No, no hemos terminado, pero creo que no sería conveniente, ya que está claro que ha sido un error venir hasta aquí»

«¡Joder, Regina? ¿Qué le pasa? Viene a mi casa tan temprano, llena de sonrisas, trayéndome presentes, insinuándose y cuando me acerco, me trata con frialdad y dice que se marcha. ¿Está jugando conmigo, verdad? ¿Es por lo de la otra noche? ¿Es un tipo de venganza? ¿Qué quiere? ¿Quiere que le pida disculpas? ¿Es eso? Discúlpeme, señorita Mills, por haberme marchado de su casa» Emma hablaba alto, demostrando claras señales de descontrol emocional, con cierta rabia.

«Está confundiendo las cosas, señorita Swan» subrayé su nombre, como ella hizo con el mío «No he venido llena de sonrisas y mucho menos me he insinuado. He querido agradar a una fiel cliente de mi cafetería, por el hecho de que hace unos días no aparece por allá. He intentado ser atenta y amable, como una forma de agradecimiento por ser frecuentadora de mi establecimiento. Nada más que eso. Ahora, si la señorita piensa que, porque nos hayamos acostado una vez, no puedo tratarla con cordialidad, sin segundas intenciones o que puede ir besándome como bien le parece, está completamente engañada. No funciona de esa forma. Perdóneme por haberle dado una impresión equivocada, pero no soy ese tipo de mujer. Hasta luego» me giré y caminé hasta la puerta

«Regina, espere. Vamos a conversar. Puedo haberme precipitado y...

«Podría haber sido diferente, sin embargo, es mejor que quedemos así. Que tenga un buen día»

«Pero...»

No escuché el fin de su queja. Cerré la puerta tras de mí y caminé hacia el ascensor. Agradecí que estuviera parado en ese mismo piso y que nada saliera mal en esa salida "dramática" de la casa de la rubia. Una sonrisa sarcástica se formó en mis labios mientras me los tocaba recordando el casi beso de minutos atrás.

«¡Ay, Swan, aún vas a hacer que pierda el juicio!»

POV Emma

Cuando Regina se marchó, dejé caer mi cuerpo sobre el sofá. Me quedé ahí, recostada, con las manos cruzadas en lo alto de la cabeza, mirando para el techo, por un largo momento. ¿Qué significaba todo aquello? ¿Por qué Dios estaba permitiendo que el destino jugase conmigo de aquella manera? ¿Por qué no podía continuar con mi vida de aquella forma sencilla y austera que había llevado durante meses? ¡Era todo más fácil!

El dulce sabor de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora