POV Emma
Un amigo de verdad hace que te sientas necesario, confiado y bien por el simple hecho de ser quién eres. Te alienta y te trata bien. Es ese tipo de fan que quiere tu éxito, no importa lo que hagas.
Graham y yo éramos así el uno para y con el otro. A pesar de todos los problemas, siempre sacábamos un tiempo para charlar, compartir pensamientos, sentimientos y escucharnos.
Manteníamos un diálogo abierto y honesto, sin recelos cuando no estábamos de acuerdo con alguna actitud o decisión. Éramos capaces de tener una conversación madura si no estábamos contentos con alguna acción del otro, aconsejándonos y resolviendo fuera lo que fuera, charlando cómodamente.
Desde la adolescencia, cuando comenzaron los conflictos internos y externos en la vida de ambos, nuestra amistad duró igualmente. Siempre fue un escenario ideal, en el que las dos partes de la "relación" invertían el mismo esfuerzo, comunicándose, sacando tiempo para vernos o ayudando al otro con gestos grandes o pequeños.
¿Qué decir de los grandes gestos? En estos meses que han pasado, Graham dejó de lado sus regulares vacaciones, días extra, horas libres y todos los beneficios que poseía y que usaría cuando se casara para disfrutar de su luna de miel para ayudarme en mi investigación en el caso de Regina. ¿Quién haría eso por el prójimo? ¿Dejar de lado a uno mismo en beneficio del otro? Pocos son los que poseen tanta benevolencia y mi amigo estaba incluido dentro de esa minoría.
Hice una anotación mental para buscar algún modo para agradecerlo y devolverle a Ruby esa renuncia que hizo de su novio durante ese tiempo. Me admiró la unión que había entre los dos, cada uno ayudando en lo que podía.
Otra persona que confirmó la máxima de que "conocemos realmente a las personas en momentos de dificultad" fue mi hermano. Definitivamente mi cabeza estaba a mil, centrada solo en buscar pruebas de la inocencia de mi novia. Por eso no tuve condiciones de mantener el contacto con mi familia. Presintiendo que algo no iba, mi madre llamaba y mandaba mensajes constantemente. Ciertamente, mi padre no podía mantenerla entretenida. Me vi obligada a pedir ayuda a Neal. Ese idiota se mostró tan maduro que ni parecía el mismo que había atormentado mi vida con payasadas y con preocupaciones por sus insensatas actitudes. Enseguida, se forjó una unión entre nosotros y comenzó a enseñarle emails falsos a Mary, que ablandaron su corazón. Ese muchacho es la demostración clara de que el amor verdadero cambia a las personas cuando estas se predisponen a ello. Cierta vez, me comentó que, por Tinker cambiaría sus maneras inconsecuentes y desprendidas. Y así lo hizo. Se convirtió en un motivo más que encendía la felicidad y la satisfacción en mí. Parecía un sueño del que nunca me gustaría despertar.
Durante esos angustiantes meses, hice breves pausas en la locura en que estaba inmersa mi rutina, para despejar un poco mi mente. De vez en cuando me sentaba en el balcón del hotel en Washington y leía algunas páginas de libros de auto ayuda. No era el tipo de lectura que me atraía, sin embargo en la situación en la que me encontraba, toda palabra reconfortante era bienvenida.
Y absorbiendo "el consejo" del autor brasileño Fernando Teixeira de Andrade que dice: "Hay un tiempo en que es preciso abandonar tus ropas usadas, que ya tienen la forma de nuestro cuerpo, y olvidar nuestros caminos, que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía: y si no nos atrevemos a hacerlo, nos habremos quedado, para siempre, en la orilla de nosotros mismos", decidí darle una nueva oportunidad a mi novia, a mí, a la vida que planeábamos tener.
Ciertamente podemos sacar lecciones de provecho y fructíferas de todo lo que nos sucede, hasta de la peor de las tragedias. Y eso es lo que hice. Usé la acusación, la prisión de Mills y todo lo que pasamos, como un empuje, un escalón que quizás no fuera superado tan pronto por causa de la comodidad en que nos sumerge la tediosa rutina. No hay mal que por bien no venga.
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El dulce sabor de la rutina
FanfictionTRADUCCIÓN del fic portugués O doce sabor da rotina de SraPorter. Emma es una muchacha común que, mes tras mes, seguía su rutina diaria: sentarse todas las mañanas en una cafetería, degustar su bebida mientras leía las obras de sus autores favorito...