Juegos de seducción

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POV Emma

Cerré la puerta tras de mí y no conseguí moverme. Mi cuerpo se quedó paralizado, pegado a la madera durante algunos minutos hasta que me fui deslizando lentamente y alcancé el suelo. Sentada, con la cabeza entre las piernas, las imágenes de todo lo que había pasado durante el día fueron pasando por mi mente como una película.

Es tan extraño reflexionar sobre cómo nuestra vida está predestinada a cambios constantes y repentinos. El rumbo de las situaciones puede ser alterado cuando menos se espera. Eso, definitivamente, me molesta, porque nos hace perder el control, hace caer por tierra todo el trabajo constructivo que hemos realizado para crearnos una rutina, un parámetro para seguir.

Nuestro cerebro está extremadamente optimizado. Un adulto medio tiene entre 30 y 60 mil pensamientos por día. Cualquiera de nosotros se volvería loco si el cerebro tuviera que procesar conscientemente tal cantidad. Por eso, la mayor parte de esos pensamientos es automatizada y no aparece en el índice de eventos del día, así que cuando tienes una experiencia por primera vez, aquel dedica muchos recursos para comprender lo que está sucediendo. Es cuando te sientes más vivo. Yo me sentía así: viva, con la adrenalina aún corriendo por mis venas. Era una mezcla de euforia, éxtasis y pánico. Fue lo que me paralizó. La fusión de sentimientos me permitía solo quedarme ahí, inmóvil, mirando a un punto vago en cualquier esquina del salón.

Solo desperté de mis devaneos cuando sentí mi móvil vibrar dentro de mi bolso que se encontraba tirado a mi lado. Era un sms. Mi corazón se disparó al ver el remitente. «Observando a la rubia que todas las mañanas se sienta al fondo, en la quinta mesa del lado izquierdo del salón principal de mi cafetería, que pide un macchiato y que lee las novelas de suspense de Sidney Sheldon, uno no piensa que ella es capaz de canallada tal. ¡Espero que no disfrute de lo que queda de noche!»

«Regina...»

Reuní valor y me levanté. Me encaminé a mi cuarto, me quité la ropa y la tiré a cualquier lado. Necesitaba un baño para librarme de aquel embrollo sin sentido. De nada valió. El jabón, al deslizar por mis pechos, hizo que mi mente recordara detalles de unas pocas horas atrás. Cerré los ojos en el intento de que las escenas se volvieran más reales. Aquellas curvas perfectas, aquellos cabellos negros, aquel aroma de manzana...suspiré al notar que mi cuerpo está reaccionando y mi vagina lubrificándose. Sonreí, maliciosa, cuando me vino la imagen de Regina desnuda, aún llena de tensión, viéndome darle la espalda y marchándome. Me había comportado como una mala mujer y, de cierta forma, me había gustado la sensación de tener el control de aquella situación en mis manos.

La fantasía es hermosa. Nos pinta de una forma mágica y nos permite andar por caminos placenteros, sin embargo la realidad es dura y amarga de una forma proporcional. Era la primera vez que participaba en un juego de seducción. Era la primera vez que me embarcaba en una loca aventura. Era la primera vez que había hecho el amor con una mujer. Sí, nunca había tenido una relación tan íntima con alguien de mi mismo sexo. Cerré la ducha y me fui a la cama pensando en eso. Mi nivel de adrenalina estaba bajando y podía reflexionar con más claridad. Durante todo el momento había actuado en el calor del momento, dejándome guiar por emociones desconocidas. Al principio, aquel encuentro debería haber sido solo una retribución por la amabilidad de una "desconocida" y acabé gozando en su boca. En la época de la facultad había tenido algunas experiencias homosexuales, pero habían sido solo algunos besos sin ninguna importancia, nada de cariz sexual. Nunca me he etiquetado, pero tampoco he pensado en ello, pues no despertaba mi interés. No me sentía atraída con tanta intensidad por mujeres, por lo menos, pensaba que no.

«¿Por qué has hecho esto, Emma?» me pregunté mirando el techo «¿Qué está pasando conmigo, Dios mío? ¿Por qué siento que existe un conflicto interno en mi interior en este momento?»

El dulce sabor de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora