El pasado, el presente y el futuro

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POV Emma

Dejé a mi amigo bien alimentado y cuidado, y volví a mi apartamento. Lo primero que hice en cuanto entré fue esconder la carpeta con la información del pasado de Leroy. Estaba confusa. Definitivamente no sabía qué hacer. Lo correcto era alertar a Regina inmediatamente, pero...había acabado de discutir con uno de sus empleados, ¿ahora iba a exponerle la ficha criminal de otro? Ha sido mi instinto protector el que me ha llevado a profundizar en saber quién era él. Quería librar a mi novia de un posible enfrentamiento, pero por otro lado, mis actos podrían ser tomados como un entrometimiento, o algo por el estilo.

«Ok, Emma, ¿qué vas a hacer? Quizás un buen baño te ayude a pensar...»

No quería basar mi relación en mentiras. Se lo contaría a Mills, sí, pero buscaría el momento oportuno y la mejor forma de soltarle esa bomba.

Pasé la tarde terminando algunos trabajos pendientes. Mis días habían sido tan ajetreados cuidando a la morena que muchas cosas quedaron atrasadas, incluido mi colaboración con August en su proyecto literario. Como sabía que él estaba de viajes, le mandé un email pidiéndole que me llamase en cuanto volviera.

Me hice algo de comer, organicé el armario, le hubiera dado de comer a los peces si tuviese. Estar día y noche con Regina era genial, pero nada de comparaba a la comodidad de tu casa, a la intimidad con tus cosas, la libertad de estar en tu hogar.

Cuando las 18:15 se fueron acercando, bajé y fui a buscar a Mills al Jeunet. No era necesario, pero necesitaba estar cerca de ella. Ya que había decidido callarme lo que sabía sobre su trabajador, de momento, la mantendría vigilada en la cafetería. No puedo permitir que nadie la perjudique, y si para eso tenía que trabajar con ella con la intención de vigilar sus negocios, iría a trabajar.

Llegué y encontré a mi novia en la cocina lavando algunas piezas de la vajilla. La mayoría del personal ya se había ido, solo quedaba un muchacho acabando de limpiar las mesas.

«¿Horas extras?» bromeé abrazándola por detrás.

«¡Swan!» dijo mi nombre reprendiéndome «Alguien puede entrar. No tengo buenos recuerdos de esta cocina»

«Dile al chico que se vaya y acabamos los asuntos inacabados en esta encimera» me froté contra su trasero mientras le besaba el cuello

«Amor...» su voz denunciaba cierto grado de excitación «...yo...lo quiero mucho, pero vamos a dejarlo...Emma, ¡no hagas eso!» subí mis manos y las pasé por debajo de su blusa, le toqué los pechos por encima del sujetador «¿Podemos follar en esta cocina en otro momento? Mi día no ha sido nada...hum...» soltó un gemido cuando mis dedos alcanzaron sus pezones «Solo quiero marcharme de aquí»

«Está bien» me aparté tras darle un beso en su mejilla «Me debes hacer el amor aquí. Anótalo para que no lo olvides» nos reímos juntas «Ahora...cambiando de tema...quería pedirte un favor»

«Di» decía mientras enjuagaba lo que tenía en las manos

«¿Vamos a mi apartamento hoy? He estado la tarde allí y echo de menos mi cama»

«¿Por qué no?» sonreímos «Ya creo que he acabado aquí. ¿Vamos?» Regina soltó el plato y se acercó a mí

«Pero aún no has acaba...» la morena me calló con un beso calmo, demorado

«Solo llévame a casa»

Rápidamente atendí su pedido. Entendía su agotamiento físico y mental. Era justificable tras tanto tiempo apartada de sus actividades.

El dulce sabor de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora