Era lo que siempre deseé

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POV Regina

«Regina, mi amor, di algo. Me estás preocupando» Emma tocó mi brazo de forma cariñosa «¿No te gusta?»

«Yo...» me giré para ella sonriendo. Las lágrimas caían involuntariamente por mi rostro «¡Es perfecto!»

Caminé hasta Henry y le di un beso en la mejilla. Acaricié sus cabellos mientras mi novia se ponía a nuestro lado

«¡Felicidades!» decía el muchacho eufórico

«Tengo que apagar las velas, ¿verdad?» me preparé para soplar

«¡No!» Swan me lo impidió «Todavía no hemos cantado el cumpleaños feliz»

«¡Ah, deja eso! ¿Tenéis de verdad que cantar?» me reí de la situación, tan atípica para mí

«¡Pues claro!» respondió ella empezando a cantar

«¡Happy birthday to you

Happy birthday to you

Happy birthday, Regina

Happy birthday to you!»

«Ahora puedes soplar» el chico, alegre, extendió el pastel en sus manos «Pero antes pide un deseo»

Suspiré profundamente, cerré los ojos e hice el pedido mentalmente, y soplé lentamente apagando la vela en forma de punto de interrogación. Miré para ambos y sonreí avergonzada, bajando la cabeza.

«¿Algún problema? ¿Te duele algo?» la rubia preguntaba pasando la mano izquierda por mi espalda

«Nunca he celebrado un cumpleaños» mi voz salió emocionada «Quiero decir, cuando era pequeña, mis padres celebraron las mejores y más lujosas fiestas con las que una niña puede soñar, pero ninguna de ellas tenía lo que hay en este, lo que siempre he deseado» mis ojos, así como los de ellos dos, lagrimearon

Emma pegó su cabeza a la mía, y me dio un beso en la punta de la nariz.

«No hemos hecho nada del otro mundo» ella sonreía

«¿Cómo que no? Lo han planeado, han gastado tiempo comprando todo, decorando, preparando los detalles...» fui caminando por la sala observando cada detalle «¿Está aprendiendo a poner atención en las pequeña cosas, eh, señorita Swan?» bromeé

«Ah, no te preocupes. Todo fue comprado en el último momento en la panadería de la esquina. Para ser sincera, ni yo me acordaba de la fecha...» la rubia decía con expresión despegada provocando las risas de Henry

«¡Emma» la advertí dándole un apretón en su cintura. Suspiré hondamente mirando a los dos «Estoy feliz porque ahora, finalmente, he cambiado de deseo tras tantas fiestas esperando que se cumpliese»

«¿Qué era? ¿Podemos saber?» preguntó el pequeño

«Amor. Pedía un poco de amor verdadero. Y ahora tengo mucho más de lo que nunca imaginé merecer»

Henry dejó el pastel en la mesa y me abrazó, haciendo una señal para que Swan también participase. Nunca me había sentido tan querida, tan protegida.

«Entonces, no has dicho nada de lo que te ha parecido el pastel...» mi novia lo cogió y lo puso en el centro de la mesa, ya servida con dulces, caramelos y otras golosinas.

«¡En forma de manzana!» los tres reímos «¿Cómo no me va a gustar?»

«¡Espera!» Henry corrió hasta la esquina, cerca del televisor, cogió algo, lo escondió a la espalda y volvió hasta mí con cara de granujilla «Tu regalo» extendió una manzana grande, bien roja y aparentemente muy apetitosa «No tenía dinero para comprarte algo caro y como Emma me dijo que adoras esta fruta...»

El dulce sabor de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora