POV Regina
Miraba a Emma, curiosa por la reacción que tuvo cuando el hombre alto, moreno, de ojos azules le preguntó sobre quién era su acompañante. Me di cuenta de que su pecho se alzó, conteniendo la respiración inmediatamente. Se sonrojó e intentó, en vano, ocultarlo. No tendría gran importancia esa actitud, si no fuese por la extrema dificulta que encontró al terminar la frase y responder "amiga". Aquella palabra me golpeó de lleno, como una bomba lanzada directamente contra mí. Sentí mi cuerpo arder y no conseguí ocultar mi desconcierto. Abrí la boca, sorprendida y la miré con vehemencia, sin recibir de ella una mirada, ya que desvió sus ojos de los míos en el infeliz momento en que decidió concluir su frase. Volví a centrar mi atención en el ser que tenía delante, que extendía su mano para saludarme.
«Un placer, Regina. Me llamo August»
«El placer es mío» forcé una sonrisa bajando la cabeza inmediatamente.
Aquello me había destruido en un momento. Me sentí ignorada. El rechazo debería ser natural y común, pero el problema es que vinculamos nuestra autoestima al tamaño del aprecio que la persona que está con nosotros demuestra. Siempre había tenido los conceptos claros en cuento a las relaciones: jamás apegarse. El desapego te ahorraba una serie de problemas. Porque aquello a lo que supuestamente llamamos amor, muchas veces, no pasa de un trueque. El amor nunca debería depender de la otra parte. Nunca. Un bello ejemplo es cuando nos aventuramos en un viaje. Podemos ir a París y amar todo lo que nos gusta de allí, pero no podemos meter París en nuestra maleta de regreso. Sí, amamos aquella ciudad, sin embargo es bueno que ella se quede allí y nosotros aquí. Lo mismo pasa con las personas. Amar a alguien se suele vincular al deseo de poseer a ese alguien. Sin embargo, parece que aprendemos todo equivocadamente. Así, cuando ese alguien no corresponde a nuestras expectativas-y por no corresponder, entiéndase no querer devolver aquello que le entregamos-nos sentimos mal y llamamos a eso rechazo. Habían pasado pocos más de 24 horas en que Swan, con un gesto que yo, engañada, creí ser apasionado, me había pedido en noviazgo. Nadie nunca me había tratado con tanto cariño. Me pilló por sorpresa y fue la sorpresa más hermosa de todas, quizás más por venir de la rubia, que por el hecho en sí mismo, que fue bastante original, dígase de paso. Siendo una mujer sin amarras, me vi completamente perdida cuando leí «¿Quieres salir conmigo?» escrito con tinta negra, en un letra simétricamente trazada. No podía describir la emoción que me invadió en aquel momento. Estaba completamente cautivada por Emma. Comenzó como una broma, pero aquella granuja se metió conmigo de la peor forma que pudo haberlo hecho: desafiándome. Poco a poco, nuestro juego de seducción cogió un camino del que siempre había huido. En cierto momento, me vi pensando todo el tiempo en ella, echando de menos su olor a canela y recordando lo que dijo al salir golpeando la puerta de mi apartamento la primera vez que nos acostamos: «He probado su fruto prohibido, señorita Mills, y puedo afirmar categóricamente, que tiene un sabor dulce y extremadamente delicioso» Sí, me acordaba exactamente de las palabras dichas por Swan. En otras circunstancias aquella frase me hubiera causado reacciones sexuales, sin embargo estaba tan confusa y airada para sentir algo diferente a al desafío.
Cuando sentí la mano de la rubia en mi brazo, estaba tan absorta en mis pensamientos
«Regina, Ruby nos está llamando»
Miré hacia ella, sin reconocer a la mujer por la que me había enamorado. Era como si estuviera delante de alguien con doble personalidad, lo que para mí sonaba nada más ni nada menos que a la más pura indecisión, falta de crédito a sus deseos y objetivos, demencia gratuita y engañosa. Detestaba la incerteza en la toma de postura de un ser humano. Detestaba sentirme arrepentida por algo. Detestaba sentirme rechazada, más que cualquier otra cosa. Sin responderle, me giré hacia la muchacha que nos llamaba y di unos pasos hacia ella.

ESTÁS LEYENDO
El dulce sabor de la rutina
FanfictionTRADUCCIÓN del fic portugués O doce sabor da rotina de SraPorter. Emma es una muchacha común que, mes tras mes, seguía su rutina diaria: sentarse todas las mañanas en una cafetería, degustar su bebida mientras leía las obras de sus autores favorito...