Reconquístame

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POV Emma

Regina tiene una manía muy linda de la que tal vez ni se haya dado cuenta, pero golpea varias veces en suelo con el pie derecho cuando está nerviosa. ¿Qué tiene eso de lindo? Viene de ella...¡eso me basta! Dicen que con la convivencia acabamos adquiriendo costumbres del otro. No llevamos tanto tiempo de intimidad, sin embargo, ahí estaba yo movimiento mi pie derecho rítmicamente como ella. ¡Dios! ¡Estoy realmente enamorada, muy enamorada! Un momento como este, y pensando trivialidades, pero que en el fondo eran completamente relevantes, pues estaban relacionadas directamente con la mujer que había cambiado mi rutina, mi vida por completo y con certeza aún cambiaría muchas cosas de mí.

El pasar de los minutos era una tortura. A cada segundo un latido más fuerte de mi corazón. Nunca fui religiosa, sin embargo, me encontré rezando para que Henry hubiera tenido éxito en su misión y para que mi esfuerzo no hubiese sido en vano. Sonreí al acordarme de él. No estaba muy apegada a los niños, pero sentí que aquel muchacho era especial. Se quedó con todo y trató todo lo que le dije con tanta delicadeza que al momento me sentí encantada con él.

«¡Henry, mi futuro está en tus manos, chico!» dije inclinando la cabeza y uniendo las manos por detrás.

Controlaba la hora en el móvil cada cierto tiempo y automáticamente vagaba la mirada por el sitio, primero para asegurarme de que todo estaba conforme a lo planeado y segundo, con la esperanza de que mi morena apareciese entre el follaje.

Me levanté y comencé a caminar en círculos, tan grande era mi ansiedad.

«Calma, Emma. Todo va a salir bien. Cuando se piensa positivamente, el universo conspira a tu favor»

Me decía aquello para tener el mando en mis emociones, pues nada debería salir mal. ¡Nada!

Fui a decirle unas palabras al violinista y en ese momento el toque estridente de mi teléfono me llamó la atención. Atendí deprisa sin mirar siquiera quién era.

«¿Diga?» mi respiración estaba entrecortada debido a mis emociones

«Emma...» el tono de voz de Graham era de aprensión

«Ah, Grah, eres tú...» no conseguí esconder mi frustración

«¿Dónde estás?» pareció preocupado

«¿Cómo que dónde estoy? ¿Ruby no te contó? Estoy en Central Park dándole una sorpresa a Regina y...»

«¿Ella está contigo?» mi amigo me interrumpió

«No, aún no ha llegado. Graham Humbert, ¿qué ha pasado? ¿Por qué me estás haciendo tantas preguntas? ¿Qué ha sucedido?»

«Jud...» esta vez lo interrumpí

«¡No! No me vengas ahora con judiíta. Te conozco muy bien para saber que algo anda mal. ¡No me pongas más nerviosa de lo que ya estoy y habla ya!»

«Yo...me acaban de pasar una información. Un accidente...Emma, tienes que calmarte, necesito que no te alteres...»

«¿Accidente? Graham, ¿qué mierda de accidente es ese?» mi voz estaba embargada por la aflicción

«Un Audi A5 negro, matrícula de Nueva York, con víctima mortal en la Octava Avenida»

«Ah, no, no, no...» mis ojos se llenaron de lágrimas y un grito se atoró en mi garganta «Grah, no...Regina no...»

«Ems, por favor, estoy de camino para comprobar en persona lo sucedido. No vamos a precipitarnos...»

«Es su coche, es aquí cerca, Graham, oh Dios mío, no...» un llanto compulsivo me abatió. El móvil cayó de mis manos en el momento en que enterré mi rostro en ellas.

El dulce sabor de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora