En el camino de la conquista...del romanticismo y de la lujuria

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POV Regina

Durante la noche, fueron innumerables las veces que me perdí en la mirada de Swan. Cada vez que me detenía a observarla, el verde de sus ojos me parecía más brillante, intenso. Entre asunto y asunto, ella sonreía y era tan bello verla así, tan ligera, que mi mente se distraía con sus muecas y apenas asentía con la cabeza y sonreía de vuelta. Aquella mujer, de forma inusitada e inesperada, me estaba mostrando que las puertas nunca se me habían cerrado, era yo la que me había cerrado al mundo; que existían millones de posibilidades delante de mí y que sería una idiota si no aprovechase la oportunidad que la vida me estaba dando para realmente escribir mi historia.

Mi vida en Whashington siempre estuvo caracterizada por el desamparo, aun teniendo todo lo que deseaba a mi disposición. Nunca fui feliz, a pesar del enorme esfuerzo de mis padres para que así fuera. Y precisamente ese fue mi mayor infortunio: el exceso de dinero y autoritarismo por parte de ellos. Para el matrimonio formado por Cora y Henry Mills solo importaba el dinero, como si eso fuera a comprar mi alegría. Tonto engaño. No hicieron nada aparte de tirarme al fondo de un pozo anulándome como persona, anulando a la verdadera Regina.

Vine a Nueva York por motivos de fuerza mayor y porque ya estaba cansada de existir a la mitad. Hoy en día veo la importancia de la plenitud en todos los actos y en cómo no podemos perder el tiempo desaprovechando la vida. Llegué a esta ciudad buscando una segunda oportunidad. No podemos apegarnos al pasado, pues no importa cuán fuerte lo mantengamos en nuestros recuerdos...ya se fue. Quiero todo nuevo de nuevo. No quiero sentir miedo. Quiero entregarme más, permitirme más, quiero aprender a amar y no solo divertirme con una u otra por ahí. Yo, que por tanto tiempo fui libre de las cadenas del amor, estaba ahora completamente dominada por los encantos de una mujer con maneras de niña pequeña.

«Regina...¡Regina! ¿Me estás escuchando?» Emma me despertó de mi estado de semi inconsciencia en el que me encontraba perdida y de la embriaguez ante su presencia.

«Eh...sí. ¡Sí, te escucho!» respondí algo avergonzada

«Entonces, ¿por qué no has respondido a la pregunta que te he hecho?» me preguntó tras tomar un sorbo de vino

«¿Qué pregunta?»

«¡Lo sabía!» afirmó victoriosa «¿Dónde será que te encuentras, señorita Mills? Me encantaría que estuvieras aquí conmigo...»

«¡Venga, Swan! ¡Lo estoy!» desvié mi mirada de la rubia y me fijé en el Kare Rice que tenía delante «Solo que...me perdí un poco en mis reflexiones»

«¿Y puedo saber sobre qué estabas reflexionando?» su voz era tierna y me hizo esbozar una sonrisa

«Sobre cómo de imprevisible es la vida y puede cambiar por completo el rumbo de nuestra historia»

Nuestras miradas se encontraron otra vez, así como los dedos entrelazados sobre la mesa. Nos quedamos algunos segundos en un silencio reconfortante, absorbiendo la sutileza del ambiente a romance que rodeaba nuestra cena hasta que Emma, con su adorable falta de sentido, decidió quebrar el clima, tras llevarse una porción del contenido de su plato a la boca.

«A la persona que ha preparado este Gyudon le caigo mal, solo puede ser eso» dijo tomando un poco de agua inmediatamente «O perdió completamente la noción de lo que es "ligeramente picante"» su comentario me hizo reír a carcajadas

«¿Está tan ruin?» pregunté intentando contener la risa

«No está ruin, solo que la salsa está un poco cargada. Por eso te pregunté si lo tuyo estaba bueno»

«Ah, ¿entonces esa era la pregunta? ¡El mío está perfecto! ¿Quieres que le pida al maitre que te cambié el plato, querida?»

«No, no es necesario» respondió Swan acercándose y besándome la mejilla «Pediré Manju para compensar»

El dulce sabor de la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora