Asignatura pendiente. [Pablizza]

C a p í t u l o 19.

Actualidad {24 de marzo de 2007}

- Vine porque tengo que hablar con vos.

En frente mio estaba parado Spirito, sí, el hombre que había puesto el esperma y que nunca se había hecho cargo de mí.

- ¿Hablar de qué? - Pregunté cuando me obligo a que nos sentáramos en uno de los bancos del hall.

- Quería contarte algo. Quiero formar una familia con mi nueva pareja. - Puse mis ojos en blancos ¿Era joda que me estaba contando esto?

- ¿Y qué quiere? ¿Qué le de mi bendición? - Pregunté de mala gana.

- Con mi pareja estamos intentando tener un hijo.

- Que bueno. A mi medio hermano le mando un saludo y yo me voy. - Intente levantarme pero él le frenó.

- No vas a tener un hermano al menos no de mi parte.

- Ah pero existe una pastillita para eso...- Dije en un tono gracioso.

- No Marizza. No puedo tener hijos soy estéril.

- Y es la edad.

- No es un juego. No es de ahora este problema. Viene desde hace mucho. Desde que nací al parecer. Me lo dijo mi médico de cabecera.

- ¿Y entonces como usted y mi mama? - Pregunté todavía sin caer hasta que mire a los ojos del hombre que tenía en frente- ¿Entonces quién es mi papa?

- No lo sé. Seguramente que tu mama tampoco lo sabe. Me hubiera gustado que la relación entre nosotros sea mejor. Quiero que sepas que si hubiera podido tener una hija, me hubiese gustado que fuera así como vos, tan valiente. - Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas mientras seguía sin entender.- Chau Marizza.

Sentí sus labios en mi frente y el que creía hasta ahora que era mi papa desaparecía por la puerta. Mil recuerdos con él cuando tenía desde los tres hasta los cinco años se hicieron presentes. ¿Quién era mi papá? ¿Había vivido toda mi vida en una mentira? ¿Quién era yo?

Decidí correr hasta la habitación de Pablo donde lo encontré a el de espaldas. Él volteo a verme cuando entre a su habitación con lágrimas en los ojos. Cerré su puerta con seguro y me abalancé a abrazarlo fuerte. Necesitaba sus brazos apretando mi espalda contra él. Necesitaba sentirme segura.

- ¿Qué pasó? - Preguntó cuando nos separamos poco a poco- ¿Estás bien?

- Mejor que nunca. - Mentí.

Decidí colgarme en el torso de Pablo y comenzar a sacarle su remera. Él me miro sin entender pero yo preferí capturar sus labios antes de escuchar más preguntas.

- Para... ¿Qué estás haciendo?

- Intento hacer el amor con el hombre del que estoy enamorada.

Dije segura mientras desabrochaba su pantalón y lo hacía desaparecer por algún lado de la habitación. El comenzó a sacar mi remera y cuando iba a desabrochar mi brasier se separo de mí.

- ¿Estás segura?

- Pablo...

- ¿Qué? - Preguntó mirándome a los ojos.

- Te amo.

Me había costado tanto volver a decirle que lo amaba, tal vez estaba tan rota que necesitaba decirle cuanto lo hacía. El mostró todos sus dientes y choco sus labios con los míos. Se deshizo fácilmente de mi falda y ropa interior. Nos arrojamos como pudimos a la cama y él decidió entrar en mí. Pegué un fuerte gemido y enrede mis piernas en su espalda mientras que mis manos pasaban por esta. Pablo comenzó a besar mi cuello mientras yo soltaba pequeños gemidos cada vez que sentía que aumentaba su velocidad dentro de mí. Tome su rostro con mis ambas manos y capture sus labios mientras que cada vez intensificaba más el beso.

- ¿Ves? - Habló agitado- No soy impotente. - Solté una carcajada.

- Tenes razón. - Jadee cuando me posicione sobre él- Creo que ahora sos hasta un potente muy semental - El soltó una risa y beso mis labios.

- Te amo.

- Yo también te amo.

Le sonreí entre besos y seguimos capturando nuestros labios mientras ahora yo me movía sobre él. Tire mi cabeza hacía atrás y sentí los besos de Pablo bajar por todo mi cuerpo, también sus manos acariciando mi espalda y después sus besos en mi cuello dejandole marcas.

- Valió la pena perderse un día de clases. - Pudo decir cuando caímos rendidos en la cama y coloque mi cabeza en su pecho.

- La verdad que sí. Te necesito.

- Y yo a vos - Besó mi frente- Pero yo sé que algo te pasa. ¿Quién vino a verte?

- Spirito- Respondí.

- ¿Tu papa? - Preguntó algo preocupado mientras acariciaba mi pelo.

- No. Es que justamente no es mi papa.

- ¿Qué? No entiendo nada. - Dijo con una pequeña risa sin entender.

- Spirito es estéril. Siempre lo fue. No es mi papa.