C a p í t u l o 22.

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Actualidad {25 de marzo de 2007}

— ¡Basta! — Gritó Mía— Dejen de pelear, me tienen harta. ¿Cómo es eso de que te peleaste con tu mama?

— Sí. Discutimos y no creo que me de la autorización.

— ¿Y no te podes arreglar con ella solo por la autorización? Es importante esta gira — Habló Manuel y baje la cabeza.

— No puedo arreglarme con mi mama. Me mintió durante quince años y...— Una lágrima rodó por mi mejilla, tal vez ahora me estaba afectando la noticia de Spirito.— No puedo.

— ¿Qué pasa Marizza? No te vas a poner a llorar ahora vos que sos la bestia — Solté una pequeña risa al escuchar a Manuel. 

— ¿Cómo no voy a llorar? — Hablé un hilo de voz y sequé mis lágrimas — La odio les juro que la odio.

— ¿Tan grave es lo que te hizo?

— ¿Se acuerdan de Spirito?— Pregunté y otra vez las lágrimas empezaban a caer. Mire a Pablo quien tenía la cabeza baja.

— ¿Tu papa? — Preguntaron a dúo Manuel y Mía.

— Justamente eso no es. No es mi papa. Es estéril y nunca pudo tener hijos. Mi mama me mintió y también le mintió a él. No sé quien es mi viejo, no sé quien soy. 

 Apreté mis ojos para que las lágrimas sigan cayendo. En este momento no era la fuerte Marizza que todos conocían. Vi como Manuel y Mía se acercaban a abrazarme y yo quebraba en llanto en sus hombros.

— Nosotros siempre vamos a estar para vos ¿Sabes? Y Pablo también aunque a veces sea igual que vos y se la de de duro— Habló Mía y solté una pequeña risa. 

— Ven — Obligó Manuel a Pablo y este hizo una mueca.

— Veni. — Le hable a Pablo cuando me separe de los chicos— Veni tarado. —  Me acerqué a él y lo abracé fuerte. El rodeo mi cuerpo con sus brazos y me apego a él dejando que apoye mi cabeza en su hombro. Le di un beso a este y después me separe poco a poco para mirarlo a los ojos.— Perdón por todo.

— Ya te dije quien sos. — Me sonrió.

— ¿La bestia de la que te enamoraste? — Puse voz de bebe y el rió.— Te adoro Pablo. — No respondió y beso mi mejilla como respuesta. Tome un corto suspiro y decidí secar mis lágrimas para volver a sentarme en las sillas y comenzar a ensayar. — Ah Pablo. — Lo mire— ¿Me acompañas a pedirle la autorización a mi vieja? Es que a vos te adora y capaz me dice que sí.

— ¿Vamos hoy? — Asentí y el me dedico una sonrisa — ¿Cuál ensayamos?

— No se puede más seguir viviendo así, de mano en mano, de transa en transa— Comenzó a cantar Manuel— Cuan malheridos podemos estar, hasta despertar, hasta despertar. 

— No se puede más es una gran locura, una historia suicida, que no da para más, cuantas marcas en la piel, en el alma hay que tener, hasta despertar, hasta despertar — Siguió cantando Pablo.

— Hoy muero otra vez, otra vez, por milésima vez, clávame otro puñal, malherime una vez más, como animales, sobreviviendo. — Comenzamos a cantar todos juntos — Que decadencia, que olor a rancho, que decadencia, que final.

— No se puede más — Canté yo. La banda me hacía bien a pesar de todo lo que me estaba pasando.— La esperanza se burló, de este mundo se fugó, no lo puedo soportar, y aquí estamos tan sin rumbo, tan dormidos y tan mudos, hasta despertar, hasta despertar.

— Hoy muero otra vez, otra vez, por milésima vez, rebelate no te dejes caer, rebelate no te dejes vencer, que la cruz no es un cuento, que la cruz esta adentro, rebelate, despertate, no te dejes caer. — Seguimos todos juntos y cualquier persona podía notar la felicidad en nuestro rostro al cantar todos juntos.

— No se puede más seguir viviendo así — Terminamos de cantar Pablo y yo y todos chocamos los cinco.

— ¿Vamos a buscar la autorización? — Me preguntó Pablo y asentí. — Nos vemos chicos.

Pablo me agarro del brazo y salimos de la sala de ensayo decididos a ir a tomarnos un taxi hasta mi casa. La verdad es que tenía una excusa para estar con el a solas. ¿Por qué no era capaz de jugarme por lo que sentía?

— Pablo... 

— Marizza esto lo estoy haciendo de buen compañero, por la banda. — Tire mi cabeza hacía atrás y suspire.

— ¿Manuel todavía no le dijo a Mía que se acostó con Sabrina? — Pablo negó.

— Ahora que están bien no se lo va a decir. Y vos mejor que te calles la boca. Llegamos. — Termino de decir y pagué el taxi entrando a mi casa.

— Mi ciela ¿Qué haces aquí? Creí que no querías verme— Preguntó mi mama al verme entrar.

— Exacto no quiero verte. Necesito pedirte una autorización para salir del país. A mi papa no se la puedo pedir porque no se quien es ¿Me la vas a dar?  

  

Asignatura pendiente. [Pablizza]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora