C a p í t u l o 25.

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Actualidad {1 de abril de 2007}

— No puedo creer como todo se nos fue de las manos. Tenía que haber salido todo perfecto, nuestra primera gira chicos y se arruino absolutamente todo por el intendente. — Habló Mía algo anonadada y sin captar todavía que la gira había terminado gracias a Sergio.

— Después de todo no fue todo tan mal, arruino el último show nada más. — Le respondió Manuel intentando consolarla.

— Y definitivamente fue el último show, ¿Con todo lo que hizo Sergio ustedes se piensan que alguien más va a querer hacer gira con nosotros? La banda se termino en ese show chicos.

— ¿Por qué no dejas de ser tan amargada? Si yo intento arreglarme con mi viejo capaz podemos volver a tocar en algún lado. — Me contestó Pablo de mala gana y solté una risa irónica.

— Sí. En la casa rosada vamos a ir a cantar, y tu papa va a tocar los violines ¿No? — Dije con sarcasmo — Tu papa odia que toques, así que empeza a respetarte a vos mismo aunque sea y deja de venderte, que estas haciendo bastante el ridículo.

— ¿Sabes qué? Morite nena. Ojala te fueras del colegio así no te tengo que ver más la cara imbécil.

Pablo desapareció perdiéndose entre la gente, Mía y Manuel lo imitaron con la cabeza baja, decidí terminar en mi habitación sola, sin un Pablo a mi lado ni tampoco una amiga. Comencé a pensar en la gira, la cual había ido de diez, era la primera vez que tocabamos en un estadio y lo habíamos llenado, hasta el último show que Sergio apareció y con Pablo no tuvimos mejor idea que encerrarlo en los camerinos para poder dar el show en paz. Claramente eso funciono por unos cuarenta y cinco minutos y después salió echo una feria dispuesto a arruinar el show y lo logró.

— ¡Marizza! — Escuché los gritos de Mía entrando a la habitación sacándome de todo pensamiento. —  ¡Marizza! — Me zamarreo.

— ¿Qué te pasa imbécil? — Subí mi tono de voz y me levanté de la cama para empujarla.

— ¡Pablo pasa! ¡Se lo están llevando preso! 

— ¿Qué? — Abrí mis ojos como platos y Mía me tironeo del brazo sacándome de mi habitación y llevándome abajo.

Sergio y dos policias esposando a Pablo para llevárselo a quien sabe donde. La mayoría de alumnos estaba viendo aquella escena.

— ¡¿Qué haces?! — Le grité a Sergio— ¡Es tu hijo! 

— Justamente porque es mi hijo hago esto. Necesita limites. Pablo va a pasar una noche en la cárcel y después de eso va a decidir si quiere tener esta vida de delincuente como tenes vos. Vos sos la culpable de que mi hijo sea así.

—  Sí Pablo se quiso revelar ante vos es porque nunca fuiste un padre para él. El necesitaba tiempo con su papa no con alguien que le enseñe a comprar personas.

— Por favor oficiales, llévense a mi hijo.  

Grité, me metí entre los oficiales, intente sacar a Pablo de ahí pero no pude, nada sirvió. Sergio Bustamante había ganado, una vez más.

Esa noche no pude dormir, pensaba en como estaría Pablo, como la estaría pasando, esto era mi culpa, si no hubiera convencido a Pablo de encerrar a Sergio para salir al escenario esto no estaría pasando.

Supe que ya era Martes 2 de Abril cuando la luz del día entraba por la ventana, me fije la hora, 8:45, decidí otra vez faltar a clase y tomar un taxi hasta la comisaria más cercana donde sabía que Pablo estaba. Después de un par de horas lo vi salir junto a su mochila.

— ¿Qué haces acá? Ya te dije que no te quiero ver ¿Qué haces acá?

— Ya sé. Vine porque tengo que hacer algo.

— ¿Qué? 

Colgué mis manos en su cuello rápidamente y choque sus labios con los míos. El tomo mi cuerpo con sus manos posandolas en mi cintura, con una mano acaricie su pelo y con la otra lo sostenía del cuello. Nunca lo había besado con tanta necesidad, con tanta pasión, nunca había durado tanto un beso. Estaba dispuesta a jugármela, a pesar de todo.   



Asignatura pendiente. [Pablizza]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora