C a p í t u l o 18.

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Actualidad {24 de marzo de 2007}

— ¿Qué vas a hacer? — Pregunté cuando vi que cerraba la puerta de su habitación con llave y me acorralaba contra la pared — Pablo... — Lo mire con miedo.

— Voy a hacer algo para que nunca te olvides de mí. El peor de tus miedos ahora se va a convertir en realidad.

— Pablo soltame —  Hablé cuando sentí las manos de Pablo bajar por mi cintura y apegarme a su cuerpo.

— Siempre me dijiste que el peor de tus miedos era que te violen ¿No?

— No serías capaz de hacer eso Pablo. — Dije insegura y tragué saliva.

— Sí. Soy capaz de hacer eso y mucho más. Soy Pablo Bustamante ¿No?

Vi como el se alejaba un poco de mi y se sacaba su remera, yo intentaba abrir la puerta de todas formas mientras el terminaba de desabrochar y sacar su pantalón.

— Nadie te va a escuchar si gritas. Están todos en clase. Así que no lo hagas.

Se acercó a mí y comenzó a besar mis labios con fuerza, más bien intentar, ya que yo corría mi cara mientras intentaba gritar que alguien me ayude. Intente apartarlo muchas veces pero me era imposible, el tenía más fuerza que yo.

— Ahora vamos a ver si soy tan impotente como decís.

— ¡Pablo soltame! ¡Pablo! ¡Soltame por favor soltame! — Grité — ¡Basta por favor! — Y quebré en llanto al sentir sus manos desabrochar mi camisa.

— Quiero que les digas a todos que es mentira que soy impotente y que lo sabes porque estuviste conmigo ¿Me escuchaste?

— ¿Qué? ¿Sí no lo digo tenes miedo de que las chicas piensen que lo sos? — Hablé con un hilo de voz.— Sos un cagón Pablo, eso sos.

— No me desafíes.  

Me miro a los ojos y sacó la parte de arriba de mi uniforme de un tirón. Yo seguía sintiendo mis lágrimas caer. Sus manos me tomaron y me arrojaron a su cama. Sentí su peso sobre mí y cuando creí que iba a seguir sacando mi ropa se levantó de la cama.

— Andate dale. — Habló cuando abrió la puerta de su habitación— Tenes razón, no soy capaz de hacerte eso porque yo no soy capaz de lastimarte. 

Decidí colocarme rápidamente mi remera y salir corriendo de su cuarto. A pesar de todo esto no podía todavía odiarlo. Pero sería algo enfermiza si pensaría que no hubiera sido violación porque era la persona que amaba, de todas formas confiaba que Pablo no lo haría.

— Marizza...— Escuché su voz detrás de mí y voltee con todavía miedo— Perdóname, en serio. Me sarpe un poco pero te juro que no te iba a hacer daño.

— Ya sé. — Sentí sus manos comenzando a acariciar mi rostro— Perdón por decir todo eso es que Mía me dijo que vos andabas diciendo...

— ¿Mía? — Me interrumpió.

— Sí porque hizo un plan para juntarnos y que se yo que.

— ¿Quería juntarnos o hacer que nos matemos? — Solté una carcajada.— Te amo ¿Sabes? Te juro que te amo. 

— Lo sé — Le sonreí y capture sus labios— Igual esto es algo enfermizo, ahora te estoy besando cuando hace un rato estaba gritando que me sueltes. — El rió.

— Es que sos muy bipolar. Demasiado. 

— Marizza Pía Spirito hay un hombre que te esta esperando en el hall — Escuché la voz de Blass Heredia acercarse a mí.

— Ahí voy — Solté extrañada— Después nos vemos y te prometo que digo eso que invente es mentira. — Le sonreí a Pablo y volví a besar sus labios para después seguir a Blass.

— Hola Marizza...

— ¿Qué hace usted acá? — Pregunté al ver quien me estaba esperando— ¿No le quedo en claro que no tengo ganas de verlo? 

   

Asignatura pendiente. [Pablizza]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora