Y apareciste tu...

Casa nueva

Entramos en esa casa, era enorme, los techos altísimos, con una lámpara en el centro que lo adornaba, parecía una medusa, pero me encantaba , era preciosa, era de cristal, en el recibidor un a mesa redonda en el centro también con un jarrón de flores frescas que perfumaban el ambiente, me fijé que eran orquídeas, eran mis flores preferidas. No podía quitar ojo a la lámpara, gracias a mi abuela que era ella quien me guiaba, sino me hubiera parado a observar. Llegamos a las escaleras, tenían forma de V, parecía un castillo y yo la tonta que no podía cerrar la boca. Los primeros escalones, los subimos juntos después se separaban, las chicas lo subimos por la derecha y los chicos por la izquierda, aunque eso no importaba demasiado porque al llegar arriba, un pasillo comunicaba las dos partes de la casa. Detrás de las escaleras había un precioso ventanal, que daba al jardín, lo que entraba mucha luz natural y calentaba la casa. Seguímos por la parte derecha de la casa, y mi abuela abrió la segunda puerta de ese pasillo.

Me quedé, asombrada, era una habitación, preciosa, enorme, como la de una princesa, o incluso mejor.

- Bella, esta es tu habitación, espero que te guste.- Dijo Kath

- ¿Que?, no me lo creo.

- Sí, que lo es, ¿que pasa no te gusta?- Preguntó Nicolas.

-¿ Que si no me gusta...?, me encanta, pero no me lo puedo creer.

- pues es mejor que te acostumbres, porque es solo para ti.-dijo Oliver

Tenía una cama enorme, una pequeña oficina, un maravillo tocador barroco, incluso una televisión, nunc ahabía tenido una televisón en mi habitación, así sí que no íba a salir de ella, la habitación estaba decorada totalmente blanca con una pared que resaltaba de color dorado, todo estaba perfectamente conbinado, me encantó como lo dejó la abuela.

- Muchas gracias, me encanta.

- Espera niña, que aún falta mucho más.- Dijo Kath.

- ¿Que falta?

-¿ Ves esa puerta?, abrelá.

Me acerqueé para abrirla, estaba asustada porque no sabía que había en ella, y me podía esperar cualquier cosa. Y para mi sorpresa, en mi habitación tenía un maravillo, cuarto de baño, decorado en rojo y blanco, una ducha, que supe que era lo primero que íba a usar, sentí como me llamaba para que la usara. Abracé a mi abuela, y al abuelo, aunque, mi abuela me dijo que aún no terminaba aquí, aún más abuela, pregunté. Me señaló otra puerta para que la abriera.

- ¿QUe es ?

- Abrerla y lo sabrás- dijo kath

- Estoy nerviosa...

- Lo más importante para una mujer o lo que nos encanta. dijo kath

- No me lo puedo creer, ¿es enserio?, no puede ser, ¿en esa puerta esta lo que me estoy imaginando?

Los chicos no sabían de que estábamos hablando.

- Por favor, Bella, abre ya la puerta, que me estan comiendo los nervios. Dijo Leonard.

- esta bien ahora la abro

AH!!! grité cuando lo vi, un vestidor enorme, ya había casi toda mi ropa ordenada, pero no ocupaba ni un 10%, de lo que cabía, mi abuela me ofreció que fueramos de comprar esa misma tarde. Pero mi padre le paró los pies.

- Mamá, acabamos de llegar, dejála que descanse y se acomode a la casa. -dijo Leonard

- Tienes razón hijo, ya iremos otro día... -dijo Kath

- My lady, debes saber que se desayuna a las 9 de la mañana.- dijo Nicolas

Me reí porque no me esperaba que me contestase así.

- Gracias, my lord.

- por cierto la primera puerta que hemos pasado es mi habitación, si quieres cualquier cosa, no dudes en entrar y preguntar.

- Muchas gracias.

- Nicolas, no vale ayudar a tu prima... para que no se pierda. dijo Leonard

- Yo no he dicho nada, solo le he dicho si quiere algo, tengo que ser amable, me lo enseñaste tú.- dijo Nicolas.

- Bueno te dejamos, para que coloques tus cosas por tu habitación- Dijo Oliver

- Gracias.

- En un rato vengo y te ayudo, y nos vamos a comer. dijo Nicolas

- Estupendo!, ahora nos vemos.

Cerré la puerta y lo primero que hize fué tirarme a la cama y descalzarme. Encendí la tele para poner la radio y me duché, al poco rato cuadno me peinaba entró Nicolas ofreciendose para ayudarme.

Tuve curiosidad, para saber que había en el tocador, y me sorprendió que estaba repleto de cualquier tipo de maquillaje, aunque yo no estaba acostumbrada a usarlo. Mientras Nicolas me ayudaba a colocar la ropa de mi maleta, sacó un vestido, que hacía mucho tiempo que no usaba, y me pidió que me lo pusiera, para comer. Le hize caso y me lo pusé y salimos de la habitación para ir a comer.