Brisa de verano

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Al terminar de cenar y acompañar a todos nuestros amigos hacia la salida, los chicos decidieron que esa noche era noche de película en el sofa, con palomitas y refrescos, y este vez escogieron una película de terror, yo las oidaba, pasaba mucho miedo, pero nunca podía dejar de mirar aunque me asustase mucho, tenía esa curiosidad por saber que pasaba.

Durante un momento de la película me asusté y agarré la mano a Maxi y la de Nicolas, yo estaba en medio de ellos dos, en los amplios sofás del salón, me asusté tanto que no podía dejar de apretar sus manos, ellos se reian de mi, y bromearon que por suerte yo no tenía encima mía las palomitas, porque sino hubiesen saltado por los aires. Por suerte terminó la película pero tenía miedo de estar sola, en mi habitación, y yo no me separaba de Maxi y de Nicolas.

- Bella!, tranquila, solo es una película.- Dijo Nicolas, para tranquilizarme, cosa que no logró.

- Es culpa vuestra, vosotros habéis elegido esta película... y ahora yo tengo miedo...- le diije frunciendo el entrecejo.

- Bueno, Bella, estamos en la habitación de al lado, no tienes de que preocuparte.- Dijo Maxi.

- No puedo dejar de pensar en esa película...- dije preocupada.

- bueno, entonces estaremos contigo asta que logres dormirte.-dijo Nicolas

- Muchas gracias!- les dije abrazandolos.

Al cabo de un rato al estar los tres tumbados en mi habitación Nicolas fue quien se quedó dormido el primero. Me levanté de la cama para poder ir al baño, ya estaba algo más tranquila, pero sabía que en el momento que me dejasen volverian las escenas terroríficas de la película. Al salir del baño vi que la cama solo la ocupaba Nicolas, no sabía donde se había metido Maxi, lo busqué por la habitación... pero no lo veía.

- ¿Me buscabas?- dijo un voz, masculina y terriblemente atractiva.

Me giré, y ahí estaba Maxi.

- ¿donde estabas?- pregunté

- Pero dime, ¿me estabas buscando?, ¿estabas preocupada por mi?- insistió Maxi, acercandose a mi.

- Un poco sinceramente creía que estabas dormido.- le respondí sin poder mirarle a los ojos, esos bonitos ojos claros que tanto de derretían.

- Ven, estaba aquí mirando esto.- dijo Maxi, agarrandome la mano.

Salimos al pequeño balcón que tenía mi habitación, al que aún no había conocido.

- Mira es precioso, ¿no?- preguntó maxi

La noche, quería que mirase, una noche estrellada, donde todas las estrellas brillanban y se dejaban ver, sin ninguna nube oscura que las escondiera, una luna que iluminaba todo la casa y más allá, se podía ver perfectamente y esa leve brisa de verano, que deba un pequeño escalofrio, por mis brazos y piernas, tenía razón era precioso, me asombraba, que Maxi, pudiera contemplar este tipo de cosas, como si de un niño se tratase, estaba muy sorprendido.Parecia algo mágico. Con un pequeño toque de esa brisa, me estremecí y Maxi notó que tenía frio, porque no dejaba de frotarme los brazos, para combatir el frio me acercó a mi y me abrazó poniendose detrás de mi, sus brazos me rodeaban completamente y me sentí muy bien, notaba su calor y con el contraste del calor y del frio mi piel se estremeció.

- Señorita Hamilton, ¿otra vez se estremece al tenerme tan cerca?- preguntó Maxi, con un tono pícaro.

Sin decirle nada, salí de entre sus brazos y me fuí a la cama junto a mi primo, Maxi, se fué a la habitación de nicolas para descansar. No podía dejar de pensar en lo que había pasado en ese balcón, siempre que él estaba cerca de mi, mi piel se estremecia, no sabía porque eso ocurria, pero a pesar de todo, dentro de mi, parecía gustarle estar entre sus brazos, me sentí tan segura que no podía dejar de recordarlos. Y recordando eso me quedé dormida.

Cuando desperté todos, aún seguían durmiendo y tuve ganas de conocer más la casa, nunca aún me había perdido por ella. Recorrí por ella , asta que encontré una habitación algo oscura de caracter, pero la iluminaban grandes ventanales. Llena de libros, una biblioteca en casa, era uno de mis sueños, tener ese lugar donde poder disfrutar de los libros relajadamente, en el centro de esa habitación estaba una gran chimenea, junto a un sofá y butacas de piel oscura, con lámparasque iluminaban la estancia. Me entraron unas enormes ganas de sentarme ahí, encender la chimenea, como en una de esas películas, la chimenea encendida, la lámpara una manta, un puro y un gran libro, con quien accompañarme...

Tras esos momentos de dejarme llevar por mi imaginación, oí unos ruidos de venían de la cocina, seguro que ya estaban despiertos todos y empezaban a bajar a tomar el desayuno, me levanté del sofá y de pronto mi abuelo entró en la habitación, se sorprendió que estuviera allí.

-Veo, que ya has encontrado mi pequeño tesoro. dijo el abuelo, dándome un beso en la cabeza para desearme los buenos dias.

- ¿pequeño tesoro?, yo diría que es enorme, además de precioso, me encanta. - le respondí, dándole un abrazo.

- (se rió) entonces puedes venir todas las veces que quieras... pero ahora deberias ir a vestirte, porque aún llevas el pijama.

no me había dado cuenta, que aun lo llevaba puesto, corrí por los pasillos, para que nadie me viera, pero fué inútil, al subir las escaleras me encontré con nicolas y Maxi que bajaban.. me puese colorada, no por Nicolas, sino por Maxi, siempre me hacía la dura delante de él, y que ahora me viera con ese pijama, ya no tendría tant credibilidad ante él.

- Bonito pijama, señorita Hamilton.- Dijo Maxi, entre una pequeña risa.

- Gracias, señor Stuart- le respondí con cara seria, como si no me importase que me viera con ese pijama.

- Buenas dias, Bella.- Dijo Nicolas.

- Buenos dias- Dije y salí corriendo escaleras arriba

Entré a mi habitación, ahí ya estaba a salvo. Mientras elegia que ponerme, ese día , encendí el ordenador para ver si había algún correo nuevo de mis amigos de barcelona, ya que no lo miraba diáriamente porque, las clases me ocupaban mucho tiempo y más este primer mes, que casi no sabía ni siquiera donde estaba.

Me vestí de manera informal, al estar lista antes de bajar a desayunar miré el facebook y estaba repleto de notificaciones de mis amigos, me alegré ver que se preocupaban por mi y seguían contandome lo que hacían, aunque yo lo viera bastantes horas después pero no me importaba, les respondí a todos, lo más rápido que pude, cuando le dí a enviar al último mensaje, entró Leonard a mi habitación, para avisarme que ya íban a empezar a comer, que si no bajaba ya, no iba a comer.

- Espera, ¿has dicho comer?.- le pregunté sorprendida.

- Sí, Bella, ya es la hora de comer y no me gustaría que te saltases la comida del domingo.- dijo Leonard, bastante serio.

- No te preocupes, ya he terminado, ya bajo.

No me lo podía creer se me había pasado toda la mañana respondiendo a todos mis amigos, me levanté de silla y mi estómago rugió y habló por mi tras la pregunto de Leonard, si tenía hambre. Nos reímos los dos asta que llegamos al comedor de la casa.

Después de la gran comida de domingo que me puse las botas, prové de todo un poco, y todo estaba exquisito, subí a preparar las maletas para volver al colegio, junto a Nicolas y Maxi, ahora ya tenía muchas ganas de volver ahí, me lo pasaba muy bien, y añoraba esos locos momentos con mis compañeras. Aunque tuviera que compartir pasillos, salas etc, con Sharon, Candy y sus súbditos. Al anochecer subimos los tres a la limusina de los abuelos y nos llevó al colegio. Cuando llegué miré hacía nuestro balcón, y ahí estaban April y Taylor, mirándome para asegurarse de que fuera yo, enseguida que me reconocieron, empezaron a gritar. Subí y repuse ropa, de la que me había llevado a casa, ellas mientras me esperaban habían cambiado las sábanas de las camas incluso cambiaron las mias, cada domingo se cambiaban las sábanas, las señoras de la limpieza las dejaban cada sábado por la mañana en cada habitación, todo preparado para que cuando volvieramos los domingos, las pudieramos reponer, cuando ellas ya se habían llevado las anteriores. Las chicas al terminar mi cama, se quedaron enbobadas mirando mis fotos de barcelona, las que tenía colgadas en el corcho. Me suplicaron que las llevase a visitar Barcelona, algún día, le dije que por ahora no podía, me era imposible, volver a Barcelona, pero les prometí que a lo mejor el verano que viene iríamos a pasar algunos dias por ahí.

Y apareciste tu...Where stories live. Discover now