PROLOGO

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<< Los ángeles lo llaman placer divino, los demonios, sufrimiento infernal, los humanos, amor>>  Heinrich Heine 
 

El aire se le fue de los pulmones a modo de suspiro había estado haciendo esta acción desde que había llegado al palacio celestial y  para el era algo que no podía evitar, ¿la razón?, simple hoy decidían que pasaría con el, mas bien con ellos.

Desde que logro entrar para reunirse con los grandes sabios no había dejado de sentir todas las miradas y susurros bastante hirientes acerca la relación prohibida que mantenía y mientras caminaba por distintos pasillos pudo seguir observando como los que pasaban a su lado lo único que hacían era mirarlos algunos con asco otros con pena y otros simplemente con lastima.

Él no quería su lastima ademas porque quererla si lo que  había hecho era completamente normal para él, lo único que había hecho y su único delito fue amar.

Amar a quien no debía, a quien estaba prohibido para los de su raza.

Amar a un demonio.

Sacrilegio era el significado de su amor.

Pero trato de evitarlo y al parecer no fue lo suficientemente consciente de que ya era demasiado tarde para evitarlo, la espina de aquel sentimiento había llegado muy profundo en él .

Una vez su amigo le pregunto si se arrepentía, ¿Se arrepentía?, estaba claro que no.

No se arrepentía de sentir lo que sentía.

No se arrepentía de haber caído en el abismo del amor.

No se arrepentía ni se arrepentiría de haberlo besado recordando el sentimiento que recorrió por completo su cuerpo al saber que lo que él sentía era correspondido  con la misma fuerza.

Tal vez si hubiera amado a un humano en lugar de a un demonio todo seria distinto, aceptaban que se amaran entre ángeles y humanos ya que ese amar era algo puro y sentimental pero  hasta ahora nadie que fuera un ángel había amado a un demonio es mas nadie sabia  que los demonios podían amar a otra persona que no fuera ellos mismos por lo que se sorprendió al ser correspondido.

Poder llegar hasta la sala donde dirían lo que decidieron los grandes sabios le había tomado un poco mas de tiempo ya que fue a paso lento pero firme recorriendo los lugares con la vista quizás seria la ultima vez que pueda caminar por esos pasillos y ver las figuras de los mas importantes ángeles que se encontraban  allí .

Soltó un suspiro otra vez cuando se posiciono en la puerta de plata y tocó la puerta, mentiría si dijera que no se encontraba nervioso pero también si dijera que era presa del pánico lo único que sentía era un poco de incertidumbre por saber que era lo que habían decidido.

Era injusto que otras personas tuvieran que decidir si podía amar o si  estaba prohibido pero no había mucho que podía hacer pero por él aceptaría cualquier castigo y dolor que se le aplique con tal de que a aquella persona no dañen, como ya lo habían hecho.

Al entrar le dijeron que se ubicara en el centro del lugar siendo nuevamente inspeccionado pero esta vez no había ningún sentimiento de por medio solo buscaban algo que diera a entender que había aceptado que amarlo a él era algo abominable pero como las anteriores veces no había nada de eso por lo que único que hicieron fue mover la cabeza en forma de negación mencionando un lugar que no había podido escuchar bien y  haciendo que un ángel de menor rango lo  llevara de allí.

Darse cuenta de a donde iban hizo que se sorprendiera de sobremanera no iban a un lugar de castigo como antes sino más bien lo llevaban a la torre de cristal en donde solo iban los grandes sabios para poder hablar con el supremo.

SACRILEGIUM-| YURI ON ICE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora