Capítulo 13

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Todos estaban consternados con lo que acababa de ocurrir. Ese maldito digimon tenía a su amiga secuestrada.

El superior Joe daba patadas en contra de un árbol. Izzy estaba con su digivice intentando rastrear la ruta de Mimi, y Tai...

Tai se encontraba más alejado de todos con los puños fruncidos. Se sentía culpable. Él se había alejado por un segundo de su lado y ese bagramon se la había llevado. Si algo le sucedía a Mimi jamás se lo perdonaría.

Él tenía que ir a rescatarla. Y una vez que lo hiciera poder terminar de decirle lo que sentía por ella. No se rendiría.

De repente apareció el señor Jenai. Todos se sorprendieron al verlo pero se quedaron en silencio. Aún seguían shockeados.

-Hola muchachos he venido a ayudarlos.- Dijo seriamente.

-Jenai ¡Ese digimon maligno se llevó a nuestra Mimi! ¡Tienes que decirnos como rescatarla!- Dijo Izzy fuera de si.

-Disculpa a que te refieres con "Nuestra", te recuerdo que el que estaba en una cita con ella, la cual fue interrumpida soy yo.- Dijo furioso el moreno.

-Pues a mí también me interesa ella y estoy tan preocupado como tu.- Se defendió el pelirrojo.

-Tú lo que quieres es hacerte el héroe en frente de ella así se va contigo. Dijo Tai perdiendo los estribos.

-¡Escuchate Kamiya! Hablas como si fueras un niño de primaria. Pero si, tal vez me gustaría salvarla yo.

-Lo estas admitiendo. Eres increíble.

-Disculpen muchachos. Yo estoy tan consternado como ustedes pero aquí lo que importa es salvar a Mimi no discutir quien lo va a hacer.- Dijo el peliazul muy serio.

-Joe tiene razón. Deben organizarse.- Dijo Jenai.- Se preguntaran ¿Por qué los llame para que vuelvan al digimundo? Pues bien una vez más necesitamos de ustedes. Hay un muchacho perdido quien olía ser niño elegido pero parece haber retomado los planes de Ken.

Ken se puso incomodo. Odiaba recordar su pasado oscuro. Davis le palmeó la espalda como para demostrarle que no debía preocuparse.

-Este chico... Joki ha estado maltratando digimons y no se porque oscura razón ha secuestrado a Mimi. Ha sentado sus bases en el castillo de los gekomon.

Tai y Joe se miraron. Mimi y ellos conocían bien ese lugar.

Entonces comenzaron a idear un plan de acción para ir.

Al día siguiente Tai y Joe irían hacia el castillo. Sora y Matt harían guardia en la puerta y los demás esperarían escondidos por si alguien de afuera quisiera atacarlos.

Mimi se encontraba llorando tendida sobre una cama. Acababa de abrir sus ojos y se había encontrado en una habitación ya conocida por ella en su estadía anterior en ese castillo, y junto a ella había un gekomon, con el cual había discutido, porque la tenían encerrada en ese cuarto. Cuando este se fue, la castaña comenzó a recorrer el lugar. Las ventanas se encontraban cerradas, por supuesto. Abrió el armario y se encontró con una variedad importante de vestidos. Se preguntó quién usaría esa clase de vestuario en el digimundo.

Pero su pensamiento fue interrumpido. Un joven con un atuendo de batalla negro se encontraba junto a ella. Su rostro estaba cubierto por un antifaz.

-¿Cómo estas princesa?- Dijo esbozando una sonrisa.

La muchaha frunció el ceño. Detestaba que la llamen así luego de su anterior experiencia en dicho lugar.

-Llamame Mimi. Gracias.- Dijo secamente y continuó.- ¿Por qué me tienes encerrada aquí?

-Poco a poco iras sabiendo porque estás aquí. Primero vamos a cenar que debes estar muerta de hambre. Dudo que Kamiya te haya llevado a comer en su cita.

Mimi se cruzó de brazos.

-¿Cómo sabes que tuve una cita con Tai?- Preguntó con recelo

-Pues yo lo sé todo. Vístete de gala y baja. Las formalidades son muy importantes para mí. Dejare a un gekomon vigilando en la puerta para que no te escapes princesa rebelde.- Y dicho esto pego media vuelta y la abandonó.

Rato más tarde Mimi bajó con un vestido largo azul que encontró en el armario. Detestaba complacer a ese odioso muchacho pero si quería escaparse debía hacer buena letra para que no sospeche nada.

-Así me gusta.- Dijo el muchacho sonriendo.

-No me has dicho como te llamabas.- Dijo secamente la castaña.

-Pues Joki para ti.- Respondió.

Comenzaron a comer, ninguno de los dos emitía sonido. Luego de un rato fue Joki quien rompió el silencio.

-Mañana iremos al templo que se encuentra muy cerca de aquí.- Anunció

-¿Para qué?- Preguntó ella.

-Todo a su tiempo.

Mimi lo miró con odio. No podía entender porque ese sujeto la tenía secuestrada.

-Yo no voy contigo a ningún lado.

Entonces el muchacho se levantó de su silla bruscamente.

-Gekomons escolten a la señorita hacia su habitación, asi refresca su memoria respecto a sus modales.

-No dejaré que tu ni nadie me mande.- Seguía la castaña indignada.

-Aprenderás que mientras mejor me tratas mejor te irá.- Y dicho esto se fue.

Mimi tuvo que volver al encierro y a un mundo de pensamientos que la atormentaban. Estaba atrapada y sin salida. Su única forma de sobrevivir era complaciendo a ese odioso Joki.

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El hilo rojo (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora