El hilo rojo (En corrección)

Capítulo 40

Tk se encontraba en la puerta del edificio donde vivían los Kamiya. No sabía muy bien que iba a decir pero necesitaba hacerlo.

En ese momento llegó Kari a su casa. Tk se relajó. Pensó que llegaría acompañada de Davis, y eso sí que sería un problema, debido a que necesitaba hablar a solas con ella.

La castaña menor se mostró sorprendida al verlo allí. De verdad no se esperaba esa visita.

-Hola Kari... yo no me animé a acercarme a ti en la escuela así que vine aquí a esperarte.- Comenzó él.

-Oh, me parece bien. ¿Quieres pasar?- Preguntó ella.

El rubio asintió y la siguió hasta la sala. Casualmente no había nadie en la casa, así que estarían más tranquilos para hablar. Kari le ofreció un refresco. Cuando volvió con los dos vasos se sentó en el sillón y se quedó observándolo, como esperando que él empiece a hablar.

-Bien, estoy aquí porque creo que necesitamos hablar.- Dijo por fin.

-Estoy de acuerdo. Hace muchos meses que quiero tener una conversación contigo.

-Quiero que sepas que no es fácil mi posición, no han sido mis mejores días estos. Realmente estuve muy dolido y me costó mucho asumir el hecho de que ya no éramos novios y que ahora amas a otro...

-Lo lamento tanto, Tk. A la persona que menos quisiera lastimar en este mundo es a ti.- Dijo ella apenada.

-Sí, pero más allá que no hayas querido hacerlo, he sufrido igual. Y está bien, tu no tienes la culpa de no amarme más. Llevó un tiempo pero lo he aceptado.

-Tk, quiero que sepas que junto a ti he sido una persona totalmente feliz. En mi corazón tengo los mejores recuerdos junto a ti. Y a pesar de todo yo siempre voy a seguir queriéndote. Eres alguien muy especial para mí. Con nadie viviré ni la mitad de las cosas que he vivido contigo.- Se sinceró Kari.

-Para mí también eres especial, y eso nunca cambiará. Quizás todavía siga teniendo sentimientos por ti, pero respetaré lo que tienes con Davis, no es mi intención arruinar nada.

-Me alegra escuchar eso. Pero... me gustaría que no te alejes más de mi ¿Es mucho pedir? Es decir... no me gusta esta distancia. Me hace muy mal.

Era verdad, en los últimos cinco meses por un lado había sido feliz junto a Davis, pero por el otro lo había pasado muy mal. Extrañaba muchísimo a Tk. Estaba segura de sus sentimientos por su novio, pero algo adentro suyo le pedía tenerlo cerca. Ella estaba acostumbrada a tenerlo consigo siempre que lo necesitó y de repente, esta espantosa distancia. ¡La odiaba! Sentía como si le faltara una parte de su cuerpo, como si estuviera renga, por así decirlo. Necesitaba que el rubio sea parte de su vida, pero él había decidido que ella no sea más parte de la suya.

Tenía en claro que ella había terminado todo y justamente se había metido con uno de sus amigos, y entendía su dolor. Pero no podía evitarlo, realmente estaba enamorada de Davis.

-¿Sabes? Yo me siento incompleto si estoy lejos de ti, mi problema es que no sé si puedo soportar estar cerca de ti y de Davis cuando están... juntos. Tu sabes... es demasiado difícil.

-Lo lamento tanto, Tk. Sé que soy la culpable de todo, que he cometido un error gravísimo. Nunca debí meterme entre dos amigos. Yo soy la única culpable de que tu estes pasando por tanto dolor. Soy una idiota.- Dijo Kari mirando al piso.

-Kari, tú no tienes la culpa... simplemente pasó. Ya he entendido eso.- Dijo Tk tomando su mano para acariciarla.

La castaña menor comenzó a llorar. Se sentía la peor persona del mundo. Tk siempre había sido tan bueno con ella, siempre había sido tan reconfortante estar a su lado. Era una de las personas que más se preocupaba por ella. Pensaba en esto y los recuerdos de su último tiempo de relación quedaban atrás, los recuerdos de aquel Tk que había cambiado y se había vuelto una persona más fría, diferente al que ella quería.

Pensaba en todo esto y de repente sintió un impulso. No pudo controlarse, simplemente pasó. Se acercó a él y besó su mejilla, acto seguido un abrazo. Cuando se separaron lentamente sin pensarlo ambos comenzaron a besarse.

De repente el celular de Tk comenzó a sonar sin parar. Ambos se separaron sobresaltados. Entonces el rubio atendió el llamado. Luego de cortar la volvió a mirar, un tanto avergonzado, pero rápidamente cambio su expresión a preocupación.

-Hay problemas. Tenemos que irnos ya mismo.