Capítulo 51

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Eran las 7 pm en Hong Kong. Estaba un poco cansado luego de haber estado todo el día intentando ubicar el paradero exacto de Kamiya e Ishida. Luego de unas cuantas horas, lo sobresaltó una señal del celular de la francesa Catherine. Pero claro, esos dos habían caído bajo las redes de esa mujer. ¿Cómo no iba a imaginárselo?
Dejó su laptop sobre el escritorio, y se dispuso a desvestirse para acostarse. Pero de repente sonó el timbre. Extrañado bajó a ver quien era. Cuando vio por la mirilla y se dio cuenta  de quien se trataba se aterró. Tomó profundamente aire y abrió la puerta.
-¿Que demonios haces aquí?- Preguntó molesto.
-Me sorprende que no sepas que cuando quiero algo lo consigo de inmediato, Haru.- Respondió Natsumi con recelo, dejándolo ahí parado totalmente sin saber que hacer, mientras ella se introducía en el apartamento.
Era bastante pequeño, pero estaba bien para una persona. Teniendo en cuenta que estaría allí por tiempo indefinido. La muchacha agitó su rubia cabellera y dejó sus pertenencias en el sillón.
-Es acogedor.- Comentó ella.
-Repito ¿Qué haces aquí?- Dijo él.
-Vine a buscarte, Haru. Esto es una locura. ¿Qué estas planeando? ¿Destruir el mundo?
-No te entrometas en mis planes. Hoy mismo iré a sacarte un pasaje para que te regreses a Japón.
-Oh no señor. Si usted hace eso, Kamiya se enterará de inmediato quien es ese tal Joki ¡Oh y le diré en donde puede encontrarlo!
-No lo harías. Me amas demasiado como para entregarme.
-Pruébame.- Dijo ella desafiante.
Haru suspiró. Esa mujer definitivamente sabía como aprovecharse de él.
-¿Y que piensas hacer? ¿Sentarte a ver como planeo todo?
-Tengo la esperanza de que en un par de días puedo convencerte de lo contrario.- Explicó ella recostándose sobre la cama de él, haciéndole señas para que la acompañe.
-Eres insistente.- Dijo aceptando la invitación de la rubia. Cuando se recostó junto a ella comenzó a acariciar su rostro. De veras era hermosa y le costaba trabajo concentrarse en otra cosa teniéndola enfrente.
-Optimista que es distinto.- Corrigió la rubia comenzando a besarlo. Este se dejó perder en esos labios. Cuando el y Natsumi estaban juntos su alrededor no importaba en absoluto. Se olvidaba de los motivos por los que había viajado, de su odio hacia Kamiya y de cualquier otra cosa.
Podía recordar a la perfección el día que la conoció. Fue en un viaje a Alemania, que había realizado junto a su madre. Siempre le gustaba acompañarla, ya que era un amante de las travesías. Había salido a correr una tarde por las cercanías del lago Starnberg, cuando se encontró con una bella muchacha nadando allí. Estaba saliendo del agua sacudiendo su larga cabellera rubia. Quedó boquiabierto, no podía creer ver tanta perfección con sus ojos.
La muchacha se envolvió en una toalla y comenzó a caminar. Se veía tan espontánea, como si nada a su alrededor le importara. Era totalmente perfecta. No podía dejarla pasar. Así que la siguió.
-De verdad nunca vi nada más bello en toda mi vida.- Dijo acercándose a ella.
La muchacha volteó a verlo. De verdad tuvieron una conexión desde ese primer instante.
-Eso le debes decir a todas las muchachas que conoces en tus viajes.- Respondió ella.
-De veras que no. Estoy siendo sincero contigo, he quedado maravillado al verte.
Ella sonrió y de esa sonrisa no se olvidó nunca más. Pasaron unos días increíbles en Munich. Ambos daban paseos interminables y volvían muy tarde a sus respectivos alojamientos. La muchacha se mudaría casualmente a Odaiba el próximo semestre, debido al traslado de su padre, por lo que vivirían en la misma ciudad. Eso los ponía contentos, pero a Haru lo preocupaba solo una cosa: su novia.
Su padre lo había obligado a salir con Minako, una castaña muy bonita, hija de su socio mayoritario. Era una relación pura y exclusivamente por conveniencia. Al principio le había parecido bien, debido a que su único anhelo era convertirse en el sucesor de su padre. El joven Aoyama, hasta ese entones no había conocido el amor. Pero la bella Natsumi había revolucionado todos sus sentidos. Debía terminar con eso enseguida o nunca sería feliz.
Le explicó a la rubia, que en Odaiba se encontraba su novia, y que debía terminar con ella para poder empezar una relación nueva. La muchacha al principio se molestó porque Haru no había sido sincero con ella desde el principio, pero luego lo entendió. Sus sentimientos hacia él eran mucho más fuertes que cualquier enojo.
Un tiempo después instalada en Odaiba, ya comenzó su tan ansiado romance junto al rubio carilindo y millonario. Se sentía una estrella de Hollywood. El muchacho la trataba como a una reina. En la escuela se había hecho popular en un par de días y todos la admiraban. Eran la pareja perfecta. No podía pedir más nada en su vida.
Era como si el destino había decidido que se cruzasen aquella tarde en Munich, para estar destinados a estar por siempre juntos. Aunque ese para siempre no duró tanto...
Haru era hombre y un momento de debilidad hizo que acabe con toda aquella dicha. Cayó en la tentación y engañó a su bella novia con una muchacha de sexto. Natsumi nunca más volvió a ser la misma. Esa luz que tenía se apagó, para transformarse en una persona oscura.
Claro que todos la seguían adorando y venerando como siempre. Solo alguien que la conociera de verdad se daría cuenta del repentino cambio de la muchacha. A veces las personas no son malas, simplemente que el dolor las transforma en algo que no deseaban ser. Haru también por tanto dolor cambió. Él sabía a la perfección lo mal que había estado. Sentía que a todas las personas que quiso había lastimado. Y que cualquiera que se acerque a él saldría herido. Por lo que comenzó a alejarse de todos y se transformó en una persona totalmente solitaria y sombría.
Así pasó el tiempo, y conoció a su compañero digimon Impmon. Se dejó llevar por su odio y resentimiento y comenzó a volverse oscuro. En el momento en el que conoció a Mimi parecía que una llama había renacido dentro de él. Una mujer tan transparente y alegre como ella sería suficiente para salvarlo. Estaba convencido que era su destinada, pero ella había elegido a Taichi Kamiya. Ese maldito, era la segunda vez que se quedaba con la chica que él quería. Pero esta vez no ganaría. Él tenía un plan.
-Veo que nada ha cambiado. Sigues amándome como siempre.- Dijo ella.
-Nunca te olvidaría. Tú decidiste irte.
-Pero ahora estoy aquí.- Respondió ella besándolo otra vez.


El hilo rojo (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora