El Chico De La Gabardina Negra.

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¿Qué es un Guardián?
Un Guardián dedica su vida a proteger a los humanos. Ellos vienen de otra dimensión, de donde vienen los monstruos.

Guardianes.

Me miré al espejo, mientras me trataba de quitar el sueño tallandome los ojos.
Mi reflejo me devolvió la mirada. Mis ojos castaños reflejaban cansancio. Termine de arreglar mi cabello trenzandolo.
Delineé mis ojos y pinté mis labios de rosa. Una vez lista tomé mis cosas y me puse mi chamarra favorita.
Me puse mis audífonos y los conecte a mi celular. Amaba mi música. Me distraía del largo camino.

Salí como de costumbre a la misma hora, veinte minutos antes de las siete de la mañana. Suspiré, era el segundo día que llegaba temprano.
Mis padres habían insistido en que buscara trabajo durante las vacaciones. A regañadientes acepté.
El frío me pegó como una cachetada limpia. Estúpido cambio de clima repentino. Dí una última revisada a mi mochila y mis cosas.
Todo bien. El cielo estaba aclarando. Amanecía.
Era temprano y no había mucha gente por las calles. Caminé hacia el transporte público. Salí de mi calle Avenida 542.
Pasé por la esquina de la calle por un pequeño parque y me sentí observada. No ví a nadie pero sentí algo extraño. Un presagio de que algo pasaría.
Un escalofrío me recorrió y no tenía nada que ver con el frío.
Crucé la calle y avancé hacia una avenida más grande, si bien no había mucha gente, coches y transporte si.
Arrepentida de no traer una bufanda y guantes me frote las manos antes de llegar al "metro".
Mientras  me aproximaba a las escaleras pasé por puestos de comida dispuestos a tentar mi olfato. Un aroma dulzón a pan me hizó girar.
Había olvidado mi dinero. Resignada avancé. Afortunadamente traía conmigo mi tarjeta del metro con saldo.
Entre al metro mientras esquivaba a la gente "con prisa" y esperé la llegada del tren en la parte de adelante, donde se suponía exclusivo para mujeres.
Digo se suponía porque al subir al vagón uno descubre a alguno que otro hombre colado.
Me hice a un lado en cuanto llego el tren, odiaba como la gente se aventaba, como si fueran animales por un mugroso asiento.
Veinte minutos después llegue a mi destino. Baje algo distraída y una torpe mujer me empujó. El insulto se quedo en mi mente y me enfoque en mi destino.
Mientras iba hacia la salida (bajar escaleras y cruzar dos pasillos) observé mi alrededor al caminar pausadamente.
Desde la chica con la mochila más común floreada, la mujer detestable que te empuja, sólo para rebasarte unos segundos y darte una asquerosa vista con sus jeans super ajustados...

Hasta el chico guapo que pasa a tu lado, con una gabardina negra, de cabello castaño y peinado extraño...
Pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos verdes. Y él sintió mi mirada, a lo que reaccione desviando mi rostro a otra parte.
Continúe caminando mientras el chico se alejaba de mi.
¿Que diría el si supiera quien soy?
¿Le gustaría cómo soy?

¡Pero que tonta! Era solo un extraño...
Continué caminando hacia la salida del metro, donde la gente siempre tenía prisa y amaba ir delante de todos. Odioso.
Camine cinco minutos más hasta que al fin visualice el edificio donde trabajaba.
Llegue a la entrada de mi trabajo y saqué mi identificación con mi nombre Z. Lily.
El guardia me miro cuidadosamente y me dejó entrar.
Saqué mi celular y miré la hora: 7:05 am. Temprano.
No muy lejos de mí noté a un par de chicos familiares. Estaban en el mismo curso que yo.
Odiaba tener que presentarme a un curso para "atención a clientes". Pero así debía ser. Por un semana.
Los chicos se me acercaron y saludaron. Un chico y una chica. El chico se llamaba Anders, era guapo y tenía un acento norteño marcado.
La chica (quien supuse como su novia) me hizo la platica y unos minutos después entramos al aula.
Nos sentamos juntos y el maestro inicio su instrucción.
Unas horas después salí a comer con ellos y aclararon que son hermanos.
Anders era agradable y me hacia reír mucho.
Tuve un escalofrío de nuevo, y me sentí observada otra vez.
Al regresar al aula una mujer comenzó con una aburrida platica sobre las políticas de la empresa.
Anders parecía atento, pero a mi no me importo. Garabateé unas cosas en el cuaderno y decidí que mejor debía distraerme.
El sueño quería aparecer así que decidí comenzar a dibujar en la parte trasera de mi libreta.

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