Extraño

4 0 0
                                    

Seguí comiendo helado mientras él se sentó junto a mí.
Para mí él era un completo extraño. Pensé que había sido el problema, supongo que nuestro compromiso empezó siendo forzado.

- Se que no tenemos una relación.

- Ve al punto hombre.

- Me quedaré contigo.

- No.

- Sí. Debes dejarme.

- No puedo negarte el que te quedes,pero debo advertirte algo.

- Descuida, me dejaste tan lastimado que no intentaré nada.

Le miré con dolor. No era eso. ¡No siquiera me interesaba si intentaba besarme u otra cosa!

- Si vas a quedarte como inquilino, debes apoyar.

- Claro, es justo.

- Me quedaré en casa - dije con cansancio.

- Te apoyaré en lo que pueda.

- Espero que no tengas problemas con tu familia.

- No los habrá, me encargaré de proteger al bebé.

Entonces se fué, me dejó comer el helado y lo escuché hablando con mi hermano.

Me sentí como la peor madre, era una inconsciente.

- Es mi deber protegerte - le dije al bebé - y amarte como no puedo a tu padre.

Sentí que las lágrimas me invadían. En los siguientes días tuve que armar un plan para ganar peso. Debía comer cada dos horas en pequeñas cantidades para ganar un peso saludable. Para mí buena suerte Lauri se ausentaba todo el día,pero por las noches siempre estaba,algo que agradecí.

Dos semanas después me había acostumbrado a la rutina de quedarme en casa. Había ganado dos kilos y ya se notaba mejor el bebé.
Era martes y mi hermano había quedado en acompañarme para comprar algunas cosas.

Al final me mandó un mensaje de que estaba ocupado. No quise insistir,pero tenía que pasar a comprar cosas para la cena y decidí ir sin él.

Mis padres me habían regalado un auto,así que me ocupe de acomodar a mi pequeña en el asiento trasero. Llegué al autoservicio en diez minutos y estaba a punto de sacar a mi hija cuando sentí la presencia de él.

-¿Qué pasa?- dije enojada.

- Creí que me pegarías - dijo asustado.

- No, te sentí,no como la otra vez.

- Yo te ayudo - dijo mientras me hacía a un lado.

-¿Te llamó?

- Si,dice que tuvo un contratiempo y que viniera a ayudarte.

- Pues si necesito ayuda.

Cargo a la pequeña y entramos a comprar.

-¿Quieres que te ayude?

- Voy a comprar la cena, además necesito una pijama nueva porque la que tengo me aprieta.

Sentí que me  observó unos segundos.

Hice las compras mientras el estaba en silencio.

Cuándo terminamos me ayudó a subir las compras al auto. Agradecí que no tratara de hacer la plática,pero era algo que me resultaba molesto y contradictorio.

Suspiré y el sonrió.

-¿Te sientes bien? ¿Quieres que te ayude con la cena?

- No. Está bien.

- Gabriel dijo que no vendrá temprano.

- Ah... Es cierto,había olvidado que salía con una chica.

-¿Le gustan las chicas?- preguntó sorprendido.

-¿Te estás burlando de mí hermano?

- No,es que...
Se silenció y no agregó nada. Yo también lo creí un tiempo. Hasta que me habló de la chica.

Prepare la cena mientras el se quedaba con ella. Cuando fui a buscarlo para cenar no lo ví en la sala,dónde los dejé.

Me servi mi cena y otra para él.

- Está dormida,creo que se canso.

- No es la única que se cansa éstos días.

- Gracias. Soy una molestia para ti.

- No lo eres. Yo soy la que está mal.

Había roto mi promesa. Aquel juramento se fue a la basura.

Me tomo la mano y me sentí mal.

- Te apoyo,aún cuando no seamos nada.

¿Porqué sentía ésto?¡Tenía deseos de aliviar su dolor!

Apreté su mano.

-¿Cuándo deje de amarte?- pregunté en voz alta -¿Cuándo de disfrutar el sexo contigo?

Me miró confuso.

- Es mi culpa,nos alejamos antes de que naciera mi hija.

- No,es mi culpa. Dejé que el dolor opacara lo que sentía por ti.

Y sin embargo no podía hacer nada.
¿O sí?

GuardianesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora