Me duele perderte.

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Pasó el tiempo. Estaba cerca de tener al bebé. No lo había visto en varios meses, incluso perdí la cuenta, era doloroso recordar el tiempo con Lauri.

Suspiré mientras revisaba la despensa que me trajó Pauli, uno de los amigos de Lauri. Ellos me visitaban dos veces por semana, pero no lo mencionaban. Era lo mejor. Lauri no había regresado para hablar conmigo, le entendía, yo le daba la espalda a nuestro mundo. Un mundo peligroso para mí en éstos momentos.

El idiota de mi hermano logró despertar a mi padres, pero ellos estaba en nuestro Reino recuperándose, por lo tanto estaba sola la mayor parte del tiempo.

Pusé música para relajarme, no quería pensar en Lauri y llorar de nuevo, algo que era una maldita costumbre al menos una vez al mes.

Terminé de preparar mi cena, pensando en cómo serían las cosas si yo estuviera en mi Reino.

Supongo que existen cosas que definitivamente uno no extraña al no tener.

Estaba a punto de comer en la cocina cuando un ruido me sorprendió. Me pusé en alerta...

De la nada empuñé mi arma y amenacé al extraño en la puerta.

-Estuve a punto de lastimarte- le dije al recien aparecido Lauri.

-No lo hubieras hecho- dijo tranquilo.

-En realidad sí. Ya no estamos tan sincronizados como antes- dije algo avergonzada.

-Es una lastima porque puedo sentir tu dolor todas las noches- dijo el nostálgico.

-¿Qué quieres?- dije de manera grosera.

-Vine a hablar contigo.

-Me parece que es demasiado tarde- le dije enojada.

-¿Eso crees?

-Es lo que pienso, no creo- dije mientras regresaba a mi cena.

Lauri me siguió. Era doloroso verlo frente a mí.

-Renuncié- anunció Lauri.

-¿Y eso en qué me ayuda?- dije con sarcasmo- ¿Cómo alivia el tiempo que nos dejaste?

-No estuviste sola, estaban ellos.

-¿Esa es tu excusa? Vete por favor. No quiero pelear de nuevo contigo.

-No voy a irme, te lo dije.

-Vete. No puedes tratar de arreglar todo de la nada... Eres un...

Me detuve cuando el aire me empezó a faltar. Un dolor me golpeó en el vientre.

-No ahora...

Me doblé del dolor. Lo alejé con la mano.

-Tengo que ir al hospital- dije mientras trataba de respirar profundo.

-¿Qué hago?- dijo Lauri asustado.

-Llama a tus amigos... A quien sea, pero llévame al hospital... Y toma la maleta en mi cuarto.

El desapareció sin decir nada, fue a mi habitación y después lo escuché salir apresurado.

Caminé con dificultad y salí de la casa.

Mi celular sonó. Era mi hermano.

-¿Qué quieres? No es momento para escucharte- dije enojada.

-Ese imbécil te olvidó- dijo mi hermano- ya le dí un puñetazo.

-Es natural, está nervioso.

Mi hermano tenía a Lauri en el piso. Lauri se me acercó asustado.

-¡No era mi intensión!- dijo Lauri con pánico.

-Hagamos las cosas de manera más eficiente- dijo mi hermano mientras me cargaba.

Nos teletransportó al hospital, olvidando a Lauri. Lo bueno que era discreto y estábamos lejos de la entrada.

-¡Rápido está por tener a su bebé!-gritó mi hermano.

Me senté en una silla mientras otra contracción empezaba. 

-¿Es su esposo?- preguntó una enfermera.

-Es mi hermano- dije apretando los puños.

Era maravilloso el dar la vida a un hijo, pero de verdad que era un maldito calvario...

Después de dos horas al fin nació mi bebé. Una hermosa niña. 

Lauri llegó poco después que nosotros. Yo estaba tan cansada que me perdí por varias horas.

-¿Cómo puedes ser tan descarado?- dijo mi hermano.

-Regresé para recuperarla- dijo Lauri.

-Ella no te quiere cerca. ¡Ni siquiera te preocupaste por tu hija!

-No podía, estaba en un juicio contra mi padre. Me deslindé de mi Reino para siempre.

-¿Sabes lo que eso significa?- cuestionó Gabriel.

-Sí. Ahora la sucesora de mi padre es mi hija.

-¡La condenaste y ni siquiera tiene un año!

-Era la única manera de regresar a ella...

-Ella va a matarte. Ahora su hija será separada de ustedes por tu estupidez.

-Existe otra forma- dijo Lauri- pero no es muy agradable.

-¿Crees que ella aceptará vivir con tu padre?

-En realidad sólo postergué mi Reinado- dijo Lauri pensativo.

-No sé qué fue lo que hiciste, pero debiste tener en cuenta a las dos... No sólo a tí.

-Lo hicé.

En efecto. No pudo negarse por completo a dejar de ser el sucesor de su Reino, pero si le ganó la batalla a su padre para ser Rey. Sólo sería su sucesor en caso de que su padre muriera o algo le impidiera gobernar. Odiaba los malditos protocolos de su Reino, uno de ellos era que debía permanecer dentro del castillo al casarse. Era la razón por la que luchó por meses para estar con ella. Porque sabía que ella no soportaba estar en un lugar que la odiaba.

Ella era su razón de existir y estar lejos de ella lo consumía lentamente... En amargura.


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