¿Y ahora?

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Gabriel me miró pensativo y nos dejó solos.

-¿Eso paso? ¿O tratas de engañarme? - me preguntó Lauri algo nervioso.

- Esperaba que sintieras mi emoción... Si lo deseas regresamos a ser dos extraños.

- No. Empecemos de nuevo.

- Me agrada la idea.

Me besó y me abrazo. Eso me hizo sentirme bien. Protegida.

- Tengo algunas cosas que hacer - dije al pensar en mis pendientes.

- Puedo quedarme contigo.

- Bueno... Debo ir con mis padres,le diré a Gabriel que me acompañe.

-¿Estás segura?

- Sí.

No,en realidad no estaba para nada segura. Quería quedarme en casa. Un mal presentimiento no me dejaba tranquila.

- Creo que será mejor que te acompañe - dijo el.

- Mejor no saldré. En casa ya tengo suficientes cosas qué hacer.

- Bien.

- Le diré a Gabriel que me traiga unas cosas.

Me quedé con Lauri y fui a ver a mi niña, que al parecer estaba jugando con Gabriel.

- Quería ir a nuestro reino, pero... Tengo un mal presentimiento.

- Investigare - dijo Gabriel.

- Te daré una lista de lo que debes traerme - le pedí.

- Tengo tiempo. Por la noche tengo una cena.

- Lamento haberte dejado el cargo de ser rey.

- Así debía ser. Además tú tienes a tu... Tus hijos.

- Estaré bien.

Eso esperaba. Así que me enfoqué en mis pendientes. Lauri estaba cerca, ayudando en lo que podía.

Me quedé algo perdida mientras doblaba ropa cuando él se me acercó.

-¿Qué pasa?- le pregunté.

- Yo... Quería saber algo...

Nervios, ansiedad... Podía sentir que quería hacer algo.

Me abrazo y cerré los ojos.

Lo besé tratando de responder todas sus preguntas.

Entonces aquella demostración de cariño se elevó de tono y sus labios me cubrieron el cuello...

No quise preguntar por algo que no fuera nosotros.

Le mire a sus ojos verdes,con ansias de sentirlo dentro. Él sabía lo que quería, así que me cargo hasta mi habitación ... Corrección,la que ahora era nuestra habitación.

Sus caricias fueron lo mejor, aquello fue como si estuviéramos tendiendo sexo por primera vez.

Se adentró en mi con impaciencia, me aferre a su espalda y gemi con descaro.

Le amaba, desde que ambos nos reencontramos,desde aquel día en que se puso celoso de otro chico. Éramos un equipo,una pareja... Lo éramos todo juntos.

- Te amo - le grite.

- Te amo... Nunca dejé de amarte.

Aquello fue como gritar a los cuatro vientos que lo amaba.
No fue sólo sexo,nos demostramos cuánto nos amamos en ese momento.
Yo no lo dejaría. Nunca me alejaría más. Moriría por dentro si lo hacía.

Nuestra relación cambió. Esperaba que me perdonará. Todavía tenía que averiguar quién nos quería separar.

Pero mi alegría no duraría mucho. La persona que nos quería lejos tendría que actuar,además de que aún no se hacía oficial mi embarazo. Tenía miedo,algo común. Pero sabía que ellos estarían para protegernos.

- Debería dejarte descansar - me susurro mientras besaba mis labios.

- Estoy bien.

- No debería fatigarte.

- Pues cuánto lo siento,porque tengo energía para rato.

- Quería preguntarte algo.

-¿Saber cuánto te amo?

- No. Eso ya lo sé. Quiero volver a casarme.

- Que yo sepa no estamos divorciados.

-¿Qué?

- Que detuve el trámite del divorcio - le confesé.

Lo hice cuando le entregué lo papeles,guiada por una fuerza invisible. Pero no sé lo dije hasta ahora

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