Enfrentando la oscuridad.

22 2 2
                                    


-¿Listos?- dijo el padre de Lauri- Deben entrar sin armas.

Con molestia, deje mi espada en la entrada. Lauri me imitó,dejando su arma también.

-Espero que no tardemos tanto- dijo Lauri antes de darme la mano.

-No quiero que me des la mano- dije enojada.

-Hazlo o te perderás- ordenó Lauri.

-Prepárense- dijo el Rey- es un viaje de paz mental.

Ambos entramos juntos  a la habitación.

-¿Qué clase de paz mental te da?-pregunté.

-Una muy dolorosa- dijo Lauri- espera...

El sacó una cinta de su bolsillo y la amarró a mi mano, a continuación la parte posterior la amarró a su mano, ambos conectados por la cinta.

Le miré en espera de ver qué pasaba, qué seguía a continuación.

La puerta se cerró detrás de nosotros.La oscuridad nos invadió y el me apretó de la mano al volver a tomarla. No le dije nada porque sabía que se sentiría.

-Es un entrenamiento extraño- dijo Lauri con la voz quebrada.

-¿Qué clase de entrenamiento?-pregunté con duda en mi voz.

-¿Qué clase de entrenamiento?-repitió una voz burlona detrás de nosotros.

Una yo idéntica nos miraba con descaro.

-Eres débil, ni siquiera fuiste capaz de terminar tu entrenamiento- dijo mi yo extraña.

-Ella es tu yo profundo, todas las cosas malas que piensas o haces... Tu parte mala- dijo Lauri.

-Hablaba contigo- dijo mi yo malo a Lauri.

-El pleito es conmigo- dije enojada.

-No, es con él- dijo ella- tú tienes a ése para pelear.

Señaló hacia otro lado, de donde salió un Lauri con semblante de enojado.

-Tenemos mucho de qué hablar- dijo el Lauri malvado.

-No te alejes de mí- dijo Lauri apretando mi mano.

El padre de Lauri estaba caminando por la entrada de la habitación, sin parar, yendo y viniendo.

Estaba nervioso, ese lugar estaba diseñado para enfrentar sus miedos más oscuros, no entendía porqué ambos entrarón a ese lugar.

Estaba a punto de entrar al lugar, cuando la puerta se abrió, luego de tres horas dentro de la misma.

Ambos salierón apoyándose el uno en el otro.

-Ella está débil- dijo Lauri preocupado.

-¿Qué pasó?- dijo el Rey mirando a su hijo.

-La cinta se rompió y tuvimos que pelear con ellos... Mi yo... Fué muy cruel con ella.

-No debiste entrar, ella...

-Es fuerte, pero tendrá resentimiento por un tiempo, sino de por vida...

-Son unos inconscientes...

-Tal vez, pero ella tuvó una visión donde me asesinaba y la atormentaba.

-Vamos a dejarla descansar.

Lauri la cargó a su habitación, le preocupaba su relación...

Su yo malvado le dijo que la odiaba por tener una vida normal, que la odiaba por ser... Por despreciarlo, por no amarlo... Y trató de lastimarla.

Ella no se quedó atrás, le atacó con palabras diciéndole que era un cobarde, que esperaba que no fuera tan "correcto". Y odiaba que no pudiera comprenderla.

Se quedó a su lado por toda la noche, hasta que su padre le obligó a salir. 

-Tenemos que hablar- dijo el Rey a su hijo- el doctor va a revisarla.

Una mujer entró en cuanto Lauri siguió a su padre. Ambos caminarón hacia el despacho de su padre.

-¿Vas a decirme que me quitaste del tapiz familiar?- dijo Lauri nervioso.

-No. Quería que vieras con tus propios ojos que vas a ser padre.

-¿Qué?

Lauri se acercó al tapiz familiar, aquel donde aparecía toda su familia. La línea de su linaje se encontraba débilmente unida a la de ella y debajo tenia otra línea, aún sin nombre.

-El tapiz no miente- dijo su padre.

-Ella... Yo... 

-Vayamos con el experto...

-Es una locura- dijo Lauri.

La doctora les esperaba impaciente.

-Necesita reposo, si no despierta en unas horas...

-Haga lo que sea necesario para que esté bien- dijo el Rey.

-Sus padres...

-Ellos están indispuestos- dijo Lauri- yo respondo por ella, soy su esposo.

-Muy bien, regresaré en dos horas- dijo la mujer.

Lauri se acercó a ella, preocupado por lo que pudiera pasarle.

-Fuí un  idiota, no debí llevarte.

GuardianesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora