Multimedia: Domynic Ruthven
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La mañana siguiente llegó demasiado rápido para Domynic. Estaba ansioso. No veía la hora de poder matar a esa maldita mortal para obtener su libertad. Deseaba con todas sus fuerzas recuperar su vida.No sé por qué estás tan desesperado por salir de aquí - le dijo una parte de su subconsciente - tu vida jamás volverá a ser normal. Eres un asesino perseguido en todo el mundo de la penumbra que mágicamente queda en libertad. El mismo vampiro que mató a su propia prima a los diecisiete años y que huyó de su casa a la misma edad. ¿Cómo puedes pensar que tendrás una vida normal?
Ese pensamiento le había rondado la mente durante esos dos días. Y es que en cierta forma, eso era real. Aún estando libre, su familia no lo querría y viviría sólo con el cargo de consciencia de haber matado a un familiar a pesar de ser un accidente. Nada había cambiado con el paso de cinco años. Y Domynic sabía que nada de ello iba a cambiar. Sin embargo, otra parte de sí, se alegraba de salir de allí sin importar la vida que llevaría en el futuro.
Un guardia llamó a Domynic desde la reja. Domynic se levantó de su litera de un salto y se encaminó fuera de la celda junto al guardia que tenía una estaca de madera para seguridad. Caminaron por varios pasillos hasta un pequeño cuarto con ventanas amplias en las cuatro paredes. Desde afuera, Domynic pudo ver a los cinco miembros del concejo rodeando una mesa. Entró siempre con el guardia siguiéndolo muy de cerca. Todos los presentes se volvieron hacia él. Era el centro de atención.
-Domynic, supongo que no te arrepientes de tu decisión, ¿o me equivoco? - el miembro rubio le habló con seriedad.
-todo sigue igual y no cambiaría mi decisión por nada - aseguró Domynic mientras contemplaba una caja de metal grabada.
Era una caja que parecía ser muy delicada. Estaba grabada en plata y tenía tallada en su tapa, la palabra "viribus". Domynic supo de inmediato por qué estaba la caja ahí. La palabra "viribus" significaba poderes. Iban a devolverle sus cualidades sobrenaturales.
¡Cuánto extrañaba mis poderes! - Pensó de repente - es un alivio tenerlos de vuelta. A veces me sentía al nivel de un estúpido humano. ¡Qué horror!
Sentirse como un humano era algo de verdad espantoso para los vampiros. Si alguien se enteraba que un vampiro se sentía humano significaban dos cosas: no era un vampiro puro o estaba deprimido a tal punto de querer acabar con su vida. Pero Domynic no encajaba con ninguna de las dos posibilidades anteriores.
-excelente - anunció el concejal de cabello castaño frotándose las manos con ansiedad. En su rostro se dibujó una amplia sonrisa que mostró sus colmillos.
-por favor siéntate aquí - el concejal rubio le indicó un sillón a Domynic quien obedeció - ¿recuerdas lo que tienes que hacer?
Domynic pensó en la visita del Concejo del día anterior. Su función en la misión le apareció en la cabeza.
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Mitades Perfectas: Condena [COMPLETA]
VampirePrimer libro de la bilogía Mitades Perfectas. Raven Anderson sueña con ser una diseñadora exitosa y tener una vida normal. Pero por sobre todo, sueña con encontrar a alguien con quien compartir su vida. Pero tras varios fracasos en su vida amorosa...