Ambos se miraron entre sí sin comprender qué estaba sucediendo antes de volver su vista a la mujer que se alzaba frente a ellos.
La recién llegada acomodó sus bucles rubios y sonrió. Se acercó a Domynic y pasó una mano por su rostro casi cariñosamente.
—Ha pasado tiempo sin vernos... —le susurró.
Sus ojos verdes centellaron y el joven vampiro no pudo evitar remontarse al tiempo que compartieron en la cárcel, las visitas de la bruja, sus caricias sanadoras, su breve y efímero amorío.
—Aunque no tanto tiempo en nuestro caso —la rubia avanzó unos pasos hasta Raven, quien no entendía cómo ella estaba allí.
Belinda, la chica que tenía a todos a sus pies en la universidad, la chica por la que la había cambiado Christian, estaba en el Mundo de las Sombras como si ese fuera su verdadero hogar.
—Belinda, ¿q-qué haces aquí?
—¿Dónde más estaría? —dejó escapar una carcajada ante la expresión de confusión de la humana—. Esta es mi casa.
—¿Se conocen? —la pregunta se coló por los labios de Domynic antes de que pudiera pensarlo dos veces.
La rubia ahogó una nueva risa y meneó la cabeza.
—Eso depende de lo que quieras decir con conocer, Domynic.
—Es la... la nueva novia de Christian... —aclaró la Mitad Perfecta, que seguía tan anonadada como hace instantes. Nada de eso tenía sentido, no para ella, al menos.
—¿Novia de Christian? —La rubia sacudió su cabello y volvió a reír—. Jamás sería pareja de un humano, mucho menos de un imbécil como él.
—Janice... ¿qué diablos has hecho? —era el vampiro quien la habló esta vez.
—¿Janice?
Raven recordó cuando su Mitad Perfecta había mencionado ese nombre. Recordó cuando la abrazó en aquella cabaña y murmuró aquel nombre con los ojos cerrados, relajado. Pero eso era ridículo. Esa persona que estaba delante de ella era Belinda, la Barbie que le había arrebatado a Christian, la estudiante que lo había besado en su cara para provocarle celos.
¿Quién era en realidad esa joven?
—Creo que ambos están equivocados —se aclaró la garganta y se alejó lo suficiente como para poder mirar a las dos Mitades Perfectas a la vez—. Me llamo Mauvais. Belinda y Janice eran sólo identidades que usé cuando necesitaba.
Domynic sintió cómo se le removía el estómago. Ella le había mentido en la cara. Le había dado un nombre falso, le había hablado de su vida y había actuado compasivamente con él. Y todo era una jodida mentira.
—¿Dónde está Christian? —preguntó Raven intentando asimilar lo que estaba sucediendo.
—¡Ay, mírate tan preocupada por ese chico! —rio Mauvais con sarcasmo. Tomo una de las mejillas de la humana entre sus dedos como si fuera una criaturita adorable—. Lo admito, es guapo. Esos ojos ámbar lo hacen... interesante.
El corazón de Raven dio un vuelco al recordar a su expareja. Alguna parte de ella todavía lo extrañaba y todavía seguía doliendo. Un amor no se olvida de la noche a la mañana.
—¿Dónde está él? —repitió preocupada.
—No lo sé... en su casa supongo... —le restó importancia Mauvais—. No pasé más de un segundo del necesario con él. Era insoportable. Todo el maldito día hablando de ti...
Raven se quedó sin palabras.
—¿De qué hablas?
—Ese imbécil estaba enamorado de ti hasta la médula.
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Mitades Perfectas: Condena [COMPLETA]
VampirosPrimer libro de la bilogía Mitades Perfectas. Raven Anderson sueña con ser una diseñadora exitosa y tener una vida normal. Pero por sobre todo, sueña con encontrar a alguien con quien compartir su vida. Pero tras varios fracasos en su vida amorosa...