Ninguno de los dos quería apartarse del otro, pero, aunque quisieran, no podrían quedarse allí para siempre. Tenían que escalar la ladera de la montaña para buscar un sendero elevado por donde cruzar al territorio de las brujas antes de que el sol se ocultase. Lo sabían perfectamente y aun así se rehusaban a soltarse el uno al otro, tal vez porque en el fondo temían que ese momento efímero pero perfecto no volviera a repetirse jamás.
-Raven... -susurró el muchacho rompiendo el beso para recuperar el aliento. Bajó su mirada a los labios hinchados de la chica un momento.
La deseaba demasiado pese a saber que lo que sentía era prohibido e inapropiado pues, después de todo, Raven no dejaba de ser la cazadora a la que debía matar. El problema es que cuando sabemos que no podemos tener algo, muchas veces lo deseamos con más fuerza e intensidad. Hay cierta tentación en lo prohibido que sólo comprenden aquellos que lo experimentan.
-Dime que me detenga -agregó con voz ronca y la respiración a mil- Dime que todo esto es una locura y que no debería hacerlo, Raven.
-Es una locura... probablemente no deberías hacerlo... -jadeó la muchacha bajando sus manos hacia la cintura del joven vampiro- Pero no te detengas... por favor no lo hagas...
Mierda. La voz suplicante de Raven sólo aumentaba sus ganas de probar más de ella en ese preciso instante. Domynic había escuchado relatos lejanos de los vampiros que habían invadido el Mundo Diurno sobre lo excesivamente tentadoras que podían llegar a ser las humanas. Sin embargo, sentirse atraídos por ellas era un signo de debilidad. Jamás permitirían que unas simples mortales los doblegaran. Y si alguna vez cometieron algún pecado de la carne con ellas, sólo lo hacían para alimentarse de ellas y luego matarlas.
Pero lo que sentía Domynic era diferente. Débil o no, no la quería sólo para beber su sangre. La deseaba por ser ella, porque era hermosa, por fuera pero también por dentro. La deseaba como si hubiera sido hecha para él.
Raven cerró los ojos cuando sintió los suaves labios del vampiro sobre su cuello. La barba de algunos días le pinchaba a medida que el joven avanzaba por su piel, pero no le importaba en lo absoluto. Su mente era un campo de batalla entre la tentación a dejarse llevar por lo que Domynic provocaba en ella y las inhibiciones que todavía sentía.
Tomó en sus manos el rostro del muchacho conduciéndolo de vuelta a sus labios.
-Sólo bésame, ¿sí? -al oír su petición, Domynic le sonrió comprensivamente y volvió a adueñarse de sus labios.
Haría únicamente lo que ella quisiera siempre, ni más ni menos. Así que continuó desgastando sus labios, haciendo que todo a su alrededor se desvaneciera. No importaba dónde estaban, ni quienes eran, ni lo que habían ido a hacer. En ese momento sólo importaban ellos dos.
El graznido de un cuervo los hizo sobresaltar y los devolvió a la realidad. Al mirar en dirección al pájaro que andaba sobrevolando el lugar donde se encontraban, Domynic notó que el sol había cambiado de posición y lo comprendió: era hora de continuar. Volteó hacia Raven y le plantó un dulce beso en la coronilla estrechándola contra su cuerpo.
-Por mucho que quiera quedarme contigo aquí -dijo ofreciéndole la mano para ayudarla a salir del lago-, se nos está haciendo tarde para subir la montaña.
Cuando Domynic se acercó a la ladera de la colina para examinarla en busca de peldaños naturales que les permitieran ascender, la chica se quedó atrás contemplándolo. Ese era el verdadero Domynic Ruthven; no tenía duda. Una criatura con luces y sombras: con un lado salvaje y peligroso, pero también con una faceta dulce, compasiva y sensible.
-Ven, intenta subir por aquí.
La muchacha se acercó y Domynic colocó sus manos como si fuera un pequeño escalón para que Raven apoyara su pie y así impulsarla hasta la primera roca sobresaliente de la cual la chica debía sujetarse. Cuando la chica alcanzó una altura considerable, el joven se dispuso a seguirla. Quería permanecer justo por debajo de ella por si su agarre llegaba a zafarse y debía sujetarla para que no cayera.
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Mitades Perfectas: Condena [COMPLETA]
WampiryPrimer libro de la bilogía Mitades Perfectas. Raven Anderson sueña con ser una diseñadora exitosa y tener una vida normal. Pero por sobre todo, sueña con encontrar a alguien con quien compartir su vida. Pero tras varios fracasos en su vida amorosa...