-¿qué crees que estás haciendo?
Domynic sujetaba a la chica fuertemente de la muñeca. Raven se tambaleó un poco por la sorpresa pero luego miró al joven a los ojos algo asustada.
-¡respóndeme! - el grito del muchacho hizo que ella se sobresaltara e instintivamente intento alejarse de Domynic. Pero él no estaba dispuesto a soltar su muñeca.
-yo sólo... - las palabras quedaron atrapadas en su boca por los nervios.
-¿tu sólo qué? - el rostro del muchacho de ensombreció - querías reestablecer la conexión para inmiscuirte y descubrir lo que no quiero compartirte.
-eso no es...
- no te detienes hasta conseguir lo que quieres, ¿no? ¡eso es egoista!
Raven sintió un punzada de dolor pero pronto se transformó en molestia. Si hubiera sido egoísta, hubiera ignorado al muchacho y habría intentado seguir durmiendo como si los gritos de Domynic fueran insignificantes.
- ¿¡egoísta!? - Raven sacudió su mano - ¡sólo quería ayudarte!
Domynic frunció el ceño confundido.
- estabas teniendo una pesadilla. ¡No dejabas de moverte y hablar dormido!
La expresión de Domynic cambió radicalmente. ¿Pesadilla? ¿Acaso habían vuelto esos episodios? El joven vampiro recordó cómo las primeras semanas después de ser desheredado y luego encarcelado, había tenido infinidad de pesadillas. Trataba de mantenerse despierto para evitar que su mente divagara por los rincones más oscuros y le hicieran despertarse abruptamente con el corazón acelerado y asustado.
Aflojó el agarre de la muñeca de Raven, quien automáticamente sacudió el brazo para liberarse completamente. La sangre que brotaba de la herida que se había hecho goteaba por su brazo y le dolía la muñeca por la fuerza con la que Domynic la había sujetado. Se frotó la zona intentando aliviar el ardor que sentía en la piel. La muchacha sólo se alejó de él y le dio la espalda.
-Raven, yo...
-olvídalo - interrumpió la muchacha molesta - estoy harta de esto, Domynic.
No se veía con claridad por la oscuridad al interior de la cueva pero Domynic pudo notar a Raven se apoyaba en la pared rocosa.
- debería haberte dejado e ignorado tu estúpido balbuceo - la muchacha presionó su mano contra la tela de su remera para contener el sangrado.
El muchacho se acercó a donde estaba la joven y se acomodó a su lado.
-tal vez deberías... pero es bueno saber que alguien se preocupa por mí -la voz de Domynic fue casi un susurro pero la intensidad de sus palabras permitieron calar ese muro de acero que él mismo había creado.
- ¡Entonces demuéstralo! ¡Deja de alejar y lastimar a quienes queremos ayudarte!
El muchacho agachó la cabeza. Era cierto. Había tenido que aprender a vivir solo y cualquier vínculo se había transformado en algo efímero, sin ataduras ni compromisos emocionales. Hacía mucho tiempo que no conocía a alguien que se preocupara genuinamente por él. No estaba acostumbrado a ello y su reacción automática era alejar a esa persona porque no quería volver a depender de nadie. Además, todo lo que había hecho durante años era lastimar a los demás. ¿Por qué sería diferente con aquel que se acercara incluso con buenas intenciones?
Raven dejó escapar una queja por su muñeca.
-déjame ver - Domynic intentó tomar la mano de la muchacha para examinarla. Al hacerlo, y con la tenue luz de la luna, el joven pudo ver la marca roja que había dejado su agarre en la muñeca de Raven. Si bien no era una herida grave, no podía creer que le había hecho eso a ella.
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Mitades Perfectas: Condena [COMPLETA]
VampirePrimer libro de la bilogía Mitades Perfectas. Raven Anderson sueña con ser una diseñadora exitosa y tener una vida normal. Pero por sobre todo, sueña con encontrar a alguien con quien compartir su vida. Pero tras varios fracasos en su vida amorosa...