-Por supuesto. No es como si Domynic Ruthven tuviera corazón.
El joven vampiro sintió cómo se le revolvía el estómago al escuchar la palabras de la mujer. ¿Existiría alguien en el Mundo de las Sombras que no pensara así de él? Es cierto, de no ser porque Raven era si Mitad Perfecta, la habría matado esa noche en su casa. Pero eso no significaba que no tuviera corazón.
Cuando las lobizonas se alejaron, Raven se levantó y se acomodó la ropa. También estaba un poco aturdida por haber confirmado nuevamente que Domynic la había buscado para matarla. Y porque, en el fondo, todavía temía que llegara a hacerlo si tenía la oportunidad de cortar su conexión. La muchacha se sorprendió cuando notó que Domynic no estaba a su lado. Volteó y se encontró al muchacho sentado con la espalda contra la piedra, una pierna extendida y la otra flexionada, en la que tenía su brazo apoyado. Lucía derrotado. La chica se agachó a su lado y se sentó junto a él.
-Sólo dame un minuto, Raven -susurró el muchacho con la cabeza gacha para evitar mirar a la chica a los ojos.
-No creo que un minuto resuelva esto -respondió ella acomodándose contra la piedra a su lado. - sabes que eres mejor que lo que ellas dicen, ¿verdad?
-¿acaso eso importa? - soltó con su vista puesta en la tierra cerca de su pie.
Raven se pasó las manos por el cabello.
-Entiendo, lo que los demás piensen pesa más de lo que debería- la muchacha se recostó sobre la piedra. Empezó a jugar con sus manos como una distracción para que los malos recuerdos no la abrumaran demasiado- como si no fueran sólo palabras u opiniones.
Domynic volteó a verla pero la chica sólo miraba un punto fijo adelante mientras seguía jugando con sus manos. El muchacho se concentró en cómo las movía nerviosa.
-El problema es cuando empiezas a creer que vales y eres lo que los demás piensan de tí, cuando dejas que sus opiniones te dejen marcas.
Las manos de Raven se movían frenéticamente, enrededando y desenredando sus dedos de distinta manera para mantenerse ocupada. El joven vampiro consideró atrapar sus manos entre las suyas para darle seguridad. De hecho, acercó su mano a las de Raven cuando estaba distraida, pero no se animó a hacerlo.
-Sé que es difícil, Domynic. Pero tienes que recordar que eres más de lo que ellas pueden ver.
-Suena más simple de lo que verdaderamente es, especialmente cuando ya te has ganado una reputación porque todo el mundo piensa lo mismo de ti.
-¿que eres un desalmado, un maldito monstruo sin corazón? -Raven lo miró y pudo ver un destello plateado en los ojos del muchacho. Era como si verde de sus ojos ahora brillara más, pero no de una forma agradable. Se trataba del mismo brillo que se apoderaba del iris del muchacho cuando tenía miedo- no todos los que te conocen piensan eso de tí. Yo no lo hago. Tal vez seas un asesino; y tal vez todavía deseas matarme, pero para mí, no eres un desalmado sin sentimientos. Sólo mírate, preocupándote por lo que los demás piensan de tí. Tienes un corazón, herido que decidiste esconder detrás de una gruesa capa de hielo.
Domynic se sorprendió por lo poco que le había costado a la chica descifrarlo.
-Prefieres estar sólo que mostrarte cómo realmente eres, porque no crees que valga la pena desmentir la estúpida leyenda del asesino despiadado.
El muchacho tragó duro mientras Raven seguía diciendo verdades sobre él. Era aterrador la manera en que la joven podía leerlo como si fuera un libro abierto.
Raven se levantó y le tendió una mano a Domynic para que él hiciera lo mismo. Él la agarró y tomó impulso para levantarse, de modo que su pecho quedó pegado al de la muchacha.
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Mitades Perfectas: Condena [COMPLETA]
WampiryPrimer libro de la bilogía Mitades Perfectas. Raven Anderson sueña con ser una diseñadora exitosa y tener una vida normal. Pero por sobre todo, sueña con encontrar a alguien con quien compartir su vida. Pero tras varios fracasos en su vida amorosa...