Luego de otra media hora hablándo, y haciéndo ruidos cómo si de verdad teníamos relaciones, la velada estaba por terminar.
- Me encantaría que te quedaras -Dijo Bruno tomándo mi mano.
- No lo sé, nunca me he quedado a dormir una primera vez con un cliente -Dije avergonzada.
- ¿Por mí harías una excepción? -Dijo sonriendo abiertamente
- Tal vez... Sólo déjame avisarle a Walter que me quedaré
-Oh, ¿Walter es tu... novio, esposo? -Dijo él con un tono decepcionado.
- No, es nuestro chofer.
Pude sentir cómo el aire de la habitación se hacía más incómodo, llamé a Walter y le avisé que me quedaría a dormir. Él estaba muy de acuerdo. Volví a sentarme a un lado de la cama junto a Bruno. Su mirada ya no éra de lástima, ahora se convertía en una mirada de felicidad.
- ¿Te quedarás? -Preguntó Bruno con brillo en sus ojos.
- Sí, pero mañana temprano tengo que regresar a la agencia -Dije mirándolo a los ojos- ¿Dónde dormiré?
- Conmigo -Dijo con una sonrisa muy segura.
- ¿Seguro?
- Jamás había estado tan seguro en toda mi vida, Beberly Smith.
- ¿Crees que deberíamos salir y decirle a tu padre que dormiré aquí hoy?
- Sólamente no salgas de esta casa. Y así el se dará cuenta por sí sólo.
- ¿Tú duermes aquí?
Bruno rió, lo que me hace pensar que mi pregunta fué estúpida. A lo que él me respondió
- No, mi habitación está en el piso de arriba.
- ¿Y cómo irémos ahí sin que tu padre vea que aún estamos vestidos? -Pregunté
- Supongo que él está en la sala de Televisión, y cuando él entra ahí, sólo para dormir sale.
- Oh.
Cinco minutos después estábamos saliendo de esa habitación, pusimos cobijas una encima de otra para que diera el aspecto de que tuvimos relaciones.
Salimos de la habitación cuidadosamente, Bruno me llevaba de la mano para no perder el paso. Los mayordomos se nos quedában viendo fijamente. Nosotros íbamos nerviosos y a la vez riéndonos, cuando íbamos a empezar a subir las escalera. Escuchamos cómo unos pasos fuertes también íban subiendo a nuestro piso.
- ¡Son los pasos de mis padres! Entra a esa habitación -La señaló- Espérame ahí, ya llegaré.
Corrí hacia la habitación, al abrirla ví que era una cocina. Habían 3 mujeres, entre los 30 y 40 años. Dos tenían el cabello rubio, y la otro color castaño. Las tres me miraron con cara de mal gusto.
-Cosa fai qui? -Dijo la de cabello castaño.
-Ladro! - Dijo la segunda rubia.
Miré al fondo cómo se acercaba un hombre gordo, de barba gruesa, su edad ronda por los 55 años. Abrió la boca y me dijo:
-Ragazza! Non si può entrare qui.
- No entiendo Italiano - Dije fuerte para que las cocineras me escucharan.
El señor de barba me miró y notó que no soy una ladrona.. Sino una prostituta. Cuando íba a hablar, entró Bruno. Miró a el señor de barba. Bruno se dirigió hacia él.
-Angelo, ¿Saludaste a mi invitada. Beberly Smith?.
-No, mi señor -Dijo Angelo bajándo la cabeza.
- ¡ Y ustedes, Adele, Alba y Rosanna! ¿Saludaron a mi invitada?
Ellas no respondieron, sólo bajaron la cabeza y siguieron cocinando.
- Bella, salgamos de aquí -Dijo Bruno en mi oído.
Salimos de la habitación, nuevamente el mayordomo nos miró. Bruno le hizo una seña para que se alejara. Seguimos caminando, pero no aguanto la curiosidad de que pasó con el señor Nicolá.
-Bruno, ¿ Qué pasó con tu padre?.
- Mi padre íba subiendo, le dije que había pasado la mejor noche de mi vida junto a tí. Qué íba a buscarle para decirle que te vas a quedar a dormir junto a mí. Luego él me abrazó y me dijo que estába orgulloso de mí.
Usualmente en este momento de la noche ya saldría corriendo al ver que no me pagaron, pero cada vez que estoy al lado de Bruno me siento protegida. Y más estándo en su casa me siento mejor. Él es un buen hombre, la mujer que lo tome como esposo será muy afortunada.
La vida de Bruno parece muy sencilla comparada a la mía, él sólo tiene que pedir algo y ya lo tiene. Es lo contrario a mí. Yo tengo que buscar todo por mi cuenta.
Una vida con dinero es fácil porque hay muchas cosas que puedes tener que los demás no. Por ejemplo, esta Mansión. Es una casa muy grande de cuatro pisos. Yo, aunque ahorrara toda mi vida, podría siquiera tener una de dos pisos.
A medida que íbamos subiendo las escaleras me puse a pensar... ¿Qué usaré para dormir? Algunas veces duermo desnuda, ya que no vivo con nadie. Otras veces en ropa interior o con una pijama. Pero con Bruno no tengo pijama, Sólo la ropa que llevo puesta y ropa interior.
- ¿En que piensas, Beb?
- ¿Beb? -Pregunté confundida
- ¿No te gusta que te diga así de cariño?
¿Cariño? Creo que eso va a mucha confianza, pero eso es lo que más tengo junto a Bruno. Una confianza que no la he tenido con nadie.
- Sí, si me gusta. Puedes decirme así cuando quieras. -Dije sonriendo y mirándo sus ojos azules.
-Bueno, Beb, ¿En qué piensas?
- En nada, sólo... En que no sé cómo voy a dormir.
- Sí quieres yo duermo en el sofá-cama y tú en la cama matrimonial -Dijo sonándo sincero.
-No, a lo que me refiero es con que ropa.
- Tranquila, Beb, ahí veremos que podemos hacer por tí.
Las escaleras parecían interminables. Pero apenas llegamos al 4to piso. Había una gran puerta con una B grande. Bruno sacó una llave de su pantalón y abrió la puerta. Él me dejó entrar de primera... Al entrar, no podía creer lo que mis ojos estában viendo.
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Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-
Action¿Alguna vez te haz preguntado lo que vive una prostituta? ¿Sin censura? Te invito a que empiezes a leer y cambies tu actitud sobre nosotras... No somos las fáciles que piensas. Trabajamos por necesidad, no porque nos guste.