Días como éstos son los mejores, días en los que me puedo vestir como yo quiera sin tener que impresionar a nadie. Creo que lo que necesitaba era una buena ducha, y así fué. Tomo unos shorts con una camisa holgada. Cuando busco la camisa color morado que me gusta, encuentro la camisa polo de Bruno... Nunca se la devolví.
Sinceramente quiero ver a Bruno, quiero pedirle una disculpa por lo del beso. Quiero que sepa que lo lamento y que entiendo que fué un error. Pero no hoy, dejaré que se calmen los ánimos... Hoy tengo que ir donde mi madre y no tengo un bonito vestido, o uno que no sea vulgar. Creo que debo ir de compras.
Tomo el dinero y lo coloco en mi cartera. Busco un bolso casual y lo coloco. Siento que estoy lista, mientras salgo siento dos minis peluches tocar la puerta del patio. La abro y salen a correr por toda la casa.
- ¡Tranquilos! Ya viene su comida.
Busco sus tazas y las lleno de comida. Aruñan mis pies al sentir el olor de la comida para perro, llevo las tazas a el patio y comen. Cierro bien y voy hacia la puerta no sin antes tomar mi celular y llaves. Salgo hacia la parada de buses y hay cinco personas, dos niños con su madre y dos hombres.
Cuando llego los niños me sonríen y yo les devuelvo la sonrisa, los dos hombres me sonríen pero a ellos no les devuelvo la sonrisa. Saco las monedas para pagar mi pase, pero siento una mano en mi espalda. Me doy vuelta rápidamente que es un tipo de los que sonrieron. Éste tiene barba ligeramente larga, cabello colocho y una cara bien alejada de la mano de Dios.
- ¿Sabes que és de mala educación no sonreír, princesa? -Preguntó él.
- ¿Sabes que si no alejas tu mano de mi espalda te pegaré en la cara? -Contesté.
Él frunció el ceño pero sonrió. Se me quedó mirando hasta que sentí como su mano apretaba mi trasero. No lo pensé dos veces y le pegué una cachetada. Él se quedó en estado de Shock... Nunca pensó que mi amenaza era en serio. El otro hombre que estaba junto a la mujer empezó a reír como loco.
- ¡Esa si es una mujer de verdad! -Dijo éste.
En ese momento llegó el bus y subí en él. La mayoría de asientos estaban vacíos, pero me senté del lado en que no llegaban los rayos del sol. El bus se puso en marcha hacia su usual ruta. Saqué unos audífonos y se los coloqué al teléfono. Puse la radio y sonaba una canción de John Lennon. Casi me quedo dormida en trayecto hasta que ví que ya estába cerca de la parada hacia el centro comercial.
Bajo del bus y caminé hacia el comercial. Varias tiendas se reflejan en el rótulo de la entrada, pero tengo ya en mente la tienda a la cual quiero ir, Excess.
Entro y le pido ayuda a la empleada, ella me lleva al lugar de vestidos informales. Sentí como si fué amor a primera vista, un vestido color gris de tirante, tallado en la zona del busto y a la altura de la cintura una pequeña falda que llega cinco dedos arriba de la rodilla. Un lazo hace juego en la cintura. Me encanta.
- Me lo llevo -Le indiqué a la empleada.
Ella asintió y buscó mi talla, lo llevamos a la caja y pagué. Salí de la tienda en busca de una zapatería, vi que había una con descuentos... Tampoco puedo gastar todo el dinero.
Entré y pedí unos zapatos negros, encontré unos con descuento que se verían muy bien. Pedí mi talla y los probé, me quedaron excelente. Los compré y salí hacia el área de comidas, fuí por un simple helado y me senté en una banca. Admiré como los padres pasaban con sus hijos, como las madres embarazadas caminaban de la mano de su pareja... Me encantaría poder estar como ellos. No exactamente con una pareja, sino viviendo normalmente en una vida sin tener que prostituir tu cuerpo.
ESTÁS LEYENDO
Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-
Action¿Alguna vez te haz preguntado lo que vive una prostituta? ¿Sin censura? Te invito a que empiezes a leer y cambies tu actitud sobre nosotras... No somos las fáciles que piensas. Trabajamos por necesidad, no porque nos guste.