Cuando estábamos en un lugar deshabitado y sólo me llené de un gran valor para preguntar de nuevo.
- Bruno, De verdad no me gusta no saber donde estoy, ¿Puedes decirme?.
-No te diré dónde iremos, sólo te puedo decir que es el lugar donde voy cuando estoy cansado, estresado, furioso, y cosas así. Sé que te encantará -Dijo sonriendo.
- ¿Y puedo saber como se llama? -Pregunté con todas mis esperanzas puestas
- No -rió- sólo ten paciencia, y a propósito, creo que te había dicho que hoy estabas hermosa, lo siento me equivoque... ¡Estás mucho más hermosa que nunca!
Me sonrojé y el pareció notarlo y por eso no dijo otro comentario. Quería hacerle un cumplido por su genial atuendo, pero aún así sé que a media frase me quedaría sin habla, entonces decidí no hacerlo.
Esperé a que el viaje en auto terminara, y debo comentar que oficialmente... Estoy perdida... No conozco esta parte de la cuidad. No hay edificios, no hay casas, sólo bosque y selva.
- Debo suponer que aún estás perdida, ¿cierto? -Preguntó Bruno sin detener el auto aún.
- Sí, no sé donde estamos y eso me pone estresada.
- Cuando lleguemos vas a quitar todo tu estrés por la ventana, te lo prometo.
Fueron los quince minutos más largos de toda mi vida,no sabía que existiera un camino tan largo para salir de la cuidad.
- Ya llegamos, pero antes -Bruno buscó en la parte de asientos traseros- debes ponerte éstas. Creo que si te quedarán. No quiero que eches a perder tus bonitos zapatos de tacón.
Me dió una tenis... ¡UNAS TENIS! Tengo muy claro que Bruno es hombre, pero es algo evidente que las tenis y vestido NO COMBINAN...
- Tendremos que caminar un poco, y no creo que tus pies aguanten, Beb.
Me puse las tenis y me quedaron un poco grandes, pero a la luz las pude ver y noté que era de mujer... ¿Le debo preguntar....?
- Miro como observas las tenis, sí, son de mujer. Tengo un primo que a veces toma el auto sin que padre lo sepa, y bueno... Ya sabes lo que sucede, no me hagas mostrarte las prendas de mujer que hay en este auto -Dijo amablemente.
- Tranquilo, ¿Bruno, dónde iremos exactamente?
Él se acercó y besó mi cabello.
- No te diré, cuando lleguemos me agradecerás que no te contara.
Salimos del auto y la noche era perfecta. Cielo despejado y una luna en cuarto creciente deslumbrante. Me tomó de la mano y me llevó al corazón del bosque. Tenía miedo con caer o algo por el estilo, pero Bruno en dos ocasiones me sujeto a tiempo antes de resbalar.
Caminamos unos cinco minutos antes de llegar, cuando Bruno me dijo: Llegamos. Pensé que era un sueño...
Una catarata increíblemente grande, árboles de unos diez metros de altura, tanto verdes como frutales. Un gran río con piedras grandes que sobresalían en la orilla. Junto con el cielo, es el lugar más hermoso que he visto.
- ¿Te gusta? Preguntó Bruno.
- ¿Es una pregunta? ¡Claro! Es maravilloso, es increíble. Siento una gran paz aquí.
- Sabía que te gustaría -Esbozó una sonrisa- ¿te acuerdas que te dije que el estrés se quita aquí? - Asentí- Bueno, este es el lugar mágico y maravilloso que yo amo. Siempre que tengo problemas o me siento mal vengo aquí, ni siquiera mi padre sabe dónde está. Le he contado que tengo un lugar para poder meditar y pensar, pero nunca le he dicho dónde se encuentra... Hasta ahora, sólo tú eres la única que sabe dónde me escondo.
Sus palabras me hacían sentir especial, no como una cualquiera, sino una persona a la cuál estima. Me miró a los ojos... Y en mucho, mucho muucho tiempo... Tuve ganas de besar a alguien... Pero éste no era un alguien, era Bruno Ricci.
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Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-
Acción¿Alguna vez te haz preguntado lo que vive una prostituta? ¿Sin censura? Te invito a que empiezes a leer y cambies tu actitud sobre nosotras... No somos las fáciles que piensas. Trabajamos por necesidad, no porque nos guste.