36

1.4K 40 7
                                    

Bruno estaciona fuera del Diamonds, me mira con una sonrisa triste. Corto la distancia entre nosotros y le doy un fugaz beso. Salgo del auto y camino hacia la puerta de vidrio. La abro y el ambiente es un típico de viernes, hombres de saco y corbata que gastan su sueldo en una diversión que su esposa no puede darles.

Camino hacia la oficina de Julián, intento abrir pero está cerrada con seguro. Toco la puerta y se escucha un gruñido. Se abre y sale Julián sin camisa.

-¡¿QUIÉN DIAB...

-Así es, quédate sin palabras mono de turno -Le digo en tono furioso.

-Scarlette, que agradable sorpresa, ¿Viniste a hacer horas extra?

-No te hagas el estúpido y habla rápido.

-Escucha, hay unos seis tipos ahí. te vieron en fotos y quieren estar contigo, son millonarios y están dispuestos a pagar una buena cantidad por tí... Ah espera, lo olvidaba.

Entró a su oficina y al momento salió. Traía mi bolso. Se lo retiro bruscamente y él sonríe hipócrita. Camino hacia la secretaria y pregunto por mi habitación. Ella me indica la habitación a la cual debo de ir.

Pero mientras camino, me doy cuenta que ésto no es lo que quiero. DIOS. Lo que quiero es estar con Bruno.

Detengo mi paso y doy media vuelta sobre mis talones. Ignoro la puerta de Julián y llego a la puerta. Bruno está fuera, con un cigarro en la boca. No me ha visto, tiene la mirada fija en la calle.

Me encuentro a su lado y lo abrazo por la cintura. Un comportamiento nada común en una chica de mi edad. Siento como sus brazos me atraen hacia él. Nos quedamos juntos por más de cinco minutos. Mirando la calle. Bruno dejó su cigarro en el suelo y se concentró en acariciar mi cabello.

Y ese fue el instante en que comprendí. Mi lugar no está en una cama mientras cinco hombres juegan con mi cuerpo. Mi lugar está junto a Bruno Ricci. El único chico que me acepta y quiere a pesar de mi dolorosa vida.

-¿Qué sucede? -Pregunta él.

-Te amo, Bruno. Eso sucede.

Tomó mi barbilla y me obligó a mirarlo a los ojos. Estaban llenos de felicidad y algo de lágrimas. Estiré mi cuello y entrelacé mis manos alrededor del suyo. Lo besé como si fuera la primera de mil veces que quisiera hacerlo. Él sonreía a mitad del beso, yo sonreía en alma y corazón.

El mejor sentimiento de una persona es poder decir te amo  y saber que eres correspondido. Que tu pasado no influye en quién posas tu presente al albergar la esperanza de una vida juntos. Y eso es lo que planeo hacer.

Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora