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... Al entrar, noté que eso no éra una sola habitación... ¡Éra una casa completa! Tenía una sala con una gran pantalla de televisión. En el suelo una gran alfombra color roja. Los sillones blancos y grandes. Al fondo tenía un desayunador de madera. Luego una cocina dónde  había un hombre preparándo un platillo.

- ¿Te gusta? -Preguntó Bruno.

- Es una casa completa -Dije maravillada.

- Sí -Dijo Bruno riéndose.

- ¿Es tu propia casa?

- Ciertamente sí, Mi padre no quiere quedarse sólo... Cuando murió mi madre él estuvo más al pendiente de mí.

Puede ser que mi padre esté en cama por un derrame, pero por lo menos sigue vivo.
Seguimos caminando por la casa, vi el comedor, y más cuartos. Luego de caminar varios pasos, él abrió una alta puerta negra, sacó otra llave y abrió.  Si estaba maravillada por la casa, ahora estoy anonadada por la habitación. Tiene otro juego de sillones color café, una pantalla de pulgadas infinitas.

- ¿De cuánto es esa pantalla? -Pregunté.

- Es una NHK, es de las mejores del momento. Es de 85 pulgadas.

¿85? Es lo más increíble que he visto. Esta casa no me deja de maravillar. Supongo que debe de ser la casa más lujosa de todo el residencial.

-¡Wao, tu casa es increíble Bruno!

- Es bonita.

- Es la casa más hermosa que he visto. -Dije atónita.

- Yo también -Contestó Bruno.

- ¿Es la casa más bonita que haz visto?

- No, porque hay algo más hermoso. Y cruzó la puerta de la casa hace más de una hora.

- Gracias -Dije ruborizándome.

- ¿Agradeces por ser hermosa? -Preguntó Burlón.

- Si, es que... Nunca me habían dicho cosas lindas que llegaran del corazón, Bruno.

- Yo te las digo con toda sinceridad, Beb.

Caminamos hasta su habitación, es muy grande, Su cama es de color dorada con sábanas de color verde agua. A simple vista no parece una combinación muy llamativa, pero si es muy elegante. A un lado una pequeña lámpara dorada... Creo que és lo único pequeño que se encuentra ahí.

- ¿Aún no sabes cómo vas a dormir? -Pregunto Bruno.

- No...

- Si quieres puedo prestarte una de mis camisas viejas, Beb.

- Gracias.

Él se fué hacia otra puerta, yo miraba con asombro todo lo que alberga su habitación, sobre mí estaba colgando una gran lámpara. Son de esas que están en las iglesias, que tienen su aspecto rústico pero a la vez elegante.

-Beb, ¿Puedes venir aquí al armario?

Al escuchar su voz me sorprendí, lo increíble de la habitación me tenía maravillada. Caminé hacia el armario, y era como entrar a Narnia. Era otra tierra. Habían 4 roperos grandes, más de 20 estántes con Colonias para hombre y lentes de sol.

En el primer armario, sus camisas de vestir estában seleccionadas por color. De blanco a tonos más oscuros hasta llegar al negro. Tenía camisas estilo polo marca Lacoste, tenía de todos los colores.

En el otro armario están sus pantalones, a la derecha están pantalones de vestir, de igual forma ordenados. Luego sus Jeans, que me imagino que son casuales, de negro a azul más claro. Se notan que son de una marca cara, porque no reflejan una sola mancha ni mala costura.

En el tercer armario están zapatos de vestir, a un lado tennis y zapatos cómodos. Más arriba se encuentra una gran colección de Vans y converse. Desde las usuales negra, de ambas marcas, hasta colores como azules, rojas, verdes,étc.

En el último armario tiene ropa interior, sus bóxer están un poco fuera de su caja. A un lado calzoncillos de marca cara.

-¡Alto, Beb! ¿No sabes que para un hombre es vergonzoso que miren su ropa interior?

Reí ante su comentario, me provocan ganas de mirar su talla. He visto muchas tallas y sé cuando tienen su miembro grande o pequeño.

-Lo siento, Bruno. Es que, esto es un nuevo mundo. Tienes todo en su respectivo orden.

- Me gusta el orden y mantener las cosas bajo control. No soy un maniático pero la mayoría de veces me gusta ser el que manda y toma las decisiones.

- Es un poco ¿Posesivo no crees? -Pregunté a espaldas de Bruno.

- Tómalo como quieras, soy posesivo pero las cosas salen bien. ¿Es bueno o malo?

- Supongo que bueno.

- Bueno -Él sonrió- Beb, en mi primer armario hay camisas estilo polo. Escoge la que quieras, sé que te quedarán bien -Guiñó un ojo-.

Caminé hasta el primer armario, escuché que Bruno salió del cuarto de Armario. Yo tomé una camisa blanca Lacoste, cerré la puerta del armario dándo a entender que me pondría la camisa.

Caminé al 4to armario. Saqué un calzoncillo y vi la talla: "L" (Large).

- ¿Qué haces, Beb? 

Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora