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Abro los ojos y la claridad se asoma por una cortinas entreabiertas, no sé donde estoy. Me llega un olor a coco y jabón de baño. Bruno.

Miro a mi alrededor y veo que estoy en su "Casa-habitación", pero no lo veo. Miro su cama, estoy solo yo. 

Me levanto y camino descalza. Llevo una camisa negra que me tapa casi hasta los muslos. Camino hacia la puerta y la abro. Miro la sala y veo a Bruno sentado viendo la T.V. 

-Buenos días -Le digo.

Él sólo me mira y hace una sonrisa forzada. Pongo los ojos en blanco y camino hacia él. No despega la mirada de la T.V. hasta que me ve sobre él. Hace su cabeza a la derecha para poder seguir viendo la T.V... comienzo a enojarme. Me coloco de cuclillas y lo hago mirarme a los ojos, él aparta la mirada pero yo la sostengo.

-No me hagas ésto.

Son sus primeras palabras, luego del "No me interesa". Me acerco más a él. Cierra los ojos y se niega a abrirlos.

-Odio estar así contigo, Beb, pero me enfureció mucho que me dejaras, treinta y dos minutos exactos, completamente solo.

¿Contó los minutos? Eso ni siquiera yo lo esperaba...

-Bruno, lo siento pero no pude avisarte, la llamada ingresó y...

- No mientas -Advirtió.

De su bolsillo sacó mi teléfono. Oh no, lo había dejado en mi cartera...

- No quería decírtelo... Pero tuve dolor de estómago, me dolía mucho y creo que me dió diarrea y vómitos...

Él abrió mucho los ojos y comenzó a reír.

-¿Eso te sucedió? -Asentí.

Y comenzó a reír más fuerte. Prefiero que se entere que tenía "Dolor de estómago", a que estába teniendo relaciones con Channel.

-Me lo hubieras dicho, Beb, lo siento... No sabía que la comida te iba a caer mal.

Luego de esa bochornosa conversación, el chef cocino un auténtico desayuno estilo realeza. La comida de los hoteles no era nada comparada a ésta. Terminamos hasta el más pequeño detalle, el zumo llegó a 0. Conversamos más sobre lo que él va a hacer en un tiempo, como viajar, trabajar en casa, estudiar...

-Mi padre sabe que estás aquí, te quedaste dormida y no quise que te despertaras.

Sonrío y voy a su habitación. No tengo la menor idea de que puedo ponerme, sólo está el vestido... Que no es una opción. Me muerdo el labio y camino al armario de Bruno, debe de tener algo que me ayude.

-Parece que no respetas la privacidad, ¿cierto? -Pregunta.

Me vuelvo hacia él, me pongo roja como un tomate y él llega junto a mí. Saca unos pantaloncillos y una camisa más pequeña.

-Es mi ropa para entrenar, puede ayudarte a vestir, por ahora.

El color beige no es mi favorito pero ésto me tendrá que ayudar. Camino al baño, busco la perilla para cerrar, pero Bruno la tiene agarrada. Lo miro y él sonríe. Cierra la puerta y se quita la camisa.

-Debemos de ahorrar agua, nos bañaremos juntos.

Tragué saliva y asentí. Bruno es extremadamente guapo, su cuerpo es algo que vale mucho la pena admirar. Retiro la camisa de Bruno y me quedo en ropa interior. Bruno me ayuda con el sostén y yo retiro sus pantalones. Quito sus pantalones y miro su miembro. Tengo ganas de hacerle muchas cosas, pero no sé si él me dejará. Aparto la vista y él ríe.

-Sé que el deseo te mueve pero mantengo mi promesa de no hacerlo aún.

Se acerca a mí y besa apasionadamente, retiro mis bragas y Bruno su bóxer. Sin dejar de besarnos, nos damos paso al baño. Abre la puerta y abro un poco los ojos. Hay una tina, dos duchas y un jacuzzi... Él me tomá de la cintura y me acerca más a él. Bajo mis brazos y comienzo a tocar su pecho. Es tan sólido que cualquiera lo siquiera lo mirase, quedaría embobada de por vida. Deja de besarme y me toma de la mano. Bruno tiene llena la tina, entra al agua y me ayuda a no resbalar. 

Cuando ambos estamos dentro, él se deja llevar hacia el lado izquierdo, me atrae y me pone sobre él... Siento su miembro en mi espalda.

-Bruno...

-¿Sí? -Contesta relajado.

-Tu... cosita... bueno, no cosita...Cosota... Digo, no... Pero... Está en mi espalda y es incómodo.

Él comezó a reír y me dió la vuelta. Subí la mirada y ahí estaban esos ojos perlados. No me canso de mirarlos y desear a éste hombre. Si tan sólo fuera de otra clase social las cosas serían muy diferentes.

Subo mi mano y acaricio su rostro, ninguno aparta la mirada del otro, ambos estamos perdidos en nuestros ojos.

-Eres hermosa -Acaricia mi mejilla con su dedo índice-, nadie puede decirte lo contrario. Yo que puedo mirar como eres en realidad, como eres física y mentalmente... Eres preciosa, mi preciosa.

"Mi preciosa"... Esas palabras quedaron grabadas en mi memoria. 

Nos quedamos así por unos diez minutos, Bruno puso Shampoo de coco y yo le ayudé con el jabón de baño. La parte mas difícil fué cuando tuve que bañar su pene, Bruno me advirtió que no intentara nada o nunca íbamos a salir del baño.

Terminamos la parte del baño y ambos salimos de ahí. Bruno abrió la puerta y nos encontramos con que alguien ya nos estaba esperando de brazos cruzados... El señor Nicolá Ricci.

Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora